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Educación sexual integral en la escuela
Deyci Patricia Cabrera-Fajardo
1
Cómo citar este artículo / To reference this article / Para citar
este artigo: Cabrera-Fajardo, D. P. (2022). Educación sexual integral
en la escuela. Revista UNIMAR, 40(1), 136-151. DOI:https://doi.
org/10.31948/Rev.unimar/unimar40-1-art7
Fecha de recepción: 21 de mayo de 2021
Fecha de revisión: 14 de septiembre de 2021
Fecha de aprobación: 20 de octubre de 2021
Resumen
La educación sexual como parte de la educación formal y su importancia en
la formación integral de niños y adolescentes, es el objeto de estudio en este
artículo de revisión bibliográca. Para su desarrollo se realizó la búsqueda,
organización y análisis de estudios y artículos relacionados con el tema, cuya
publicación estuviera comprendida entre los años 2006 y 2021 desde bases
de datos o repositorios tales como: Dialnet, PubMed, Library, Scielo, Elsevier,
Google Académico, Scopus, y los sitios web de la Organización de Naciones
Unidas, la Organización Mundial de la Salud y la UNICEF. Fueron analizados
más de 90 artículos, de los cuales 75 cumplieron con los criterios de selección.
Con base en esta revisión, se estableció que la educación en sexualidad debe
tener como objetivo, formar individuos capaces de tomar decisiones libres de
estereotipos, con el criterio para reconocer sus cambios naturales y asumir su
identidad; esta meta se logra si los niños y adolescentes conocen su cuerpo,
se valoran, conocen su anatomía y toman decisiones responsables basadas en
el respeto y la autoestima, por lo cual se debe fortalecer, desde la escuela, los
conocimientos en la función biológica y otras estrategias que permitan el manejo
de aspectos psicológicos y sociales que están relacionados con la sexualidad. Esta
revisión abrirá el espacio para la generación de proyectos educativos inclusivos
que garanticen el desarrollo integral de los educandos.
Palabras clave: Sexualidad; educación; escuela; derechos.
Comprehensive sexual education at school
Abstract
Sex education as part of formal schooling and its importance in training
comprehensive children and adolescents is the object of study in this article
of bibliographic review. For the development of this article was needed the
organization and analysis of studies and papers related to this topic whose
publications were between the years 2006 and 2021 from databases or
repositories such as Dialnet, PubMed, Library, Scielo, Elsevier, Google Scholar,
Scopus, and the websites of the United Nations Organization, the World Health
1
Doctorando en Pedagogía. Magíster en Gestión de la Tecnología Educativa. Especialista en Administración de la Informática Educativa
Profesional Química. Nariño, Colombia. E-mail: deycabrera@umariana.edu.co
Artículo de Revisión.
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Organization and UNICEF. More than 90 articles were reviewed but only 75 met
the selection criteria. Based on this review it was established that sexuality
education should aim to train individuals capable of making decisions free of
stereotypes recognizing their natural changes and assuming their own identity.
This goal will be achieved if children and adolescents know their bodies, value
themselves, know their anatomy and make responsible decisions based on
respect and self-esteem. For those reasons, it must be strengthened from
school their knowledge in biological function and other strategies that allow the
management of psychological and social aspects that are related to sexuality.
This review will open the space for the generation of inclusive educational
projects that guarantee the integral development of learners.
Keywords: Sexuality; education; school; rights.
Educação sexual integral na escola
Resumo
A educação sexual como parte da escolaridade formal e sua importância na
formação integral de crianças e adolescentes é o objeto de estudo deste artigo
de revisão bibliográca. Para o seu desenvolvimento foi necessária a organização
e análise de estudos e artigos relacionados a este tema cujas publicações foram
entre os anos de 2006 e 2021 a partir de bases de dados ou repositórios como
Dialnet, PubMed, Library, Scielo, Elsevier, Google Scholar, Scopus, e os sites
da Organização das Nações Unidas, Organização Mundial da Saúde e UNICEF.
Mais de 90 artigos foram revisados, mas apenas 75 preencheram os critérios de
seleção. A partir dessa revisão estabeleceu-se que a educação em sexualidade
deve ter como objetivo, formar indivíduos capazes de tomar decisões livres de
estereótipos, reconhecendo suas mudanças naturais e assumindo sua própria
identidade. Esse objetivo será alcançado se as crianças e os adolescentes
conhecerem seu corpo, se valorizarem, conhecerem sua anatomia e tomarem
decisões responsáveis baseadas no respeito e na autoestima. Por esses motivos,
deve-se fortalecer desde a escola seus conhecimentos sobre a função biológica e
outras estratégias que possibilitem o manejo dos aspectos psicológicos e sociais
que estão relacionados à sexualidade. Esta revisão abrirá espaço para a geração
de projetos educacionais inclusivos que garantam o desenvolvimento integral
dos educandos.
Palavras-chave: Sexualidade; educação; escola; direitos.
1. Introducción
La Organización Mundial de la Salud (OMS,
citada por Alvarado, 2013), dene la sexualidad
como:
Un aspecto central del ser humano,
presente a lo largo de su vida. Abarca el
sexo, las identidades y los papeles de
género, el erotismo, el placer, la intimidad,
la reproducción y la orientación sexual.
