
Interiorización de estereotipos de género en estudiantes adolescentes: diferencias por sexo, edad, grado y gustos
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Jorge Eliécer Villarreal-Fernández
Paola Andrea Durán-Quiceno
Luis Vega Jaime
Revista Unimar Enero-Junio 2025
e-ISSN: 2216-0116 ISSN: 0120-4327 DOI: https://doi.org/10.31948/rev.unimar
Rev. Unimar Vol. 43 No. 1 pp. 56-74
sexuada y diferenciada, basada en aspectos
biológicos del cuerpo, extendiéndose a áreas
como la moral, donde la feminidad implica el
control constante del cuerpo y sus expresiones
bajo normas morales y vigilancia del pudor.
Además, los estereotipos de género también
influyen en la percepción de las capacidades
intelectuales. Se asume que los hombres
tienen un mejor desempeño en tareas técnicas,
mecánicas y manuales, mientras que las
habilidades organizativas y cooperativas se
atribuyen a las mujeres. Estos estereotipos
han sido una guía en gran parte de las
investigaciones científicas sobre las diferencias
de género, lo cual ha llevado a conclusiones
que respaldan la validez de estos estereotipos
(Colás y Villaciervos 2007).
Otro ámbito en el que se encuentran estereotipos
de género es el afectivo y emocional, donde
se atribuye mayor emotividad y sensibilidad al
género femenino y un mayor control emocional
al masculino. Además, se espera que las
mujeres tengan una mayor competencia
comunicativa, y que los hombres muestren una
mayor introspección y racionalidad, evitando
manifestaciones personales y vitales.
De acuerdo con Blázquez (2012), las arraigadas
representaciones de masculinidad y feminidad
en el imaginario social son clave en la formulación
de hipótesis que guían la investigación sobre
el género. Los estereotipos actúan como
herramientas socioculturales para establecer
normas y moldear la identidad individual. La
internalización de estas diferencias de género
tiene implicaciones educativas importantes,
influenciando a las personas en la manera de
pensar, interpretar, actuar y relacionarse. Los
comportamientos y valoraciones esperados se
ven afectados por concepciones estereotipadas
de género, reflejando expectativas basadas en
el género.
Para Simón (2006), los estereotipos de género
en las escuelas impactan a los adolescentes.
Durante la pubertad, las niñas suelen pensar
que su éxito depende de su apariencia y
simpatía, no de sus habilidades intelectuales
o deportivas, lo que las lleva a elegir carreras
menos prestigiosas y mal remuneradas. Por
otro lado, los chicos siguen un modelo de éxito
basado en la fuerza y habilidades atléticas, a
pesar de un desempeño académico mediocre en
ciencias y tecnología. Esto perpetúa un enfoque
androcéntrico, que afecta la autoestima de las
mujeres y fomenta la arrogancia en los hombres,
dificultando la cooperación entre géneros.
Durante la adolescencia, los estereotipos de
género se consolidan e influencian la identidad
de los jóvenes, a través de los medios de
comunicación (Rodríguez et al ., 2016; Ward y
Grower, 2020), familias (Hassan et al., 2022;
Navea, 2015; Otajonova et al., 2022; Tenenbaum
y Leaper, 2002) y comunidades (Kågesten et
al., 2016). Por su parte, Zhao (2022) señala
estereotipos en el entorno educativo, como
libros de texto, lenguaje, comportamientos,
expectativas y actitudes de padres, docentes
y pares. Esto afecta la autoestima de las
adolescentes, influye en sus decisiones acerca
de su carrera y moldean su autoevaluación e
identidad, incluso pueden contribuir a dinámicas
de violencia escolar (Pacheco-Salazar y López-
Yáñez, 2019).
Varios factores contribuyen a que los
adolescentes internalicen estereotipos de
género, afectando sus percepciones sobre
los roles masculinos y femeninos. Por ello, es
relevante identificar estos estereotipos en cada
contexto, para promover cambios significativos.
Los estudios seleccionados comparten un
enfoque teórico común y abordan estereotipos
de género, lo que permite compararlos con los
hallazgos de la investigación.
En este sentido, Colás y Villaciervos (2007)
encontraron altos porcentajes de interiorización
de estereotipos de género en todas las
dimensiones estudiadas. Aunque las diferencias
en la aceptación de estos estereotipos entre
chicos y chicas no son muy pronunciadas, los
chicos tienden a aceptar más los estereotipos
de género que las chicas. En ambos casos, la
interiorización es significativa, con disparidades
sutiles, siendo los chicos más propensos a
mantener estereotipos de género que las chicas.
Además, encontraron que más del 35 % de los
adolescentes asumen estereotipos de género
relacionados con el cuerpo. La mitad cree que
los comportamientos sociales se valoran de
manera diferente según el género, influyendo
en sus conductas. También, aceptan diferencias