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Evaluación de un programa de educación inclusiva en un colegio de la ciudad de Pasto
Adriana Paola Vera Hernández
Eunice Yarce Pinzón
institución en pro del bienestar de sus hijos, el
56,25 % dice que bastante y el 31,25 % que,
totalmente.
4. Discusión
Con el pasar de los años, la inclusión educativa
se ha consolidado como una herramienta
necesaria, de cara al mejoramiento continuo
de la educación, en términos de igualdad,
exibilidad y participación de todos los actores
en el ámbito educativo. De esta manera, y
después de realizar la presente investigación
que revisó aportes tanto a nivel metodológico
como conceptual sobre el tema, autores como
Beltrán et al. (2015), Booth (2006), Casanova
(2018), Castro (2020), Echeita (2011), Escudero
(2011), entre otros, ofrecieron orientaciones
signicativas para lograr el mejoramiento de
diferentes procesos en el proyecto de inclusión
educativa de la I.E. en mención.
No obstante, con el trascurrir del proceso
investigativo y en el discurrir de la práctica
pedagógica con los sujetos estudiados, se
observa inconsistencias en algunos procesos
y, en algunos casos, ausencia de estos, lo que
da cuenta de la disonancia entre lo que se dice
y lo que realmente se hace. Aunque el mundo
de la inclusión educativa tiene elementos
enriquecedores, las prácticas en el ambiente
educativo siguen siendo insucientes.
Bajo este entendimiento, la educación inclusiva,
vista desde la perspectiva de los docentes
del Colegio Mi Pequeño Mundo Gimnasio Los
Andes de la ciudad de Pasto, encierra varias
percepciones, siendo notorio el desconocimiento
sobre los procesos que se debe llevar a cabo para
suministrar educación de calidad a los niños y
jóvenes que poseen algún tipo de discapacidad,
problemática que se deriva de la debilidad en los
procesos formativos y en los tiempos dedicados
al tema en cuestión, como lo plantea claramente
Villegas (2006), al encontrarse débiles
resultados de la formación docente, donde los
contenidos y las prácticas pedagógicas desde las
universidades con relación a esta temática, son
relegados a unas cuantas horas en los currículos
académicos; es por esto que, cada institución
debe crear sus propios espacios de capacitación
hasta lograr un enfoque que resignique la
forma de pensar por parte de los docentes,
afrontando además la negativa de ellos y de
los directivos para acceder a la autoformación
que, nalmente, es y debe ser el resultado: una
práctica docente con conciencia social.
Resulta entonces que, tras analizar los datos
recolectados del funcionamiento del programa
‘Yo no me llamo inclusión’, el cual pertenece
a una reestructuración del programa de
educación inclusiva existente en la institución,
realizado por la investigadora en el año 2017,
hay evidencia que la comunidad educativa no
tiene un conocimiento claro y estandarizado del
proceso de acción de la educación inclusiva;
en consecuencia, la gran mayoría maneja un
lenguaje abstracto ligado más a la integración
escolar y a la aceptación de las diferencias que,
a un respeto por la diversidad, lo que hace que
la institución diste de tener un proceso real de
educación inclusiva; es por esto que se presentó
una reestructuración en la época mencionada,
pero, a pesar de ello, no se evidenció su
aplicación después del año 2019.
En consecuencia, como lo plantea la Ley 1618
emitida por el Congreso de Colombia (2013), la
educación inclusiva debe ser diseñada de forma
universal, desarrollando ajustes razonables
(PIAR) y con apoyos personalizados a los niños,
niñas y adolescentes con discapacidad, lo cual,
después de la revisión documental que se hizo
al interior de la institución, se observó ciertos
vacíos en cuanto a formatos y evidencias de
los procesos adelantados con estudiantes del
programa de educación inclusiva.
Igualmente, como lo plantean Beltrán et al.,
(2015) y, como se menciona en el Decreto 2082
de 1996 donde se establece los lineamientos para
la atención de los estudiantes con discapacidad,
según lo planteado, se arma que las
instituciones educativas que tengan estudiantes
con limitaciones deben, obligatoriamente,
especicar adecuaciones curriculares, organizar
tanto recursos físicos como tecnológicos,
materiales educativos, capacitación docente y,
en general, el acceso necesario para atender a
esta clase de población.
Por otra parte, Nilza (2018) encuentra ciertas
variables en la educación inclusiva desde
la orilla de la implementación de proyectos
dentro de las escuelas y colegios, que inuyen
signicativamente, como: la infraestructura de