Se vivencia y se expresa a través de
pensamientos, fantasías, deseos, creencias,
actitudes, valores, conductas, prácticas,
papeles y relaciones interpersonales. (p. 3)
La educación sexual integral se reere al
desarrollo de los conocimientos, habilidades y
actitudes para la sexualidad positiva; además,
representa un papel central en la preparación
de los niños y adolescentes para una vida
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Educación sexual integral en la escuela
Deyci Patricia Cabrera Fajardo
segura y productiva, sin generar riesgos
para su bienestar; sin embargo, debido a los
claros problemas sociales que existen en la
actualidad, como embarazos no deseados,
enfermedades de trasmisión sexual, deserción
escolar, violencia de género y discriminación,
pocos de ellos reciben la preparación adecuada
que les permita tomar el control sobre su
sexualidad.
En las últimas décadas se ha buscado una
educación sexual que facilite, entre las
personas, el desarrollo de relaciones afectivas
respetuosas de la diversidad sexual, los roles
de género, la afectividad, la autoestima, la
comunicación y el autocuidado. Esto solo
es posible con el esfuerzo, compromiso,
responsabilidad y participación de todos
los integrantes de la comunidad educativa
(Montero, 2011; Holguín et al., 2013).
A nivel mundial, los gobiernos han promulgado
diferentes normativas para incluir en la escuela
la educación sexual. En las décadas de los
70 y 80, con la aparición de la ‘adolescencia’
en el contexto de la ‘revolución sexual’
(Ocina Regional de la OMS para Europa de
la Organización Mundial de la Salud, 2010),
se dio inicio a cambios que permitieron ver
la sexualidad desde otra perspectiva, no solo
desde el punto de vista de la reproducción y
el erotismo, sino en cuanto a que ésta incluye
también, los sentimientos, los valores y el
placer, como aspectos siológicos y naturales
del ser humano. En el mundo, la falta de una
educación sexual contextualizada y acorde a
las necesidades de los niños y adolescentes,
hace a estos, vulnerables ante amenazas como
la explotación sexual, el abuso, los embarazos
a temprana edad, las enfermedades de
trasmisión sexual (ETS) y el acoso, entre otros.
En nuestro país se ha observado una
disminución progresiva en la edad de inicio
de la actividad sexual, principalmente en
mujeres de menor nivel socioeconómico,
registrando promedios de edad de inicio de
13,8 años (Noguera y Alvarado, 2016); por lo
tanto, la educación sexual formal basada en
evidencias clasicadas de acuerdo con la edad
y el desarrollo, planes de estudio, materiales
y programas de enseñanza, se presenta
como insumo importante para el desarrollo
de iniciativas que benecien esos contextos
sociales en los que se desenvuelven las
comunidades educativas. El Proyecto Educativo
Institucional (PEI) no contempla la educación
sexual como área o asignatura formal, aunque
dentro de la institución se establece el proyecto
pedagógico obligatorio de “educación para
la sexualidad y construcción de ciudadanía”
(Ministerio de Educación Nacional, MEN, 2008),
el cual no es ecaz en la mayoría de casos o,
no se encuentra vigente; por ende, es esencial
implementar una educación sexual acorde
al contexto de cada institución, que permita
tomar decisiones asertivas y responder a las
diversas problemáticas y necesidades de los
estudiantes y de la comunidad (Roa y Osorio,
2016).
2. Método
Este artículo constituye una primera
aproximación al tema de investigación de la
tesis doctoral, consistente en la revisión de
producciones investigativas precedentes sobre
el tema de interés; se presenta de forma
narrativa; está orientado hacia la búsqueda
de información acerca de la educación sexual
integral en la escuela, para una posterior
fundamentación del proyecto de investigación
que se perla desde el paradigma cualitativo,
con enfoque etnográco reexivo, dado que
este paradigma se orienta a la comprensión
de aspectos de la realidad que tienen mayor
dominio en la dimensión subjetiva de la
realidad, a la que es posible llegar mediante
el diálogo y el lenguaje; por ello, utiliza como
herramientas de recolección de datos, las
entrevistas, las notas de campo, transcripción
de audios y videos, fotografías, entre otros
(Maldonado, 2018).
Con este n, se llevó a cabo el rastreo,
organización, sistematización y análisis de
documentos, producto de una exploración en
la literatura digital de artículos de investigación
originales, artículos académicos, leyes, libros
y tesis doctorales que abordan el tema de la
educación sexual, seleccionados entre los
años 2006 y 2021 desde bases de datos o
repositorios como: Dialnet, PubMed, Library,
Scielo, Elsevier, Google Académico y Scopus,
además de los sitios web de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU), la OMS y la UNICEF.
Se seleccionó documentos en inglés, español y
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Deyci Patricia Cabrera Fajardo
portugués, de corte internacional y nacional,
vericando la credibilidad y experiencia de los
autores en la materia y, que el resumen y los
resultados fueran pertinentes para obtener
mayor impacto con relación al tema de estudio.
3. Desarrollo
El inicio de la vida sexual activa a temprana
edad se ha convertido en una interacción
social inadecuada, como resultado de muchos
factores que involucran roles de género,
información errónea, falta de diálogo y toma
de malas decisiones (González, 2009; Castaño
et al., 2014). Informar y educar a los niños
y adolescentes en cuanto a salud sexual y
reproductiva se convierte en una responsabilidad
social, razón por la cual las instituciones deben
diseñar e implementar acciones encaminadas a
solucionar las problemáticas que se presentan
en el contexto educativo, estableciendo
espacios de comunicación críticos entre los
actores de la comunidad educativa.
