
¿Cómo aprendieron los niños? Una respuesta desde el constructivismo social subyacente del contexto histórico y sociocultural actual
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Danni Dexi Redondo Salas
Pedro Julio Puentes Rozo
Clara Judith Brito Carrillo
Revista Unimar Enero-Junio 2024
e-ISSN: 2216-0116 ISSN: 0120-4327 DOI: https://doi.org/10.31948/rev.unimar
Rev. Unimar Vol. 42 No. 1 pp. 103-117
Introducción
Existen diversas teorías contemporáneas sobre
el aprendizaje, donde el proceso de adquisición
de conocimiento ocurre bajo un marco de
lineamientos teóricos que definen los paradigmas
educativos, los cuales representan un conjunto
de teorías, concepciones y postulados
conceptuales que explican el desarrollo del
aprendizaje. Los paradigmas más relevantes son
el conductista, el cognitivo, el ambientalista, el
constructivista, el crítico social, el positivista y
el interpretativo. Estos paradigmas han definido
los procedimientos que siguen los docentes para
lograr el aprendizaje de los niños.
Cada uno de estos paradigmas describen la
manera como aprenden los individuos. Por
ejemplo, en el paradigma conductista, el ser
humano aprende conductas observables,
medibles y cuantificables (Posso et al.,
2020); en el paradigma cognitivo, el individuo
desarrolla procesos cognitivos y afectivos en su
proceso de aprendizaje (Gil-Velázquez, 2020);
en el paradigma ambientalista, sus principales
precursores defienden que lo fundamental es
el escenario donde se realizan las interacciones
entre los actores sociales y el medioambiente
(Martínez y Mendizabal, 2019); en el paradigma
constructivista, el ser humano es capaz de
desarrollar procesos cognitivos y afectivos dentro
de un escenario adecuado para el aprendizaje
(Ortiz, 2015); en el crítico social, la persona no
es la única variable para el aprendizaje, sino que
incide también el entorno, el desarrollo cultural
y el momento histórico (Trujillo, 2017).
En cuanto al paradigma positivista dentro
del ámbito educativo, la realidad ya está
dada y el sujeto puede conocerla de manera
absoluta cuando descubre el método adecuado
(Millán, 2018); y finalmente, en el paradigma
interpretativo, la realidad está construida sobre
la base de hechos observables, en un espacio
externo, constituidos por significados simbólicos
e interpretaciones del sujeto, producto de las
interacciones que desarrolla con los demás
(Trujillo, 2017).
Ahora, el contexto histórico y sociocultural
actual muestra los efectos de una situación
de pandemia decretada por la Organización
Mundial de la Salud a raíz de la propagación
de COVID-19. Una emergencia que obligó,
de manera inmediata, la aplicación de
medidas sanitarias para afrontarla, entre las
cuales destacan el distanciamiento social, el
confinamiento en el hogar por cuarentena, la
suspensión de actividades educativas, etc.
Según datos de United Nations (2020, como
se citó en Naslum et al. 2020), “el cierre de
escuelas a raíz de la pandemia por el COVID-19
ha generado una interrupción en los sistemas
educativos sin precedentes para 1,6 miles de
millones de estudiantes en 190 países” (p. 3).
La situación anterior generó un cambio abrupto,
en consecuencia, la metodología de enseñanza-
aprendizaje, que tradicionalmente había sido
en modalidad presencial, tuvo que pasar con
una velocidad significativa hacia entornos de
aprendizaje totalmente a distancia, utilizando
para ello cualquier cantidad de herramientas
informáticas, plataformas virtuales, dispositivos
digitales, entre otros. Esto significó un gran
desafío para los sistemas educativos en
general, con el fin de cumplir con el aprendizaje
y bienestar de los niños (Naslum et al., 2020).
Bajo ese nuevo contexto histórico y
sociocultural, la educación inicial, etapa donde
los niños logran el desarrollo cognitivo por
medio de los sentidos (tacto, oído, vista, gusto
y olfato), alcanzar aprendizajes a distancia se
convirtió en una meta compleja y difícil (Butcher
y Plecher, 2016). En efecto, las medidas que
se adoptaron por la situación de pandemia:
distanciamiento social y confinamiento en los
hogares por tiempo extendido (Organización
de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura [Unicef], 2020),
interrumpió abruptamente la presencialidad y,
con ello, se afectó el desarrollo cognoscitivo que
normalmente se obtenía de la aplicación de las
estrategias docentes dentro del aula, basadas
principalmente en la interacción social.
En virtud de lo anterior, surge el siguiente
interrogante: ¿cómo aprendieron los
niños durante ese tiempo prolongado de
confinamiento, que obstaculizó la aplicación de