Revista UNIMAR 36(2)- Rev. Unimar - pp. 77-88.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.Cultura investigativa como elemento relevante en la transformación educativa77ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018. Cultura investigativa como elemento relevante en la transformación educativa*Gustavo Adolfo González Roys**Cómo citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo: González, G. (2018). Cultura investigativa como elemento relevante en la transformación educativa. Revista UNIMAR, 36(2), 77-88. DOI: hps://doi.org/10.31948/unimar36-2.art5Fecha de recepción: 06 de junio de 2018Fecha de revisión: 08 de agosto de 2018Fecha de aprobación: 24 de septiembre de 2018Este artículo partió de la postura epistemológica de Bachelard (2007), quien recalca la necesidad de formar futuros investigadores, complementada desde las perspectivas de teóricos como Bracho (2012), Burbules y Callister (2008), Chiroque (2007), Gómez y Maldonado (2005), Jenkins, Ford y Green (2015), Tamayo y Restrepo (s.f.), entre otros. Metodológicamente, es documental con diseño bibliográco y analítico. Culmina con reexiones centradas en la necesidad de desplegar un conocimiento que permita ver y asumir la realidad, para hacer tangible la cultura investigativa y el espíritu cientíco en el quehacer educativo e investigativo, desarrollando la conciencia colectiva sobre la necesidad de transformar el actual estado de las cosas, por uno que vaya al encuentro del verdadero conocimiento del sentido práctico y objetivo de una cultura investigativa más racional y probable, que tenga conclusiones aceptadas universalmente como válidas en la sociedad del conocimiento para el progreso social.Palabras clave: Cultura investigativa, transmedia, transformación educativa.Investigative culture as a relevant element in the educational transformationThis article started with the epistemological position of Bachelard (2007), who stresses the need to train future researchers, complemented from the perspectives of theoreticians such as Bracho (2012), Burbules and Callister (2008), Chiroque (2007), Gómez and Maldonado (2005), Jenkins, Ford and Green (2015), Tamayo and Restrepo (n.d.), among others. Methodologically, it is a documentary with bibliographic and analytical design. It culminates with reections centered on the need to display knowledge that allows us to see and assume reality, to make tangible the research culture and the scientic spirit in the educational and research work, developing collective consciousness about the need to transform the current state of the things, for one that goes to the encounter of the true knowledge of practical and objective sense of a more rational and probable investigative culture, that has conclusions universally accepted as valid in the society of knowledge for social progress.Key words: Investigative culture, transmedia, educational transformation.Cultura investigativa como elemento relevante na transformação educacionalEste artigo partiu da posição epistemológica de Bachelard (2007), que enfatiza a necessidade de formar futuros pesquisadores, complementada pelas perspectivas de teóricos como Bracho (2012), Burbules e Callister (2008), Chiroque (2007), Gómez e Maldonado (2005), Jenkins, Ford e Green (2015), Tamayo e Restrepo (s.d.), entre outros. Metodologicamente, é um documentário com desenho bibliográco e * Artículo de Reexión. ** Doctorando en Calidad Educativa, de la Universidad de Baja California (UBC) México. Magíster Scientiarum en Gerencia de proyectos de Investigación y Desarrollo de la Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE), Venezuela. Ingeniero Agroindustrial de la Universidad Popular del Cesar (UPC) Colombia. Coordinador de Investigación del programa Maestría en Pedagogía de la Universidad Mariana, Valledupar, Colombia. Correo electrónico: gugo76@hotmail.com / ggonzalezr@umariana.edu.coRESUMENABSTRACTRESUMO
Revista UNIMAR 36(2)- Rev. Unimar - pp. 77-88.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.78Revista UNIMAR 36(2)- Rev. Unimar - pp. 77-88.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.Cultura investigativa como elemento relevante en la transformación educativaGustavo Adolfo González Roys79analítico. Culmina com reexões centradas na necessidade de demonstrar conhecimentos que nos permitam olhar e assumir a realidade, tornar palpável a cultura da pesquisa e o espírito cientíco no trabalho educativo e de pesquisa, desenvolvendo a consciência coletiva sobre a necessidade de transformar o estado atual do conhecimento das coisas, para um que vai ao encontro do verdadeiro conhecimento do sentido prático e objetivo de uma cultura investigativa mais racional e provável, que tem conclusões universalmente aceitas como válidas na sociedade do conhecimento para o progresso social.Palavras-chave: Cultura investigativa, transmedia, transformação educacional.1. IntroducciónA inicios del siglo XVI, Gastón Bachelard introduce en la cultura investigativa, el desarrollo del espíritu cientíco como una razón de aprendizaje que atien-de a dos vertientes que van desde lo abstracto hasta lo concreto, partiendo de las matemáticas, la expe-riencia, las leyes y los hechos que despejan la ac-ción para dinamizar las abstracciones y multiplicar las objeciones para disociar y recongurar acciones más audaces que aprovechan los procesos comuni-cacionales con el objetivo de evolucionar hacia un nuevo modo de percibir la realidad social, trayendo como consecuencia lógica un pensamiento con una nueva razón de aprendizaje.Para el autor, el enriquecimiento del espíritu cientí-co abandona los hábitos analíticos de la experien-cia, que siempre ha utilizado la investigación para transitar por tres estados: el primero es el concreto, que recrea las