La “orientación técnica internacional sobre
educación sexual” (UNESCO, 2018) proporciona
información de la educación integral en
sexualidad, denida como un proceso de
enseñanza y aprendizaje basado en un plan
de estudios sobre los aspectos cognitivos,
emocionales, físicos y sociales de la sexualidad,
que permita que los niños y adolescentes
sean capaces de tomar sus propias decisiones
responsables frente a aspectos como su salud,
bienestar, dignidad, relaciones sociales y
sexuales a través de sus conocimientos previos,
habilidades, actitudes y valores. El concepto de
la sexualidad está inuenciado directamente
por el contexto cultural, creencias religiosas
y por personas que, muchas veces, no están
capacitadas para educar en sexualidad. La
educación sexual se ha impartido siempre con
restricciones, basadas en estereotipos y tabúes
que inhiben a los educandos para expresar sus
emociones y sentimientos, lo cual hace que,
con el pasar del tiempo, estos comportamientos
adquieran un reconocimiento social por gran
parte de la población y sean considerados
correctos o normales (García, 2016; Causado y
Pacheco, 2020); este tipo de enfoque dado a la
educación sexual puede llevar a los individuos
a tomar decisiones que ponen en riesgo el
desarrollo favorable al interior de su entorno
social y familiar (Fernández y López, 2012;
Cardona et al., 2015).
Bernal, Noriega y Cuevas (2018) investigaron
la manera como los integrantes de una
institución cumplen un rol especíco en el
proceso de formación y cómo la sexualidad
debe ser impartida desde los primeros años
de escolaridad, abordando esta temática
de acuerdo con las edades y los contextos
educativos, enfocando así la educación en
cada etapa de la vida. La educación sexual no
solo debe tener como n educar para regular
la sexualidad o la reproducción, sino educar
para la vida, afrontando el reto de aprender
a aceptarse a sí mismo y relacionarse con los
demás, respetando las diferencias (Bhardwaj,
2016); por esta razón, es necesario que los
contenidos estén acordes a las necesidades de
los niños y adolescentes, para que los apoyen
positivamente en su desarrollo e inuyan en
sus expresiones afectivas, en la forma como
expresan sus sentimientos y afrontan los
conictos (Díaz, 2019).
En cuanto al ámbito internacional, Rodríguez
(s.f.) menciona que, en 1932 en México se
incluyó la educación sexual en grados superiores,
pero la Iglesia y las familias conservadoras
derribaron esta iniciativa, aduciendo pérdida del
pudor y la moralidad. Así mismo, Lomelí-Parga
et al., (2016) evidenciaron los factores que
permiten, a las generaciones jóvenes, llevar a
cabo de manera efectiva sus proyectos de vida,
planteándose metas a corto, mediano y largo
plazo; identicaron también, la autoestima,
motivación e inteligencia emocional, como
factores incidentes en la construcción de un
buen proyecto de vida, permitiéndoles a los
jóvenes tomar decisiones asertivas, autónomas
y responsables. Fue así como la educación
sexual se convirtió en un tema fundamental en
la educación de jóvenes (Rojas et al., 2016).
Por otra parte, Chau et al., (2016) realizaron
en Portugal, la inclusión de la educación sexual
dentro del plan de estudios en primaria y
secundaria, adquiriendo nuevos conocimientos
que ayudaron a adoptar comportamientos
saludables, introduciendo formas de educación
más integrales y estableciendo vías ecaces
para su implementación en otros países. En
Cuba, Gómez et al. (2015) desarrollaron un
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Educación sexual integral en la escuela
Deyci Patricia Cabrera Fajardo
trabajo investigativo abordando el tema de las
necesidades de aprendizaje sobre sexualidad
de los adolescentes, destacando la importancia
del papel de la escuela en su formación sexual.
Esta investigación ratica lo relevante que es
para la escuela, formar a los jóvenes desde
todas sus dimensiones, especialmente en
la dimensión sexual, ayudándoles a tomar
decisiones acertadas sobre su presente y su
futuro, contribuyendo en la construcción de su
proyecto de vida.
En Argentina, Romero (2020) estudió la forma
de impartir la educación sexual dentro de
colegios católicos, evidenciando que el abordaje
de este tema en este tipo de instituciones es
restringido; al afrontar la idea de educar en
sexualidad, existía la posibilidad de perder el
empleo. Lo anterior hace que, para el Estado,
sea notable la falta de la capacidad y la voluntad
para hacer cumplir en estos colegios una política
pública que ha sido duramente rechazada por
las más altas autoridades religiosas católicas.
Fernández (2019) estudió la educación sexual
integral dentro de colegios públicos, como un
conjunto de prácticas innovadoras por fuera
de las asignaturas comprendidas en el plan
de estudios, identicando el compromiso y
el interés de los estudiantes al recibir charlas
de sexualidad y que, lo dialogado y aprendido
en el espacio escolar, podía traducirse en
herramientas para la vida.
Esto demuestra que, las costumbres, los
estereotipos y los credos han marcado
históricamente a los seres humanos como
seres binarios, limitando su desarrollo físico,
sicológico y, oprimiendo las sexualidades
divergentes; así mismo, se abre espacios para
la discriminación y la violación de los derechos
sexuales y reproductivos. El mantenimiento
de estos binarismos y fundamentalismos
en las prácticas pedagógicas que oprimen
las sexualidades divergentes en el modelo
heteronormativo, limita la garantía de los
derechos sexuales y reproductivos. Es en este
contexto, donde la sexualidad ha dejado de
estar fundamentada en un discurso religioso
de pecado y ha pasado a ser denida mediante
un discurso cientíco de naturaleza (Hidalgo y
Quevedo, 2017).
