
Mitos y verdades en la aplicación de la metodología de aula invertida en el bachillerato ecuatoriano
169 David Alejandro Ramos Galarza
Revista Unimar Enero-Junio 2024
e-ISSN: 2216-0116 ISSN: 0120-4327 DOI: https://doi.org/10.31948/rev.unimar
Rev. Unimar Vol. 42 No. 1 pp. 160-173
de la situación educativa actual. En primer lugar,
se destaca una clara preferencia hacia el enfoque
constructivista, con el 83,33 % que expresa
que este modelo facilita la tarea práctico-
reflexiva. Esta tendencia refleja una aceptación
generalizada de un enfoque de enseñanza
centrado en el estudiante, donde el aprendizaje
se construye a través de la interacción activa y
la reflexión sobre experiencias concretas, lo que
sugiere una evolución positiva en las prácticas
educativas hacia modelos más participativos y
personalizados.
No obstante, se identifica un área de oportunidad
en la familiarización con metodologías
innovadoras como el Flipped Classroom,
donde el 38,89 % aún no está completamente
familiarizado. Esta cifra plantea interrogantes
sobre la efectividad de la implementación de
nuevas tecnologías en el aula y la necesidad de
una mayor capacitación en este ámbito. La falta
de familiaridad con estas metodologías podría
limitar su integración efectiva en el proceso
de enseñanza-aprendizaje, lo que resalta
la importancia de programas de formación
continua y recursos de desarrollo profesional
para abordar esta brecha.
Además, se observa que, si bien la mayoría
de los encuestados muestran disposición para
utilizar metodologías innovadoras y reconocen la
importancia de estar actualizados en formación
académica relacionada con las TIC educativas,
el 44,44 % aún se siente menos preparado
en el manejo de la tecnología y la aplicación
de estas metodologías. Esta discrepancia en
la preparación docente subraya la necesidad
de programas de formación más específicos y
adaptados a las demandas actuales del entorno
educativo, con el fin de garantizar que los
docentes estén debidamente equipados para
integrar eficazmente las tecnologías en sus
prácticas pedagógicas.
Por último, se plantea la cuestión de cómo se
está utilizando la libertad que tienen la mayoría
de los encuestados para elegir los materiales
y recursos que mejor se ajustan a sus clases.
Aunque esta flexibilidad en el entorno educativo
es un aspecto positivo, es crucial determinar si
se está traduciendo en una mayor diversidad de
enfoques pedagógicos y en la implementación
efectiva de metodologías innovadoras. El
verdadero impacto de esta libertad en la calidad
y relevancia de la enseñanza de Ciencias Sociales
dependerá de cómo se utilice para promover
un aprendizaje significativo y adaptado a las
necesidades de los estudiantes, por lo tanto,
es importante una reflexión continua sobre las
prácticas educativas y su alineación con los
objetivos de aprendizaje.
Por tal razón, los mitos y realidades que rodean
a la metodología del aula invertida ofrecen una
perspectiva interesante sobre su implementación
y efectividad en el proceso educativo. Uno de
los mitos más arraigados es la creencia de que
la eliminación del rol del docente es inherente
a esta metodología, lo cual lleva a la idea
errónea de que el docente ya no es necesario
en un aula invertida. Para Bergmann y Sams
(2012), la realidad del rol del docente es que
este evoluciona hacia el de un guía y facilitador
de experiencias de aprendizaje significativas,
dejando atrás el modelo tradicional donde era
el único portador del conocimiento.
Otro mito enfrentado por el enfoque de aula
invertida es la idea de que todos los estudiantes
aprenden mejor de forma autónoma, sin
guía ni motivación. Aunque algunos sí se
benefician de la autonomía, otros aún necesitan
orientación y apoyo personalizado para alcanzar
un aprendizaje efectivo. Además, se debe
desmitificar la idea de que la tecnología resuelve
todos los problemas, ya que su mera presencia
no garantiza el éxito del aula invertida. Tucker
(2012) señala que es fundamental entender
que la tecnología es una herramienta, pero su
efectividad depende de cómo se integra en el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
Asimismo, existe la falsa creencia de que todos
los contenidos se pueden adaptar fácilmente al
modelo de aula invertida. En realidad, algunos
contenidos se prestan más fácilmente a esta
metodología, mientras que otros requieren
un enfoque más tradicional. Strayer (2012)
destaca la importancia de reconocer estas
diferencias y adaptar la metodología según las
necesidades específicas de cada contenido y
grupo de estudiantes.
En el contexto del sistema educativo ecuatoriano,
se destaca la ausencia de una cultura de
autoaprendizaje, lo que se traduce en un alto