imágenes iniciales del fenómeno y se apoya sobre una literatura losóca que glorica la naturaleza y cuenta al mismo tiempo la unidad del mundo y la diversidad de las cosas; el segundo es el concreto-abstracto, el cual adjunta a la experiencia física esquemas geométricos, apoyándose en la -losofía de la simplicidad; el tercero es el abstracto, donde el espíritu emprende informaciones volunta-rias sustraídas de la intuición del espacio real, desli-gadas de la experiencia inmediata hasta polemizar-lo abiertamente con la realidad.Los planteamientos descritos sirven de base para el desarrollo del presente artículo, por considerar al espíritu cientíco como elemento decisivo, fortale-cedor de la cultura investigativa. Bachelard (2007) le encuentra razón a la práctica creativa de la in-vestigación que conduce a la generación de nue-vos conceptos y teorías, y la subsecuente mezcla y aplicación práctica y gurativa de los mismos que, independiente, de las diferencias disciplinarias, apuntan a una nueva estabilización epistémica en tanto, re-comprensión y re-encuadre del mundo, y advierte que la ciencia realiza sus objetos sin encon-trarlos jamás ya hechos; esta aseveración es la co-lumna vertebral de la transformación educativa ya que ésta no se concibe sin la cultura investigativa.Según lo expuesto por el autor y considerando la universalidad del método cientíco, corresponde a los investigadores y a la educación, deconstruir y construir los medios para investigar y transformar a la vez, en particular cuando actualmente la pro-ducción de conocimiento no se entiende desligada de la realidad socio-histórica, por lo que es necesa-rio contextualizar la forma de educar y de investi-gar en una constante dinámica que teje y desteje un entramado de conocimientos obsoletos, que se renueva y se transforma, tal cual es el mundo o la sociedad donde se origina.Bachelard (2007) dice que hacer ciencia, realizar in-vestigaciones, encontrarse en la producción de co-nocimiento cientíco, es hacer una actividad que rejuvenece el pensamiento completamente, por lo que la investigación en la educación sería un entra-mado de conocimientos que se renuevan constante-mente. Los investigadores, al hacer contacto con la realidad, van describiendo y aprendiendo; esto es lo que contiene la verdadera transformación; aceptar como cierta esa realidad, es la dinámica que señala el camino para la transformación educativa.El artículo, en su aspecto metodológico, se inserta en un tipo de investigación documental, siendo “un procedimiento cientíco, un proceso sistemático de indagación, recolección, organización, análisis e in-terpretación de información o datos en torno a un determinado tema, el cual conduce a la construcción de conocimientos” (Alfonzo, 1985, p. 87). En esta di-rección se argumentó, estableciendo una relación entre la temática y otros fenómenos que subyacen a la cultura investigativa y a la transformación edu-cativa. Cuando se opta por este tipo de estudio, el investigador utiliza documentos, los recolecta, se-lecciona, analiza y presenta resultados coherentes.Según Alfonzo (1985), la investigación documental, al igual que otros tipos de investigación, conduce a la construcción de conocimientos. Especícamente para este artículo, primero se recolectó las fuentes y se delimitó el tema de la cultura investigativa y el espíritu cientíco; luego se organizó los datos que el investigador consideró pertinentes y relevantes; en seguida se elaboró el esquema que marcó el desa-rrollo del artículo.En este orden de ideas, el artículo presenta elementos relevantes que justican el estudio a nivel teórico, pues se sustentó en valiosos aportes de Bachelard (2007) y otros expertos, que permitieron abordar aspectos como: el espíritu cientíco, las necesidades de la cul-tura investigativa en el capital humano de las institu-ciones educativas (IE), la relación del espíritu cientíco en la práctica docente-investigación, la transmedia en la cultura investigativa para la formación del espíritu cientíco, la transformación, educación, investigación y el espíritu cientíco, la innovación educativa y los recursos tecnológicos en la cultura investigativa, el cambio transformador, y la cultura investigativa y su desarrollo en la sociedad del conocimiento.En lo que respecta a su aplicación práctica, las re-exiones motivan a transformar la enseñanza, de-sarrollando en los estudiantes un espíritu cientíco que los conduzca a la reexión del saber permanente por un conocimiento abierto y dinámico, metodoló-gicamente justicado, ya que se emplea una inves-tigación documental mediante la revisión bibliográ-ca exhaustiva, con un método inductivo que da coherencia y consistencia al estudio. La investigación toma un carácter social, por cuanto pretende el for-talecimiento de la cultura investigativa y la transfor-mación educativa para lograr el desarrollo eciente y ecaz de los procesos académicos, teniendo como n, el empoderamiento de la investigación como una manera de lograr la cultura investigativa, como la forma tangible del espíritu cientíco.2. Contenidos teóricosEspíritu cientícoAl abordar los contenidos teóricos que validan el presente artículo, es pertinente entender el signi-cado del espíritu cientíco, según Bachelard (2007):Es esencialmente una recticación del saber. El cono-cimiento cientíco juzga a su pasado, y lo condena. Su estructura es la conciencia plena de sus errores históricos. Cientícamente, se piensa en lo verdadero como recticación histórica de un largo proceso de error; se piensa en el fenómeno cientíco como la rec-ticación de la ilusión común y primera. (p. 121).Lo emitido por este autor muestra la reexión del proceso investigativo, en el cual es necesario apro-vechar todos los elementos implícitos en el conoci-miento, sin