En Colombia, en los años 60 se incluyó en
el currículo del área de Ciencias naturales y
Comportamiento y salud, temáticas relacionadas
con el control de natalidad. En los 80, el MEN
(2008), con el apoyo del UNFPA, editó unos
manuales para abordar la sexualidad, tratando
otros temas como la fecundidad, estructuras
poblacionales, mortalidad y migraciones, entre
otros aspectos.
En los años 90, con la Constitución Política de
Colombia (1991) se contempló, en el capítulo
2, la enseñanza de los derechos sexuales y
reproductivos, como derechos fundamentales,
sociales, económicos y culturales. Con la
Resolución 3353 de 1993 y la Ley 115, llamada
Ley General de Educación, en el artículo 14,
literal e, se da el carácter de obligatoriedad
a la educación sexual en Colombia, la cual se
debe impartir de acuerdo con las necesidades
psíquicas, físicas y afectivas de los educandos,
según su edad. Luego, el Decreto Reglamentario
1860 de agosto de 1994, incluye la educación
sexual como proyecto pedagógico, el cual se
deberá desarrollar a través del plan de estudios
de cada institución educativa.
Entre 2006 y 2007 el MEN (2008) propuso
el proyecto piloto de ‘Educación para la
Sexualidad y Construcción de Ciudadanía’
(PESCC) que, en la actualidad se desarrolla
como proyecto obligatorio en todas las
instituciones del país; posteriormente, fueron
establecidos los lineamientos y estrategias para
la formulación y desarrollo del mismo, cuyo
propósito es favorecer prácticas pedagógicas
que apunten al desarrollo de competencias
para que los niños reconozcan sus derechos
sexuales y reproductivos y los ejerzan de
manera responsable e informada. Para 2014,
el Ministerio de Salud y Protección Social
publicó la Política Nacional de Sexualidad,
Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos
(PNSDSDR).
Dicho proyecto transversal tiene como
objetivo, abordar la sexualidad desde todas
sus dimensiones, tanto biológica como
psicológica, social y ética, para conseguir que
se vea reejado en la salud y el bienestar de
cada individuo.
Todo lo anterior ha sido raticado por diferentes
sentencias, donde queda claro que, a las
instituciones les corresponde garantizar el
desarrollo integral de los niños y adolescentes,
Educación sexual integral en la escuela
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Deyci Patricia Cabrera Fajardo
como, por ejemplo: la Sentencia T-268 de
2000 de la Corte Constitucional:
Dentro del ámbito de la autonomía personal,
la diversidad sexual está claramente
protegida por la Constitución, precisamente
porque la Carta, sin duda alguna, aspira
a ser un marco jurídico en el cual puedan
‘coexistir las más diversas formas de vida
humana’. Debe entenderse que la sexualidad
es un ámbito fundamental de la vida
humana que compromete no sólo la esfera
más íntima y personal de los individuos,
sino que pertenece al campo de su libertad
fundamental y de su libre desarrollo de la
personalidad, motivo por el cual el Estado
y los particulares no pueden intervenir en
dicha esfera, a menos de que esté de por
medio un interés público pertinente. (p. 1)
De aquí que, las instituciones educativas (IE)
deben trabajar como una comunidad que
propende hacia el desarrollo y la formación
de los niños y adolescentes, dirigida no solo
desde lo académico, sino también desde otros
aspectos como la sexualidad y así, fortalecer
los proyectos de vida y la expresión libre.
De acuerdo con lo planteado, los docentes,
como parte de una comunidad educativa,
deben estar conscientes que pertenecen a
una sociedad del conocimiento; por tanto,
ésta exige una cantidad de competencias
y habilidades tecnológicas en su desarrollo
personal y profesional que les permita diseñar
e implementar didácticas y estrategias
pedagógicas para lograr aprendizajes
signicativos en los estudiantes. La educación
actual requiere docentes capaces de afrontar
la tarea educativa; que sean verdaderos
profesionales del saber cientíco, que logren
en el alumno un desarrollo integral que le
permita insertarse exitosamente en el contexto
en el que se encuentra; de aquí la importancia
de una buena formación y permanente
actualización por parte del docente de hoy
(Aguilar y Velásquez, 2018).
Como se observa, la educación sexual es un
derecho del educando, que permite brindarle
oportunidades, aprender en un ambiente
inclusivo y libre de estereotipos; por tanto, es
una responsabilidad del docente, incorporar en
la tarea pedagógica, una serie de propuestas
que involucren el abordaje del tema, adoptando
una actitud crítica, tolerante, respetuosa y
responsable, que permita comprender que
la sexualidad es algo que se vive día a día,
generando espacios y momentos en los que
niños y adolescentes puedan reexionar acerca
de los estereotipos, roles y relaciones de
poder, para que de esta manera comprendan y
fortalezcan sus conocimientos en sexualidad y
puedan llevar así una vida saludable (Manzano
y Jervez, 2015; 2017; Posada et al., 2017).
En las escuelas existe cierta prevención a la
hora de abordar la sexualidad, la cual se limita
a la explicación en ciertas áreas y asignaturas
sobre el funcionamiento de los órganos
reproductores femenino y masculino, dejando
de lado otros aspectos de la sexualidad iguales
o más importantes para el desarrollo de los
jóvenes, como el erotismo, la salud sexual, la
toma de decisiones responsables, el respeto por
la diferencia y la autoestima, entre otros. El no
abordar estos aspectos puede llevar a que los
chicos tengan dicultades para expresar sus
sentimientos, emociones, se sientan excluidos,
muchas veces enfrentando situaciones de acoso
estudiantil por su orientación sexual y la forma
como expresan su sexualidad que, al nal,
desenlaza en situaciones que afectan su salud
y su vida en general, como la depresión, bajo
rendimiento académico, deserción escolar y, en
los casos más complejos, hasta el suicidio. Por
esta razón, es necesario que los proyectos de
educación para la sexualidad y construcción de
ciudadanía de cada institución estén integrados
a los PEI, como ejes trasversales, articulados
con el abordaje de los derechos humanos y los
derechos sexuales y reproductivos (Castelar,
2015; España, 2015).
