
Asociación de las habilidades académicas de lectura y el proceso de metacomprensión en estudiantes rurales
29 Hansel Fernando Rodríguez Gómez
Revista Unimar Revista Unimar Julio-diciembre 2025Julio-diciembre 2025
e-ISSN: 2216-0116e-ISSN: 2216-0116 ISSN: 0120-4327ISSN: 0120-4327 DOI: https://doi.org/10.31948/rev.unimarDOI: https://doi.org/10.31948/rev.unimar
Rev. UnimarRev. Unimar Vol. 43 No. 2 pp. 27-43Vol. 43 No. 2 pp. 27-43
Introducción
De acuerdo con Bautista y González (2019), la
brecha social en Colombia se profundiza cuando
los procesos esenciales para el bienestar colectivo
no se orientan con un propósito social claro. En
este contexto, la enseñanza de la lectoescritura
en las numerosas escuelas rurales (más de 30
mil sedes) adquiere una relevancia especial,
dado su papel fundamental, reconocido en el
artículo 22 de la Ley General de Educación de
1994. Sin embargo, los resultados académicos
consistentemente inferiores de los estudiantes
rurales en comparación con sus pares urbanos y
de instituciones privadas (Instituto Colombiano
para la Evaluación de la Educación [Icfes], 2018)
sugieren que este proceso no está cumpliendo
su potencial para mitigar las desigualdades. Al
tener este panorama, es posible, a través de
este ejercicio investigativo, poner en cuestión
la conceptualización y praxis de las habilidades
académicas de lectura y la metacognición en un
contexto rural colombiano para determinar su
asociación.
Dentro del proceso de aprendizaje de los seres
humanos, la lectura es el principio base del
ejercicio y la metacognición es una de las piezas
últimas consideradas fundamentales para hablar
de comprensión de lectura y de pensamiento
crítico. Como concepto, la lectura es un tema
amplio sobre el cual recae una discusión que
abarca las habilidades lingüísticas-académicas
y el proceso cognitivo de los estudiantes. Para
Rosselli et al. (2004), es una habilidad académica
desde una visión neuropsicológica y entendida
como un proceso consecuente del desarrollo
escolar; la lectura es un campo enorme sobre
el cual se discuten las formas de adquisición y
de estudio, como la medición y la evaluación.
En la perspectiva de Matute et al. (2013), se
resalta que la lectura y la cognición permiten
desarrollar las demás habilidades académicas.
Matute (2011) coincide con Cassany et al. (1994)
al reafirmar que el proceso lector es un producto
claro de la escolarización.
Por su parte, García et al. (2018) plantean que la
lectura «requiere procedimientos, secuencias de
acciones y procesos que deben ser encaminados
intencionalmente y armonizados con habilidades,
destrezas y acciones cognitivas para lograr la
construcción de significados y la comprensión»
(p. 159). Por lo tanto, es claro que los procesos de
lectura que se orientan sin un propósito definido
no contribuyen a la construcción de significados,
sino que con ello se afecta negativamente y de
manera directa el rendimiento escolar de los
estudiantes. Con esta premisa, se concluye
que una de las posibilidades del fracaso escolar
en Colombia podría ser las dificultades en los
procesos de lectura, si se entiende que esta
tiene como proceso inherente la comprensión
(García et al., 2018).
Roselli et al. (2004) identifican la precisión, la
comprensión y la velocidad como habilidades
fundamentales de lectura que los niños desarrollan
progresivamente durante su escolarización.
Tradicionalmente, estas habilidades han sido
evaluadas mediante medidas directas y analizadas
a través de percentiles ajustados por edad en
instrumentos como la evaluación neuropsicológica
infantil (ENI). Cabe señalar que dichas habilidades
se cultivan desde el reconocimiento global de
palabras en el jardín infantil hasta la atención a
la morfología lingüística en etapas posteriores.
Este desarrollo de la lectura se concibe como
un proceso integral que involucra el crecimiento
físico, psicológico y social del niño (Matute et
al., 2013).
Según el Informe de la Prueba Saber 2018–
2021 y el Informe de los resultados de PISA
2018 (Icfes, 2020a), el desempeño lector en
Colombia no alcanza en su promedio las escalas
internacionales. Estos informes han generado
un espacio de discusión y reflexión sobre
la formación del estudiantado en Colombia,
porque indican, a partir de una valoración mixta
(cuantitativa y cualitativa), el estado académico
de los estudiantes. Existe una constante frente
al porcentaje de estudiantes que se ubican en
los niveles de insuficiente y mínimo, los cuales
cobijan el 40 % y 50 % de la población evaluada
(Icfes, 2018; Icfes, 2020b). Así mismo, en el
informe Informe Nacional de Resultados para
Colombia PISA 2018, se corroborá que Colombia
tiene un promedio de 412 puntos, el cual no
alcanza los puntajes promedio de países de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE, 2020 ), ni puntajes promedio
de países no OCDE, los cuales se encuentran en
487 y 496 puntos, respectivamente.