obviar ningún dato, aunque éste se re-eje como error del pasado, reajustando la primera concepción como valor relevante del saber, hasta lograr nuevos modelos racionales del aprendizaje, que desarrollen el discernimiento y la comprensión del fenómeno o hecho estudiado.Ese espíritu cientíco debe transformar la praxis educativa mediante la cultura investigativa, la cual requiere desarrollar los aspectos cognitivos de los individuos involucrados en el proceso educativo, por lo que las organizaciones educativas deben desarrollar en sus actores y autores, actitudes, va-lores, objetivos, métodos y técnicas, así como una pedagogía particular que busque las soluciones de los diversos problemas, para emitir respuestas satis-factorias, apoyándose en el trabajo en equipos inter-disciplinarios. Por ello, es necesario desarrollar una cultura investigativa, donde, de acuerdo con Gómez y Maldonado (2005):La existencia y validez de valores permitan al inves-tigador entender y respetar la pluralidad del otro, aceptar el aporte y juicio de los pares, así como cono-cer y aplicar los códigos éticos, las normas y políticas nacionales e internacionales que rigen en la investi-gación. (p. 42).Lo señalado por estas autoras reseña la importancia que tiene para una institución, desarrollar la cul-tura investigativa y que sus integrantes amplíen la mentalidad pluralista y globalizada, expropiando los buenos juicios y rechazando aquéllos que emi-
Revista UNIMAR 36(2)- Rev. Unimar - pp. 77-88.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.80Revista UNIMAR 36(2)- Rev. Unimar - pp. 77-88.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.Cultura investigativa como elemento relevante en la transformación educativaGustavo Adolfo González Roys81tan dudas, prevaleciendo la ética y las buenas nor-mas, que conlleven la excelencia académica.Cultura investigativa en las Instituciones Edu-cativasPara entender el signicado del espíritu cientíco en la cultura investigativa, Bachelard (2007) expresa que éste se consolida cuando se ordena una serie de acon-tecimientos decisivos de la experiencia, por lo que se hace necesario aclarar que no es parte del proceso de enseñanza ni de la reexión sistemática sobre la base de la vinculación entre teoría y praxis educati-va, ni de cómo el docente debe estar comprometido con el proceso de construcción y sistematización del saber, pues no se aprende ni se enseña; se construye, porque va más allá del proceso de apropiación de sa-beres que realiza el docente para que el estudiante comprenda el mundo e interprete lo que sucede en él y tome posición ante determinados hechos. Para López, Montenegro y Tapia (2006), la cultura investigativa comprende organizaciones, actitudes, valores, objetos, métodos y técnicas relacionadas tanto con la investigación como con la transforma-ción de la investigación o de la misma pedagogía, con el n de impulsar y fortalecer las propuestas de solución a los problemas institucionales, sociales, locales y nacionales, como eje vital de su actividad académica y compromiso con la sociedad actual.Lo emitido por estas autoras se enfoca en la impor-tancia de transformar la manera de hacer investi-gación, para ir en la búsqueda de una que ofrezca soluciones a diversas situaciones o problemáticas a través del desarrollo de un hacer investigativo con verdadero compromiso social. En este punto es im-portante acotar que la praxis docente, junto al desa-rrollo de la investigación, debe poseer un sustento que permita desarrollar la capacidad de reexionar, para introducir la búsqueda asertiva de argumenta-ción, teorización y actitud crítica que favorezcan el avance de una cultura investigativa que transforme la realidad social.En este sentido, es necesario entender el signicado de investigación como “la producción de conoci-miento signicativo en el contexto de un paradig-ma” (Tamayo y Restrepo, s.f., p. 6), planteamientos que aclaran el panorama porque explican cabal-mente en qué consiste la investigación y cuáles son las pautas para lograrla; pero, para llegar a esto, es necesario desarrollar en las IE una cultura investi-gativa que sea acreditada por los académicos con todos los argumentos de un lenguaje investigativo.Desde esa dirección, es necesario entender que la cultura es un conjunto de modos de vida, costum-bres y conocimientos en una época o grupo social. Valderrama (2007) explica que la cultura nace de valores compartidos que se escoge y congura a propósito, los cuales deben ser entendidos clara-mente por todos sus actores. Con base en esta idea se pudiera aseverar que la cultura investigativa constituye el hábito de los individuos para inter-venir de manera creativa y colaborativa para cons-truir su propio conocimiento y resolver situaciones problemáticas de su entorno social; por eso Bache-lard (2007) dice que el espíritu cientíco se cristali-za cuando se ordena las experiencias de los indivi-duos, que no precisamente dependen del proceso de enseñanza ni del aprendizaje formal, pero ob-viamente, cuando es adquirido como una forma de vida en el ámbito educativo, conlleva la formación de la cultura investigativa.De esta manera, Bracho (2012) explica que en la uni-versidad, la cultura investigativa no se inicia con sistemas, sino con los profesores, y poco a poco se integra equipos, grupos, comités, centros de inves-tigación, llegando a tejer una red de investigación que da origen al espíritu cientíco institucional, de-sarrollando paulatinamente la cultura investigativa. Esto alude directamente a una transformación edu-cativa permanente en el tiempo, a través de la cual se aprende a desaprender y a aprender de nuevo, en una constante construcción de nuevos conocimien-tos para la solución de los problemas sociales.Cabe añadir en este