Bajo este entendimiento, es esencial resaltar
lo escrito por Castelar y Lozano (2018):
Que no se hable de sexualidad en la escuela
no quiere decir que ésta no se haga presente
y permee las esferas de aprendizaje, al ser
un factor organizador de roles y tareas
diferenciadas en clave de género. De tal
suerte que, la diversidad en el campo de la
escuela sí existe, pero bajo la forma de la
amenaza, del riesgo de crisis, de la amenaza
de injuria. Si la heterosexualidad es la norma,
lo es en tanto que la homosexualidad, el
afeminamiento (la pérdida de la virilidad)
y la masculinización de la mujer (en forma
de independencia, fuerza, agresión) no se
produzcan. (p. 13)
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Educación sexual integral en la escuela
Deyci Patricia Cabrera Fajardo
De acuerdo con Nogara et al. (2016), en
cuanto a los docentes, se sugiere incorporar
debates por parte de las escuelas, sobre el
tema de género, sexualidades y diversidades,
acompañadas de un proceso continuo de
formación y sensibilización con educadores.
También destacan la necesidad de utilizar
materiales didácticos especícos que puedan
ayudarles a trabajar sobre el tema de la
sexualidad en las escuelas, ya que estos se
convierten en una limitante debido a que los
pocos materiales didácticos que proveen los
programas de gobierno no se adaptan a todos los
contextos educativos ni a todas las necesidades
de la población estudiantil. En este sentido, es
muy importante el fomento de la capacitación
docente, ya que en el contexto de la mayoría
de las escuelas colombianas no existe un
maestro especializado en impartir la educación
sexual; hay biólogos, químicos, licenciados
en ciencias naturales y otras especialidades,
quienes se deben enfrentar al desarrollo de la
sexualidad de los niños y adolescentes; esto en
los mejores casos, ya que en escuelas unitarias
y aquellas que se encuentran ubicadas en
zonas rurales apartadas o zonas de conicto,
el docente de primaria es quien asume toda la
educación de los niños; por esto, es necesario
que el gobierno, aparte de generar políticas
públicas en educación, asegure la capacitación
docente en educación sexual, para disminuir
los problemas ocasionados por la falta de
formación en este campo (Amayuela-Mora,
2019).
Ahora, el hecho de que los docentes estén
capacitados, los posibilita para hacer procesos
investigativos que fortalezcan el desarrollo y
avance de la educación sexual en nuestro país,
conllevando la solución de las problemáticas
presentadas en este aspecto. Acorde con Salas
y Salas (2016), la promoción de la empatía está
dirigida a reconocer a la otra persona y sus
necesidades, lo cual tiene un impacto positivo
ya que les permite a los individuos ponerse en
el lugar de los demás. Un docente capacitado
ayuda a construir los sueños de miles de
jóvenes, como expresa Freire (citado por Cid,
2016): “la educación como experiencia de
construcción de sujetos autónomos y potentes,
actores centrales de la construcción de una
cultura que nos permita reconocernos en y con
los otros” (p. 17).
Por otro lado, es indudable el papel de la familia
dentro de la educación sexual de sus hijos, ya
que el apoyo, el cuidado, la conanza y los
límites que ellos impongan, van a fortalecer
la autoestima de los jóvenes, dándoles mayor
seguridad a la hora de tomar decisiones con
respecto a lo que buscan en una relación
afectiva y cuando necesiten expresarse tal y
como son (Cabrera et al., 2016).
Las ideas anteriores se refuerzan con
lo establecido en la “orientación técnica
internacional sobre educación sexual”
(UNESCO, 2018): la educación integral en
sexualidad representa un papel central en
la preparación de los jóvenes para una vida
segura, productiva y plena. La violencia
de género y la desigualdad de género aún
plantean graves riesgos para el bienestar de
los niños y adolescentes. Sin embargo, a pesar
de las claras evidencias de los benecios que
trae consigo la educación integral sexual (EIS)
basada en el currículo, pocos de ellos reciben
preparación pertinente para sus vidas, que
les permita tomar el control en las decisiones
sobre su sexualidad y las relaciones afectivas.
Muchos jóvenes se acercan a la edad adulta
inuenciados a través de mensajes conictivos,
negativos y confusos sobre la sexualidad y
consideran que la educación que reciben en
la escuela es limitada, obligándolos a resolver
sus dudas a través de amigos, conocidos y la
internet, cuya información no siempre es la
correcta; además, la información que reciben
del sector salud, la escuela y la familia no se
encuentra articulada y, en algunas ocasiones,
es descoordinada; incluso, puede llegar a ser
contradictoria, generando un impacto negativo
en los jóvenes y su educación sexual (Obach
et al., 2017; Martínez et al., 2011; Preinfalk,
2015).
