
Plan individual de ajustes razonables para la inclusión de estudiantes con discapacidad
Gloria Elena Gutiérrez Rodríguez
Yalitza Isabel Hernández Rodiño
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Revista Unimar Enero-Junio 2025
e-ISSN: 2216-0116 ISSN: 0120-4327 DOI: https://doi.org/10.31948/rev.unimar
Rev. Unimar Vol. 43 No. 1 pp. 13-25
critican la educación inclusiva en Colombia
(Arteaga et al., 2021).
Adicionalmente, los actores involucrados
en dinamizar la atención a los estudiantes
discapacitados, según Vargas (2017, como se citó
en Arteaga et al., 2021), han expresado que el
modelo PIAR para la población con discapacidad
no se está aplicando adecuadamente en las
aulas de clases, lo que afecta el aprendizaje de
muchos estudiantes colombianos. Al respecto,
Bermeo et al. (2017) refieren que los docentes
no valoran ni aplican los apoyos y ajustes
razonables que requieren los estudiantes con
discapacidad, según el Decreto 1421 de 2017
que regula la educación inclusiva. Estos autores
afirman que los docentes no usan estrategias
de enseñanza adecuadas para los estudiantes
con compromiso visual, auditivo o cognitivo, por
ende, afecta su aprendizaje y participación.
No obstante, según Correa (2021), es posible
que los docentes tengan la voluntad de aplicar el
PIAR, pero les falta capacitación y herramientas
pedagógicas para hacerlo efectivamente. El
enfoque del aula inclusiva supone que todos los
niños pueden aprender en la escuela ordinaria;
sin embargo, existe una diversidad que se debe
tener en cuenta.
Ahora bien, la importancia del aprendizaje
significativo en los estudiantes con discapacidad
cognitiva, como citó Parra y Mejía (2022), se
puede mejorar con más tiempo y apoyo. Por
ello, los docentes tienen el desafío de facilitar su
inclusión con el uso de métodos, ayudas, técnicas,
profesionales especializados, adaptaciones
curriculares y estrategias didácticas adecuadas,
según el modelo PIAR (Decreto 1421 de 2017).
Desde esta perspectiva, se deriva la investigación
sobre la implementación del PIAR como estrategia
de inclusión de estudiantes con discapacidad en
el área de Ciencias Sociales, teniendo en cuenta
que en el grupo de estudiantes se encuentran
diferencias en religión, raza, cultura, así como
discapacidades de aprendizajes diagnosticadas
por un especialista.
Peiró (2020) define las ciencias sociales
como la ciencia que estudia e investiga el
comportamiento humano dentro de la sociedad,
así como la manera de organizarse a partir de
una visión individual y colectiva.
Cabe señalar que, de acuerdo con este
señalamiento, las ciencias sociales se convierten
en la vértebra que ayuda a comprender la
diversidad de los seres humanos, sus distintas
capacidades y formas de pensar. Por lo tanto, el
docente debe ser el mediador del aprendizaje
y líder, quien desea que todos sus estudiantes
adquieran y absorban del mismo modo el proceso
de enseñanza-aprendizaje, desde el enfoque
deductivo y con planteamientos contrastados
en una metodología centrada en la estrategia
del aprendizaje significativo de sus educandos.
Por tanto, es necesario trabajar para que
se termine el estigma que tiene la sociedad
acerca de las personas con discapacidad y
se elimine las etiquetas de dignos de piedad
y caridad, personas incapaces alcanzar el
éxito; por el contrario, se reconozca que sus
capacidades son diferentes, pero que pueden
aprender y salir adelante. En este contexto,
las barreras actitudinales discriminatorias son
la causa principal de la marginación, exclusión,
invisibilización, actitudes discriminatorias como
menosprecio o rechazo, prejuicios, lástima,
sobreprotección, maltrato y otros imaginarios
sociales que se utilizan para referirse a ellos con
un lenguaje inapropiado y peyorativo (Rubio y
Martínez, 2019).
En este sentido, la inclusión se ha convertido
en parte fundamental del desarrollo humano,
como suma de una política educativa basada en
la mejora de la calidad de vida en los entornos
educativos, que busca la integración del ser
humano con la ayuda del quehacer docente a
partir de los fundamentos correspondientes
a la educación: ser-hacer-saber. En esta
dirección, el mencionado modelo PIAR, creado
mediante el Decreto 1421 de 2017, define los
ajustes razonables, entre ellos, las acciones,
adaptaciones, estrategias, apoyos, recursos o
modificaciones del sistema educativo y la gestión
escolar. Estos ajustes se deben basar en las
necesidades específicas de cada estudiante, las
cuales persisten a pesar de que se ha incorporado
el diseño universal de los aprendizajes (DUA), y
una rigurosa evaluación de las características
del estudiante con discapacidad.