punto, que en una institución educativa el espíritu cientíco se hace tangible a través de sus motivaciones, experiencias, leyes y he-chos investigativos, elementos que llevan a la cul-tura investigativa colectiva desde un pensamien-to crítico que permita desarrollar las capacidades esenciales para la transformación de la realidad, proveyendo soluciones a los problemas de la socie-dad. Ante esto, López, et al., (2006) plantean que el elemento primordial de las actitudes colectivas es la capacidad de cada ser humano para llevar a cabo actividades para descubrir y examinar en la infor-mación los datos de las propiedades y las relaciones que son esenciales para resolver las tareas propues-tas, donde el conocimiento es una representación de la realidad. Esto permite expresar que el cono-cimiento se crea y se transforma, y para lograrlo es necesario desarrollar actitudes, capacidades, senti-mientos y acciones que poco a poco vayan forman-do parte de la conciencia colectiva para formar la cultura investigativa.Necesidades de la cultura investigativa en el capi-tal humano de las Instituciones EducativasEs imperioso que el sistema educativo conciba la necesidad de fortalecer su capital humano en la cultura investigativa y el conocimiento para ofre-cer respuestas que satisfagan las necesidades in-dividuales, sociales y del mercado laboral, como una nueva forma de hacer relevante la organiza-ción en la producción, distribución y usos del co-nocimiento avanzado.Para Velásquez (2007), la educación requiere de la cultura investigativa para que su capital humano, tecnológico y organizativo se constituya en el con-junto de recursos y capacidades intangibles de di-versa naturaleza, con diferentes implicaciones estra-tégicas que le agregan valor a las IE. Aspectos como la intangibilidad y la creación de valor constituyen elementos importantes a la hora de denir el espí-ritu cientíco, destacando que el capital intelectual no representa todos los recursos y capacidades in-tangibles de una organización, pero sí tiene carácter estratégico y es fuente de ventaja competitiva soste-nible. De lo dicho se inere el valor del capital hu-mano como el responsable de emprender proyectos de investigación encaminados hacia el desarrollo social y económico de los países; este crecimiento social puede alcanzarse a través de la investigación, pero solo si existe una cultura investigativa adecua-da, base fundamental del proceso.El capital humano de una organización se reere “al conocimiento útil que poseen las personas como individuos y como equipos de trabajo, así como a su capacidad de aprender, regenerar y crear conoci-miento” (Velásquez, 2007, p. 3). Esta armación re-seña la importancia que tiene el capital humano en las organizaciones educativas, pues es el que desa-rrolla la cultura investigativa en la educación, don-de todos los profesionales se integran en un equi-po de trabajo humano, desarrollando la sinergia de aprender, trabajar, regenerar y crear conocimientos que puedan ser compartidos con otros, apoyados en la transmedia y en las comunicaciones establecidas entre ellos, así como en la organización y el entorno donde, animados por el espíritu cientíco, sin duda desean saber cada día más acerca del estado de las cosas que los afectan individual y socialmente. Le corresponde a la universidad de hoy mirar sus procesos investigativos y sus productos dentro de las relaciones imperantes en la sociedad global. Ella ya no es la única poseedora del saber ni la única agen-cia de socialización ni de creación de capital humano, pero en medio de los crecientes ujos de información, precisamente propiciados por el desarrollo de las tec-nologías de información, sí que le corresponde ser “la principal industria encargada de producir capital humano, incorporar conocimiento en las personas, desarrollar las capacidades de absorción social del co-nocimiento disponible y formar el estrato clave de la fuerza laboral, aquel compuesto por quienes trabajan con conocimiento avanzado” (Brunner) (Velásquez, 2007, p. 2). Brunner y Tedesco (2003) hacen énfasis en el enor-me papel que tienen las instituciones de educación para insertar en sus procesos educativos, el desarro-llo de las capacidades intelectuales, apoyadas por las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), para desplegar en sus estudiantes la necesi-dad de la investigación, desarrollando una cultura investigativa que sea capaz de generar conocimien-tos nuevos e innovadores que den respuestas a sus propias necesidades y a las del entorno. Al respecto, Bachelard (2007) dibuja al espíritu cientíco en la cultura investigativa como el conocimiento en com-prensión, extensión, deconstrucción y construcción que derriba los obstáculos amontonados por la vida cotidiana, en un incesantemente luchar en contra de las imágenes y analogías ya construidas; esto sería, sin ninguna duda, una actitud de cambio im-postergable para que la cultura investigativa en el ámbito educativo sea verdaderamente transforma-cional, cuando lo que está claro es que la dinámica del mundo globalizado, la sociedad del conocimien-to y los incesantes cambios tecnológicos conllevan la urgencia de formar al capital humano para que