En sus informes, la UNESCO (2018) señala
que,
Cada año, unos 246 millones de niños en
el mundo son víctimas de alguna forma
de violencia por razones de género,
fundamentalmente de maltrato, acoso,
violencia psicológica y acoso sexual en la
escuela o en el camino de ésta. El 25 %
de los niños han padecido alguna forma
de violencia física y el 36 % de maltrato
psicológico. (párr. 3)
Educación sexual integral en la escuela
143
Deyci Patricia Cabrera Fajardo
Los datos anteriores solo pueden ser
contrarrestados con una educación para la
sexualidad pertinente y oportuna, combatiendo
algunos comportamientos culturales
fundamentados en pensamientos machistas
que hacen que las niñas busquen, como único
proyecto de vida, el casarse y tener hijos. Si la
escuela, las familias y la sociedad contribuyen
para que esto cambie a través de una educación
de calidad, los jóvenes podrán fortalecer su
proyecto de vida, sin dejar de lado el amor, el
respeto y la responsabilidad consigo mismos y
con su entorno (Rodríguez et al., 2021).
Según el Fondo de Población de las Naciones
Unidas (UNFPA, 2021),
Una buena salud sexual y reproductiva es un
estado general de bienestar físico, mental
y social en todos los aspectos relacionados
con el sistema reproductivo. Entraña la
capacidad de disfrutar de una vida sexual
satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la
libertad para decidir hacerlo o no, cuándo y
con qué frecuencia. Para mantener la salud
sexual y reproductiva, las personas necesitan
tener acceso a información veraz y a un
método anticonceptivo de su elección que
sea seguro, ecaz, asequible y aceptable.
Deben estar informadas y empoderadas
para autoprotegerse de las infecciones
de transmisión sexual. Y cuando decidan
tener hijos, las mujeres deben disponer de
acceso a servicios que las ayuden a tener
un embarazo adecuado, un parto sin riesgo
y un bebé sano. Todas las personas tienen
derecho a elegir sus opciones preferidas en
el ámbito de la salud sexual y reproductiva.
(párr. 1)
De ahí la relevancia de una educación sexual
en los jóvenes, así como también el acceso
a información y servicios de salud. Dentro
de este enfoque se debe implementar
una educación sexual que garantice el
conocimiento e información sobre los riesgos
sexuales y reproductivos, el uso de métodos
anticonceptivos y barreras de protección contra
embarazos a temprana edad, interrupción
de embarazos y ETS y así, contribuir a su
disminución (Herrera-Zuleta et al., 2018).
González et al. (2015) realizaron una
investigación acerca de la educación sexual
integral en el contexto escolar, como uno
de los pilares fundamentales para prevenir
embarazos e infecciones de transmisión
sexual en adolescentes, encontrando que
el 92,8 % de los estudiantes chilenos tiene
algún conocimiento sobre sexualidad y que,
el 51,6 % reconoce que el colegio ha sido
su principal fuente de información sobre
métodos anticonceptivos, que ha dado
como resultado, un inicio sexual más tardío.
Mendoza et al., (2016) determinaron que “un
81 % de adolescentes ha usado un método
anticonceptivo alguna vez en su vida, pero
sólo un 10 % los usa en su primera relación
sexual, siendo éste uno de los determinantes
más importantes para embarazos precoces”
(p. 246). Actualmente, hay tres de los
problemas médico-sanitarios más importantes
que afectan al adolescente; estos son, las
infecciones de transmisión sexual (ITS), el
embarazo no deseado y la violencia de género.
En este sentido, es evidente la necesidad de la
educación sexual integral en la escuela, pues
si los chicos reciben la información adecuada
frente al manejo de su sexualidad, van a poder
actuar frente a situaciones de riesgo derivadas
de sus relaciones de pareja.
Como expresan San Segundo y Codina-Canet
(2019), en todos los niveles educativos se ha de
ejecutar acciones preventivas que involucren
problemáticas que afectan directamente a
niños y adolescentes, como la violencia de
género, por lo que se hace necesario enseñar y
fortalecer los valores de la igualdad y el respeto
por la diferencia, permitiendo la inclusión de
perspectiva de género en distintas asignaturas
y, la inclusión de nuevos modelos comunitarios
y participativos más igualitarios.
La violencia de género es una de las
problemáticas que está enmarcada en los
estereotipos y culturas; es más: con el tiempo
se ha acentuado y fortalecido con muchos
agravantes como la pobreza, la marginación y
la violencia, que generan mayor vulnerabilidad.
La UNESCO (2015) dene la violencia de
género en el ámbito escolar, como aquellos
actos o amenazas de violencia sexual, física
o psicológica que acontecen en las escuelas y
sus alrededores, perpetrados como resultado
de normas y estereotipos de género, debidos a
una dinámica de desigualdad en el poder.
144
Educación sexual integral en la escuela
Deyci Patricia Cabrera Fajardo
La violencia de género se puede manifestar
con actos como el matoneo, el acoso verbal o
sexual, la violación, los castigos físicos y todos
los actos de discriminación. La mayoría de estas
prácticas violentas relacionadas con el género
en la escuela son actos que se maniestan con
mucha frecuencia, ya que están reforzados por
estereotipos y creencias de inferioridad que
son más marcadas hacia las mujeres.
Esta clase de violencia se puede manifestar de
diversas formas: física, sexual y/o psicológica;
además, cambia de acuerdo con el contexto
donde se encuentre la víctima; en la escuela
es común que los agresores estén presentes
en cualquier ámbito. Cárdenas (2015)
menciona que hay un creciente número de
evidencias que indican que la mayoría de los
estudiantes LGBT (lesbianas, gais, bisexuales
y transexuales) reportan haber experimentado
acoso, matoneo o violencia, motivados por su
orientación sexual y su identidad/expresión de
género. La violencia de género en la escuela
es un fenómeno que afecta muchos aspectos
de la vida escolar de los jóvenes, entre los que
se encuentra el bajo rendimiento académico
y la deserción escolar, lo cual les priva de la
oportunidad de mejorar su calidad de vida,
haciendo que el trabajo de la educación
sexual represente un papel muy importante
para construir ambientes más equitativos,
de respeto, de tolerancia hacia la diferencia,
contribuyendo al fortalecimiento de los valores
y la construcción de buenos ciudadanos.
