
La autorregulación de la labor docente en el aula de clase en una institución educativa en Santander, Colombia
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Diego Ramiro Castro Castro
María Camila Díaz Carrillo
Ermides Manuel García Martínez
Sandra Yohana Quintero Moya
Revista Unimar Revista Unimar Julio-diciembre 2025Julio-diciembre 2025
e-ISSN: 2216-0116e-ISSN: 2216-0116 ISSN: 0120-4327ISSN: 0120-4327 DOI: https://doi.org/10.31948/rev.unimarDOI: https://doi.org/10.31948/rev.unimar
Rev. UnimarRev. Unimar Vol. 43 No. 2 pp. 89-103Vol. 43 No. 2 pp. 89-103
un proceso dinámico mediante el cual se
controlan y gestionan activamente los propios
procesos cognitivos, afectivos y conductuales.
Adicionalmente, García y Bustos (2020) afirman
que la autorregulación del aprendizaje implica
un modo de aprender independiente y activo,
regido por objetivos y metas propios; destacan
la importancia de que los estudiantes gestionen
sus procesos cognitivos y emocionales,
a través de la aplicación de estrategias
metacognitivas y motivacionales para alcanzar
un aprendizaje efectivo. Por otra parte, el
aprendizaje autorregulado corresponde al
producto del proceso de autorregulación, en el
cual el aprendizaje se optimiza y mejora como
resultado directo de la aplicación efectiva de
estrategias autorregulatorias, evidentes en la
mejora en el rendimiento y la adquisición de
habilidades de aprendizaje a lo largo del tiempo
(Zimmerman, 2002).
Autores como Ronqui et al. (2021) destacan la
enseñanza de la autorregulación para promover
la planificación, el monitoreo y la reflexión del
aprendizaje. Mauri et al. (2009) mencionan
la importancia de integrar las tecnologías de
la información y la comunicación (TIC) en la
enseñanza, puesto que facilitan la planificación,
el seguimiento y la evaluación de las actividades
académicas. Hernández et al. (2021) refieren
el papel del Feedback constructivo en la
autorregulación para fomentar la autonomía
y la motivación intrínseca. De igual forma,
Bembenutty et al. (2024) destacan las
contribuciones de Schunk con relación al
autocontrol y la retroalimentación. Otros
escritos como el de Bailey-Moreno y Flores-
Fahara (2022) confirman la importancia de
promover la reflexión y el trabajo colaborativo.
Con respecto a la labor docente en el aula de
clase, Espinoza-Freire, et al. (2022) expresan
que el docente al momento de planificar su
enseñanza debe establecer detalladamente
sus acciones para enseñar, las actividades de
los alumnos para aprender, los contenidos, los
recursos, el contexto y las técnicas de grupo.
Por su parte, Correa y Rueda (2012) refieren
la planificación de la enseñanza y la gestión
del trabajo en el aula como las habilidades
profesionales docentes que se deben desarrollar.
Torres et al. (2020) mencionan la autorreflexión
crítica de la enseñanza y su impacto sobre la
toma de decisiones para el actuar docente.
Sáez-Delgado et al. (2022) revisaron el modelo
de autorregulación del aprendizaje propuesto por
Zimmerman, estructurado en tres fases cíclicas:
la primera, la planeación, que implica el análisis
de la tarea y las creencias automotivadoras;
la segunda, la ejecución, que abarca procesos
de autocontrol como la capacidad de emplear
estrategias metacognitivas y motivacionales,
así como la autobservación, que consiste
en comparar las acciones actuales con un
modelo ideal de desempeño, y la tercera, la
autorreflexión, que incluye el autojuicio —a partir
de una autoevaluación— y la autoreacción, que
puede manifestarse en forma de satisfacción,
adaptación o reacciones defensivas. Este
proceso describe la ruta hacia el aprendizaje
autorregulado, que, en este contexto, se refiere
al aprendizaje autorregulado para la enseñanza.
Zimmerman (2002) y Schunk (2005) han
destacado que los docentes que desarrollan
habilidades autorreguladoras tienden a ser más
efectivos en la facilitación del aprendizaje, ya que
crean entornos donde los estudiantes también
internalizan procesos de autorregulación. Estos
docentes enseñan a partir de una reflexión crítica
sobre su propia práctica, lo que les permite
encontrar soluciones a las diversas dificultades
presentes en el aula (Elgueta y Palma, 2021).
De esta manera, el autoaprendizaje del
docente para la enseñanza implica su
habilidad para reflexionar sobre sus prácticas
pedagógicas, reconocer sus áreas de mejora
y ajustarse continuamente a los desafíos del
aula. La interiorización de este proceso les
permite a los docentes no solo mejorar sus
propias competencias, sino también modelar
comportamientos autorreguladores en sus
alumnos, quienes aprenderán a gestionar sus
aprendizajes de manera autónoma y crítica.
Por consiguiente, la enseñanza de la
autorregulación no se limita a transmitir
conocimientos técnicos, más bien, implica
guiar a los estudiantes para que desarrollen la
capacidad de aprender de manera autónoma;
para ello, deben asumir el control de su propio