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Al respecto Bachelard (2007) maniesta que es necesario plantear los problemas en la vida cientíca ya que ellos no se plantean por sí mismos, por lo que todo conocimiento es una respuesta a una pregunta; por lo tanto, si no hubo pregunta, no pue-de haber conocimiento cientíco. Es decir: “Nada es espontáneo. Nada está dado. Todo se construye” (p. 16). Ante esto, los docentes, como investigadores, deben plantearse interrogantes para que identi-quen los problemas que posteriormente van a inves-tigar, porque “la capacidad de discernimiento y de generación de conocimientos, es posible a través del desarrollo de la investigación del docente sobre su propia realidad” (Michelangeli, 2006, p. 20).Por su parte, Velásquez (2007) sostiene que el papel que puede cumplir la investigación en la educación requiere la transformación de la práctica docente en una praxis reexiva, continua, que permee el hacer del docente, promoviendo en sus estudiantes y ho-mólogos un pensamiento investigativo creativo, con un trabajo colaborativo que motive a los involucra-dos a investigar en los marcos referenciales disci-plinares en una práctica investigativa que tome en cuenta todos los ámbitos y escenarios dentro y fuera de los recintos educativos, para trascender hacia un hacer investigativo socializador. La autora explica claramente el rol que debe cumplir el docente en la investigación, al incentivar a los estudiantes, a tra-vés del desarrollo continuo, el espíritu cientíco en la cultura investigativa, como columna vertebral en su quehacer a través del trabajo creativo, autodidac-ta y colaborativo.En esta línea de pensamiento, Hidalgo (1993) expre-sa que se requiere de la investigación, para hacer posible la transformación de la vida educativa, pues “la superación de los vicios de la educación tradicio-nal exige aproximarse a la complejidad de los pro-blemas a través de la investigación” (p. 3). Bachelard (2007, citado por Costa y de Novais, 2008) reere que hay que buscar: Evidencias del acto de investigación, como acción que tiene lugar en el objetivo de un espíritu cientíco que le antecede y le da aliento; ahí [se busca] los primeros indicios del acto creativo contemporáneo, más próxi-mo a la noción de problema que a la duda cartesiana, más próximo a las preguntas que a las respuestas. (párr. 2).En lo planteado por Bachelard se visualiza la rela-ción directa que existe entre el docente y la inves-tigación, como una actitud o disposición subjetiva que busca soluciones serias con métodos adecuados al problema que se pretende resolver; esa actitud, efectivamente, no es innata a la persona; ésta la construye a lo largo de la vida; es aprendida. Esta relación se fundamenta en una mente crítica, obje-tiva y racional, donde a través de la cultura inves-tigativa desarrolla vínculos de anidad y, a la vez, llevará al investigador a anar su capacidad de jui-cio y discernimiento, preparándolo para percibir lo esencial e importante de lo situacional de lo que de-sea investigar.La transmedia en la cultura investigativa para la formación del espíritu cientícoEs relevante expresar que, para la cultura investi-gativa, la transmedia representa en la era tecnoló-gica “un canal de comunicación idóneo de circu-lación del conocimiento, lo que favorece el trabajo investigativo entre pares” (Jenkins, Ford y Green, 2015, p. 3). Los autores expresan que, a través de la transmedia, la cultura investigativa aprovecha el aprendizaje colaborativo para construir su propio conocimiento; maniestan que la transmedia, como apoyo de la cultura investigativa, se centra en las di-námicas sociales y las prácticas culturales que han enaltecido las nuevas plataformas y directrices que explican cómo compartir el conocimiento como una práctica habitual, condición que fortalece el espíritu cientíco. El potencial de los medios digitales brin-da un catalizador para reconceptualizar y dinami-zar la cultura investigativa.Los planteamientos de estos autores señalan la im-portancia de la transmedia en el desarrollo cog-nitivo, social y cultural de los involucrados en los procesos investigativos, los cuales tienden a abrir su potencial digital para abarcar una cultura globali-zada, donde las masas plantean nuevas relaciones, en las que participan de las ventajas de la tecnolo-gía para involucrarse en comunidades virtuales de aprendizaje, emitiendo sus opiniones y compartien-do sus logros y sus aprendizajes, socializando así el nuevo conocimiento.En esa dirección, la transmedia en el mundo me-diático está representada por las narrativas en los procesos investigativos para la producción de co-nocimiento; esto deriva en un elemento que contri-buye a la formación de un espíritu cientíco más incluyente, exible y abierto, en constante construc-ción. Este planteamiento indica la importancia de las TIC como apoyo a la cultura investigativa, dado que permiten la oportuna y rápida búsqueda de in-formación que les permite a los investigadores desa-rrollar sus trabajos y aanzar sus conocimientos en un espacio globalizado y digitalizado que, sin nin-guna duda, contribuye grandemente a la formación del espíritu cientíco.La transformación educativa, investigativa y el es-píritu cientícoPara abordar la transformación educativa es necesa-rio partir de los argumentos teóricos de Ruiz (2008), quien reere que con base en los procesos de cam-bios se crea una visión nueva del estado de las cosas; este cambio puede ser negativo o positivo y supone una metamorfosis cultural que empieza a provocar-se en la sustanciación de la imagen amparada en símbolos, gestos, imágenes, palabras y hechos.Al respecto, Valderrama (2007) considera que la imagen es apoyo para instalar la cultura investi-gativa como principal fuente de motivación, para después asegurarla con convicciones referidas en la realidad de acuerdo con los hechos que le dan credi-bilidad, por lo cual se debe asumir retos para reco-nocer los cambios e impulsar las transformaciones necesarias centradas en el poder para intervenir en los acontecimientos o en un estado de cosas, aten-diendo los agentes sociales con una “dialéctica de control que conlleva un acceso asimétrico a los me-dios (recursos) que permiten a los agentes inuir en la conducta de los demás” (Elboj, Puigdellívol, Soler y Valls, 2006, p. 42), respetando el