Entenza (2016) expresa que la educación
sexual integral con perspectiva de género y
de derechos, es un pilar fundamental para la
promoción de comportamientos no sexistas y
para contribuir a la prevención de la violencia
de género en el ámbito educativo. El derecho a
la educación sexual integral ha sido reconocido
como un derecho fundamental tan indispensable
como la salud, el derecho a la información y
los derechos sexuales y reproductivos. En
Colombia, se trata de garantizar los derechos
sexuales libres de violencia, en igualdad,
libertad, autonomía y sin discriminación
por sexo, edad, etnia, orientación sexual,
identidad de género, discapacidad, religión o,
por haber sido víctima de conicto armado, lo
cual es imprescindible para la promoción de
relaciones de género igualitarias (Ministerio de
Salud y Protección Social, 2014; Córdova-Pozo
et al., 2017). Sin embargo, las situaciones
de pobreza extrema, de conicto armado, de
vivir en zonas rurales muy alejadas y de difícil
acceso, impiden que se pueda garantizar los
derechos sexuales y reproductivos en todo el
territorio colombiano.
La OMS (2020) sugiere que, simplemente con
el hecho de ofrecer a los niños una educación
adecuada y contextualizada, se puede ayudar
a prevenir la violencia. No obstante, es claro
que existen condiciones especiales que hacen a
una población más vulnerable que otras y que
impiden que se alcance la equidad educativa.
Las IE se constituyen en un punto de apoyo y
el lugar desde donde se puede proteger a los
niños y a los jóvenes, promoviendo la asistencia
a sus aulas. Cuando en la escuela se brinda
educación de calidad, se puede fortalecer
los proyectos de vida de los estudiantes,
asegurando que cuando sean adultos, tengan
mejores oportunidades laborales, además de
garantizar una formación en valores que evite,
a futuro, actos de violencia generados por
factores como la intolerancia.
Fernández de Juan (2014) maniesta que, en
el marco de la desnaturalización de la violencia,
sobre todo entre las parejas jóvenes, hay que
priorizar el trabajo preventivo, incorporando
por igual a ambos sexos, donde también
se evidencie que la identidad masculina
no requiere de un modelo de maltrato y
de negación de sus emociones, para una
interacción equitativa con la pareja y con el
entorno en el que se desarrolla. Es necesario
el trabajo dirigido por los docentes, a través
de actividades dirigidas, alternando el trabajo
en equipo y mixto, reforzado por ayudas de
aprendizaje. Los docentes deben conocer muy
bien el contexto social y educativo, para crear
un clima escolar adecuado, donde se incluya
las necesidades de los dos géneros (Trejo et
al., 2015).
En Colombia, con la rma de los acuerdos
de paz, se ha concebido a las escuelas como
escenarios o territorios de paz donde, a través
de la aplicación de didácticas y prácticas
pedagógicas adecuadas, se educa a los niños
en la prevención y mitigación de la violencia.
A partir de esto se construye una comunidad
educativa donde sus miembros practican y
Educación sexual integral en la escuela
145
Deyci Patricia Cabrera Fajardo
fomentan la tolerancia y donde la inuencia
positiva generada no solo llega al educando sino
a su familia mediante proyectos pedagógicos
pensados estratégicamente, para llevar sus
enseñanzas hasta el interior de los hogares.
Por otro lado, las ITS son consideradas un grave
problema de salud pública, por las repercusiones
en la salud individual y comunitaria, que
afectan negativamente en aspectos biológicos,
psicológicos, sociales y económicos de quienes
las padecen, al igual que de la familia y de la
sociedad. El sentido común permite observar
que la excesiva permisibilidad, promiscuidad y
descuido, lleva a los jóvenes a asumir conductas
de riesgo que pueden terminar en el contagio
de enfermedades de transmisión sexual. Es de
suma importancia conocer estos temas, dada
su magnitud, trascendencia y repercusión para
el paciente, la familia y la sociedad (Martínez
et al., 2017; Pinzón y Vernaza, 2017). Las ITS
afectan a todos los grupos sociales, económicos
y, a casi todos los grupos de edades, aunque
con mayor frecuencia a los adultos jóvenes.
La mayoría de estas enfermedades tiene
cura, y casi no causan complicaciones si son
diagnosticadas y tratadas a tiempo, pero
pueden transmitirse a otros y dejar secuelas
graves como la infertilidad y embarazos
ectópicos, considerándose el síndrome de
inmunodeciencia adquirida (SIDA) como la
enfermedad infecciosa más catastróca (Mora
et al., 2017; Malpartida, 2020).
El embarazo no deseado es otro aspecto que
se debe involucrar en la educación sexual,
especialmente en los adolescentes. El estudio
de Mendoza et al., (2012) reveló que el 21 %
de las mujeres colombianas entre 15 y 19 años
ya son madres o, están embarazadas de su
primer hijo, lo que signica que una de cada
cinco adolescentes ya ha iniciado su ciclo de
reproducción. La problemática del embarazo en
adolescentes está determinada por un conjunto
de factores relacionados, en su mayoría, con la
posibilidad de ejercer a cabalidad los derechos
sexuales y reproductivos.
