
Prácticas docentes en aulas multigrado de las instituciones educativas rurales Bajo Lorenzo y Nueva Granada de Puerto Asís, Putumayo
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John Gonzalo Meneses Delgado
Mayra Alejandra Rodríguez Casanova
Revista Unimar Enero-Junio 2024
e-ISSN: 2216-0116 ISSN: 0120-4327 DOI: https://doi.org/10.31948/rev.unimar
Rev. Unimar Vol. 42 No. 1 pp. 28-44
sentido educativo, es decir, intencional, como
una acción educativa y, por lo tanto, la práctica
es portadora de teoría intencionada, reflexiva y
racional, que opera con sentido y conocimiento
de causa.
En efecto, la práctica docente es una actividad
pensada y voluntaria que adquiere mucha
importancia en el fortalecimiento del tejido social,
que debe desarrollarse de forma intencional y
planificada. Al respecto, Carr (1999) expresa:
“Sólo puede hacerse inteligible en relación
con los esquemas de pensamiento, a menudo
tácitos y, en el mejor de los casos, parcialmente
articulados, en cuyos términos dan sentido a
sus experiencias los profesionales” (p. 101).
En pocas palabras, es deliberar la actividad
profesional teniendo en cuenta las siguientes
preguntas: ¿para qué y por qué se enseña?,
¿cómo se debe enseñar?, ¿cómo y para qué se
aprende?, entre otras.
Modelo pedagógico
Se apilan dos concepciones que garantizan el
derrotero y secuencia de esta investigación.
Una de ellas es la planteada por Loya (2008),
quien sostiene que los modelos pedagógicos
son módulos estructurales que, debido a su
relación con el contenido desarrollado en las
obras pedagógicas y/o con las prácticas de
enseñanza que configuran, disponen un criterio
de validación muy próximo y, a la vez, sirven
como instrumento de análisis. Tales modelos
son categorías descriptivo-explicativas,
auxiliares para la estructuración teórica de la
pedagogía, pero que solo adquieren sentido
al contextualizarlos teóricamente. Desde esta
perspectiva, los modelos pedagógicos no
son únicamente elementos que determinan
la práctica educativa, sino también permite
explicar la práctica pedagógica con miras a su
desarrollo teórico.
Para Díaz (2003), un modelo pedagógico es
un conjunto de las teorías de los objetivos
de la enseñanza y de la documentación de
las experiencias reconocidas en su quehacer
empírico. En últimas, es la materialización del
discurso pedagógico que refleja las nociones
pedagógicas, didácticas y educativas más
imperiosas del docente. Por lo tanto, un
modelo pedagógico puede pensarse como la
exposición de un código educativo, traducido
en la conservación sea en un orden establecido
y tradicional o en la oportunidad de ser un
ente transformador.
De acuerdo con los planteamientos, los modelos
de aprendizaje y la práctica docente en los
modelos educativos flexibles, la organización de
los contenidos y demás deben estar centrados
en el modelo educativo, por ende, su misma
planificación debe estar enfocada a la matriz de
intervalos entre lo que se plantea enseñar, lo
que es posible ofrecer de acuerdo con los medios
disponibles y la práctica docente en su ejercicio.
De esta manera, la planificación multigrado
debe estar pensada para la diversidad de los
estudiantes, por lo tanto, es una planificación
de la diversificación de la enseñanza. En tal
sentido, la organización de contenidos se asocia
a una construcción entre la teoría y la práctica
(Santos, 2021).
Por otro lado, la educación rural articula otros
códigos educativos alternos conocidos como MEF.
Para Perfetti (2004), el Proyecto de Educación
Rural (P.E.R.) se originó en el año 1996; fue
diseñado en concordancia con lo determinado en
el plan de gobierno de ese periodo, denominado:
“Cambio para construir la paz”, y siguiendo los
lineamientos esbozados en el Plan Decenal de
la época. En el proyecto, se trazó el itinerario
para aliar redes educativas, con la intención de
implementar modelos consecuentes al sector
rural y, así, garantizar la inclusión, la accesibilidad
y la permanencia en el sistema educativo de
aquellos individuos con bajas probabilidades en
un servicio escolar regular.
Los MEF, empleados en los PER, se han convertido
en sustanciales, debido al incremento de su uso
en los establecimientos educativos rurales, pues
incluyen: estudiantes de diferentes edades y con
necesidades especiales, docentes intrépidos,
comunidades y entidades externas alrededor
de diseños y estrategias que propenden a
una educación rural con buena cobertura,
más congruente al contexto y a la calidad.