margen de liber-tad y atendiendo las competencias para reconstruir sus procesos.Lo emitido deja en claro que para lograr cambios es necesario atender al entorno donde se desenvuelve el individuo, utilizando los recursos necesarios y las acciones que puedan inuir en su conducta para lograr una reexión interior que puede convertir-se en transformación, respetando la libertad, sus competencias y el deseo de cambiar. La capacidad transformadora en el individuo brinda nuevas y ex-celentes posibilidades a “la educación, pues ésta no se debe dedicar exclusivamente a la trasmisión de información, sino a la construcción de saberes con un carácter global” (Zambrano y Medina, 2010, p. 290); así, la tecnología aanza su labor en el proceso de enseñanza y aprendizaje. “Dentro de este ámbi-to emerge de manera rápida y creciente en la edu-cación, la virtualidad, la cual hace referencia a los instrumentos y procesos utilizados para transmitir, producir, intercambiar información y conocimiento por medios electrónicos” (Fundación Gabriel Pie-drahita Uribe, 2007, citada por Zambrano y Medina, 2010, p. 290).Lo expuesto indica la importancia de la educación para lograr la transformación de las personas den-tro del contexto en el cual se desenvuelven, utilizan-do para ello las TIC, porque brindan la oportunidad de aanzar el aprendizaje mediante la utilización de los enormes recursos que poseen, permitiendo el intercambio de información y conocimientos.Por su parte, Cumellas et al., (2008) opinan que la educación es un requisito básico para potenciar y materializar la capacidad transformadora de la investigación, lo cual signica que se requiere un lenguaje claro y adecuado, porque la enseñanza es un arte, una continua indagación, un experimento impulsado por el compromiso y la responsabilidad, ya que se sustenta en las relaciones y el intercambio crítico entre estudiantes y docentes con otros.Aunado a lo expuesto, Chiroque (2007) expresa que el docente, además de innovador es investigador, se compromete con su tarea y produce conocimiento permanentemente; de esta manera contribuye al de-sarrollo cientíco. Por consiguiente, la investigación y la innovación deben establecer un vínculo que es compartido con otros docentes investigadores en
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El mismo Bachelard (2007) comprendió la necesidad de reorganizar el trabajo a través de la imaginación dinámica y creadora para construir, deconstruir y reconstruir el conocimiento, superan-do aquello que obstaculiza lo nuevo, lo cual puede reejar exactamente cómo el espíritu cientíco con-tribuye a la transformación de la práctica educativa e investigativa.Innovación educativa y los recursos tecnológicos en la cultura investigativaCon el n de lograr la innovación educativa, es ne-cesario que los docentes ejecuten sus praxis de ma-nera articulada, lo que les permitirá el logro de los objetivos planteados y la resolución de los proble-mas. Para ello es necesaria la utilización de los re-cursos idóneos que permitan lograr la motivación de sus estudiantes; ante esto:La innovación educativa es fundamentalmente una al-teración sistemática, creativa y novedosa en las formas de operar (procesos) y/o en los insumos o recursos que se usan para resolver un problema o lograr un objetivo de carácter educacional. Con propiedad, tengo inno-vación educativa cuando modico de manera total o parcial los procesos y o los recursos que normalmente se usan para resolver un problema educativo o para lograr un objetivo educacional. (Chiroque, 2007, p. 14).Esto reeja la importancia de innovar en el proceso de enseñanza y aprendizaje, utilizando la creatividad del docente y la motivación de los estudiantes con el n de alcanzar las metas planteadas, logrando la satisfacción de todos los involucrados, con la conciencia de que la innovación educativa marcha a la par de la era digital, y los estudiantes se interesan más por el uso de las TIC para compartir el conocimiento, la cultura y la educa-ción, entrelazando las contribuciones de distintas dis-ciplinas del conocimiento (Castells, 2000).Por consiguiente, el conocimiento de la innovación educativa no es imparcial respecto a los intereses y valores que se inserta en las políticas educativas, donde los medios y las TIC brindan su aporte para facilitar los aprendizajes, utilizando las diversas herramientas tecnológicas, la cultura, los grupos sociales, que de una u otra manera utilizan e inter-pretan los esquemas culturales gracias a la forma-ción de un espíritu cientíco capaz de lograr cono-cimientos en un mundo globalizado.Es por ello que Burbules y Callister (2008) conside-ran que la innovación educativa debe partir del aná-lisis del contexto social, cultural e ideológico bajo el cual se produce la interacción entre los sujetos y la tecnología. Los métodos de estudio e investigación deben ser eclécticos, en los que son combinadas las aproximaciones cuantitativas con cualitativas en función de los objetivos y la naturaleza de la reali-dad estudiada. Las relaciones e interacciones entre las TIC y la educación en la innovación educativa son consideradas tanto lo concreto como lo abstrac-to de la realidad del conocimiento, realizando un análisis de los problemas educativos, buscando la relación entre la tecnología y el posicionamiento del conocimiento en los escenarios ideológicos sobre el signicado de la educación y de los procesos de cambio social.Los planteamientos realizados por Burbules y Ca-llister (2008) presentan la innovación educativa como el análisis del contexto social, cultural e ideo-lógico en el cual está inmerso el estudiante, y éste a su vez, con el uso y aplicación de las herramientas para lograr el cambio en sus procesos educativos, lo cual transforma el acontecer