Otros factores que incrementan el riesgo de
un embarazo adolescente son, la falta de
acceso a los métodos anticonceptivos, la falta
de empoderamiento de la mujer, la violencia
o coacción sexual, los matrimonios precoces,
la baja escolaridad de las adolescentes, la
maternidad vista como proyecto de vida,
la educación insuciente en salud sexual y
reproductiva y, el escaso conocimiento en
temas de planicación familiar (Pinzón et al.,
2018). De otra parte, Mazuera et al., (2017)
determinaron que el 69 % de las adolescentes
en el departamento de Norte de Santander,
Colombia, considera que la falta de educación
sexual está asociada al embarazo no planicado;
el 66 % reconoce que los embarazos no
planicados pueden ser prevenidos con el uso de
métodos anticonceptivos, pues los embarazos
indeseados son la principal causa de deserción
escolar para el 62 % de las adolescentes. Es
necesario destacar que la educación sexual no
fomenta la actividad sexual, sino que busca
extender el inicio de la vida sexual, reducir
el número de parejas sexuales y mejorar las
prácticas seguras (Yakubu et al., 2019).
4. Discusión
Los artículos mencionados en esta revisión
bibliográca están fundamentados en la
educación sexual y sus implicaciones e
importancia en la vida de todos los niños
y adolescentes; sus autores cuestionan si,
entre el personal docente de las IE existe
la preparación adecuada para orientar los
procesos pedagógicos que tienen que ver con
la formación en educación sexual, la cual puede
ayudar a combatir problemáticas presentes en
los entornos escolares, tales como la deserción
escolar, la discriminación a la orientación sexual,
violencia de género, embarazo adolescente,
enfermedades de transmisión sexual, falta de
un proyecto de vida claro, entre muchos más.
Al analizar estas problemáticas, se descubre
que conllevan factores que las agravan, como la
pobreza extrema, las zonas rurales apartadas,
las zonas de conicto armado, entre otras, que
dejan a los niños y adolescentes, en especial
aquellos pertenecientes a pueblos indígenas y
afrodescendientes como las poblaciones más
vulnerables ante su afectación, convirtiéndolas
en víctimas de abuso Vásquez (2017).
La inuencia positiva que puede tener una
comunidad educativa en la educación sexual
de los niños y jóvenes es fundamental, ya
que asegura que ellos conozcan los derechos
sexuales y reproductivos; pero, estas acciones
146
Educación sexual integral en la escuela
Deyci Patricia Cabrera Fajardo
no pueden ser esporádicas y desarticuladas;
deben existir lineamientos claros, concretos
y contextualizados que permitan formar
individuos responsables, amorosos,
respetuosos de la diferencia y con autoestima
suciente para aceptarse y vivir una sexualidad
libre, responsable y sana (Castelar y Lozano,
2018; Calero et al., 2017; Alvarado, 2015).
Por lo anterior, es importante que las escuelas
se vuelvan entornos protectores, donde los
jóvenes sean preparados para su futuro,
reconozcan sus derechos y deberes dentro de
la sociedad y tengan la capacidad de tomar
buenas decisiones, respetando sus diferencias
y aceptándose como son. El hecho de que
cada individuo se acepte tal y como es, con
sus defectos, virtudes y con capacidad de
expresar sus emociones, sentimientos y su
sexualidad sin prejuicios, miedo y en completa
libertad, es posible si, desde la escuela se
toma acciones dirigidas hacia una educación
sexual pertinente; cuando esto ocurre, todos
los individuos desarrollarán la capacidad de
respetar a los demás. Una buena educación
sexual en la cual se involucren no solo los
docentes, sino también las familias y las
entidades de salud pública, permitirá que los
jóvenes actúen de manera responsable frente
a su sexualidad. Las familias son importantes
porque es ahí donde se adquiere los valores
y principios básicos de la vida, que luego son
fortalecidos en la escuela (Cárdenas, 2015).
5. Conclusiones
La sexualidad se constituye, sin lugar a dudas,
en un importante desafío para la educación
integral de calidad. En este sentido, la educación
sexual tiene como objetivo, el mejoramiento
de la calidad de vida, así como el lograr que los
individuos puedan asumir responsablemente
su vida sexual y reproductiva, tanto a nivel de
pareja, como al interior de las familias.
Dentro de las IE se está desarrollando el
proyecto pedagógico de educación para la
sexualidad y construcción de ciudadanía, el
cual exige que se plantee teniendo en cuenta
las condiciones propias del contexto educativo,
para brindar a los estudiantes una educación
sexual integral que vaya acorde a las edades y
necesidades de los estudiantes.
En las IE, no todos los docentes que tienen
a su cargo la formulación de proyectos en
educación sexual tienen la formación y las
didácticas adecuadas para hablar sobre
sexualidad, ya que muchos de ellos todavía se
ven inuenciados por sus creencias religiosas,
culturales y diversos estereotipos, que los
condicionan a la hora de abordar aspectos
como el erotismo, las divergencias sexuales y
las relaciones afectivas, entre otros.
El conocimiento y comprensión de los derechos
sexuales y reproductivos por parte de los
niños, niñas y adolescentes en el contexto
educativo permite que estos se conviertan en
individuos autónomos y responsables de sus
decisiones, con un alto sentido de autoestima,
que los proteja ante diferentes problemáticas
que afectan a la sociedad actual.
6. Conicto de intereses
Los autores de este artículo declaran no tener
ningún tipo de conicto de intereses del trabajo
presentado.
Educación sexual integral en la escuela
147
Deyci Patricia Cabrera Fajardo
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Contribución:
La autora elaboró el manuscrito, lo leyó y aprobó.