diario, logrando que el aprendizaje trascienda los límites de la reexión y conciencia del mundo, y que los participantes se in-volucren y se apropien del conocimiento de manera sistemática. Ante esto: La innovación educativa debe reconceptualizarse como un espacio intelectual cuyo objeto de estudio son los medios y las TIC en cuanto formas de repre-sentación, difusión y acceso al conocimiento en los distintos contextos educativos, con el n de lograr una cultura investigativa como elemento relevante en la transformación educativa. (Bustamante, 2009, p. 101).De igual forma, Alonso et al., (2005) entienden la innovación educativa, como un cuerpo de cono-cimientos que pone las bases teóricas y cientícas de los aspectos tecnológicos, por lo que no pueden ser asumidas de forma aislada de los paradigmas existentes. Este cuerpo de conocimientos debe es-tar integrado por las bases teóricas que sustentan el paradigma didáctico y por aquellos aspectos que ayudan a comprender y utilizar los recursos tecno-lógicos en el fortalecimiento del espíritu cientíco.Los planteamientos realizados por Bustamante (2009) y Alonso et al., (2005) resaltan la importancia de las TIC para lograr un conocimiento integrado, buscando una interacción entre la investigación y la transformación del conocimiento, donde las re-des sociales y las comunidades de aprendizaje par-ticipan, motivan y conciencian a los estudiantes a lograr sus propósitos, apropiándose del complejo aprendizaje interdisciplinario que circula en ellas y en el mundo.Por su parte, Chiroque (2007) expresa que: La investigación y la innovación son procesos im-prescindibles en la función del maestro, considerado como profesional de la enseñanza. La práctica peda-gógica genera permanentemente una serie de interro-gantes de diversa naturaleza por parte de todos los actores del proceso educativo. La cotidianidad en la escuela se constituye así en un laboratorio natural. Si esta cotidianidad es innovadora, las innovaciones es-tarán siendo validadas permanentemente. (p. 27).… contribuyendo en esa cotidianidad con la forma-ción de la cultura investigativa.Finalmente, es pertinente expresar la importancia que tiene para los docentes la participación en los círculos de estudio, los cuales integran la innova-ción educativa como una manera de enfrentar una dicultad o de lograr un objetivo educativo me-diante la construcción de una educación con cali-dad, equidad y pertinencia, donde la innovación se convierte en acciones permanentes del proceso educativo.Cambio transformador y cultura investigativaSe necesita realizar un cambio transformador en la educación; docentes y estudiantes requieren impul-sar acciones que conlleven una reforma educativa como modelo de una nueva sociedad que garantice la solución de los problemas sociales, donde la ca-lidad, pertinencia, profesionalismo docente, recur-sos y gestión educativa, sean prácticas innovadoras para lograr una educación que desarrolle la cultura investigativa.Ante esta realidad, Chiroque (2007) plantea la ne-cesidad de cambiar la educación mediante la pro-ducción de conocimientos, que sirva como punto de partida de la investigación y, a la vez, enriquezca los resultados. Estos planteamientos conducen a expre-sar la necesidad de transformar la educación, donde la cultura investigativa y el espíritu cientíco estén presentes en el abordaje de los conocimientos para el logro de los objetivos establecidos para la trans-formación, la indagación y la discusión entre la di-versidad de actores, para que las prácticas investiga-tivas sirvan de marco común.Aunado a lo expuesto, Barahona, Gratacós y Quinta-na (2012) sostienen dos aspectos fundamentales en la transformación educativa: primero, desde la coheren-cia entre la conducta individual y la nueva retórica del desarrollo del conocimiento; segundo, la construcción de interacciones éticas y efectivas que permitan derri-bar las diferencias para abrir nuevos canales de comu-nicación y desarrollar la conanza entre los actores.Estos postulados requieren cambios, que necesa-riamente han de estar basados en la interconexión entre pares para impulsar la reexión individual y la conciencia colectiva acerca de la importancia de perlar la cultura investigativa como un modo de vida, enfatizando en incentivar actitudes y compor-tamientos para lograr dinamizar los nuevos cami-nos de acción que impulsen la transformación edu-cativa, utilizando como medio la promoción de la conciencia y el espíritu cientíco, entendiendo que esas dinámicas y ese accionar son inherentes al ser humano, donde lo uno depende de lo otro.Desarrollo de la cultura investigativa en la socie-dad del conocimientoEl gran desafío que tienen los países, la sociedad, la educación y las personas en la sociedad del co-nocimiento es lograr cambios profundos y transfor-maciones dinámicas, consustanciadas con la propia construcción social que surge de un contexto social, histórico y cultural determinado (Balza y Noguera, 2011). Este criterio se vincula con el desarrollo de la cultura investigativa en la sociedad del conoci-miento y la necesidad de crear vías para abrir nue-vos caminos en aras de proveer oportunamente so-
Revista UNIMAR 36(2)- Rev. Unimar - pp. 77-88.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.86Revista UNIMAR 36(2)- Rev. Unimar - pp. 77-88.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.Cultura investigativa como elemento relevante en la transformación educativaGustavo Adolfo González Roys87luciones a los problemas, en un mundo que cambia constantemente a través de un conocimiento que sea apuntalado por la innovación y la creatividad en la educación, pues ambos aspectos son funda-mentales en la sociedad del conocimiento y en la cultura investigativa.En este sentido, la cultura investigativa identica a la persona, los contextos sociales políticos y las organi-zaciones, pues simboliza la formación y la experiencia histórica, como un hecho intangible imprescindible para la valoración de las IE en su práctica investigativa, para garantizar el éxito en la sociedad del conocimien-to. Según esto, se comprende que “la cultura investiga-tiva se produce como parte de los aprendizajes colecti-vos y del intercambio de experiencias en el hacer, que permite perder el temor y el alejamiento a la investiga-ción cientíca” (Arana e Ibarra, 2016, p. 25). Se requiere entonces de personas capacitadas que se empoderen del conocimiento, para que las organizaciones educati-vas cumplan efectivamente su misión social.La calidad de la investigación en la sociedad ayuda a solucionar los problemas que socialmente le son planteados; esto marca la transformación educativa basada en la creación de nuevos procedimientos y técnicas que aportan más a la ciencia y a la socie-dad; es un compromiso que vincula la ciencia con el desarrollo para llegar a concretar la sociedad del conocimiento. Según Bachelard (1978), la investiga-ción promueve cambios; se va desde un cambio de la proyección directa del inconsciente a las cosas, hacia la realización de tales cosas, mediada por la vigilancia intelectual de las comunidades académi-cas. Esto maniesta la urgencia de vigorizar y con-solidar la cultura investigativa en los contextos aca-démicos, respaldada en el compromiso inaplazable de la sociedad para materializar, diseñar y ejecutar proyectos de investigación que transformen y mini-micen los problemas sociales, precisamente con un conocimiento que dinamice en las sociedades ha-cia la conciencia profunda de que es ella y a través de ella, que se va a lograr un mundo más amigable para los seres humanos.3. ConclusionesEste producto intelectual ofrece una contribución decisiva para vincular la promoción de la cultura investigativa desde la formación del espíritu cien-tíco con el desarrollo de la conciencia, relacionan-do el mundo real con el quehacer investigativo en la cotidianidad del hacer educativo, en un intento por aportar a la formación de las personas en el desarrollo del pensamiento y de la creatividad, in-corporando en el proceso un espíritu crítico, ima-ginativo y soñador que atienda a las características educativas que conciben al ser, libre y responsable de sus potencialidades para transformar y trans-formarse, recurriendo a las múltiples posibilidades que las dinámicas culturales de la sociedad post-moderna ofrecen.Estos argumentos enfatizan la necesidad de desa-rrollar una cultura investigativa, donde la educación cumpla la misión de enseñar a pensar y a cooperar, porque son capaces de construir respuestas a los di-versos desafíos de hoy, pero para lograrlo es nece-sario que la educación aproveche las herramientas que ofrecen las TIC, como apoyo en la búsqueda de una cultura investigativa, que logre sembrar de ma-nera natural el espíritu cientíco en la cotidianidad educativa e investigativa.Las posibilidades de expansión que abren las TIC con relación a su alcance en los diferentes entornos y sus diferentes usos las convierten en los medios idóneos para la interacción y retroalimentación en el campo de la educación, crean nuevas percepcio-nes del mundo y de acceso al conocimiento, hacen posible otras maneras de aprender, donde el apren-dizaje puede convertirse en un proceso de transfor-mación más rápido e inmediato, pues al establecer-se las conexiones entre las fuentes de información, lógicamente se construye y socializa el conocimiento a través de múltiples plataformas donde la transmedia ayuda a la rápida apropiación de los conocimientos, lo que permite que el espíritu cientíco transversa-lice las reconguraciones colectivas de la cultura investigativa.Esta realidad tecnológica incentiva a la educación, a revisar su estructura curricular para establecer lazos permanentes en la relación de la práctica del docente y la investigación, en la cual el conocimien-to no se conforme con obtener información sino en saber mirar la realidad para decidir conscientemen-te, descubriendo su papel en este mundo cambiante, capaz de producir nuevos aprendizajes que lo in-serten en una sociedad transformada rápidamente por las TIC, para llevar a cabo la actividad de des-cubrir y examinar las tareas propuestas en una re-presentación real de la investigación, buscando la acreditación en la comunidad académica nacional e internacional. Lo expuesto también puede inser-tarse en la sociedad del conocimiento, entendiendo que la materialización de la cultura investigativa ló-gicamente lleva a la solución de problemas sociales, dado que es allí donde radica la concepción de un mundo mejor. Para nalizar, se puede armar que la educación solo será transformada si ayuda a formar concien-cia e incorpora una forma global de ver, donde la innovación sea compartida por todos, que per-mita entronizar la cultura para lograr la educa-ción, que asegure la convivencia y biodiversidad, en las cuales el diálogo fecundo y el pensamiento innovador puedan ofrecer alternativas capaces de incorporar en la gestión de sus actividades, los valores universales que deben regir la sociedad y las relaciones ciudadanas, pues en palabras de Bachelard (2007), el desarrollo de la conciencia y del espíritu cientíco “juegan un juego en donde el uno depende del otro; mientras la conciencia se desarrolla, el espíritu se transforma, y a la vez si el espíritu potencia y se transforma, a su vez la conciencia se desarrolla” (p. 45).4. Conicto de interesesLos autores de este artículo declaran no tener ningún tipo de conflicto de intereses del trabajo presentado. ReferenciasAlfonzo, I. (1985). 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