Imaginario social, territorios de frontera y fronteras imaginarias: Comuna 10 de PastoRevista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.63RESUMENABSTRACTImaginario social, territorios de frontera y fronteras imaginarias: Comuna 10 de Pasto*Jonnathan Harvey Narváez**Lina María Obando***Catalina Pérez Caicedo****Cómo citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo: Narváez, J., Obando, L. y Pérez, C. (2014). Imaginario social, territorios de frontera y fronteras imaginarias: Comuna 10 de Pasto. Revista UNIMAR, 36(1), 63-76. DOI: hps://doi.org/10.31948/unimar.36-1.4Fecha de recepción: 18 de julio de 2017Fecha de revisión: 14 de agosto de 2017Fecha de aprobación: 24 de octubre de 2017Los imaginarios sociales son entendidos como aquellas construcciones mentales socialmente compartidas y encarnadas en las instituciones sociales, por lo cual surge el interés de develar aquéllos que son construidos en torno al territorio y a las fronteras imaginarias al interior de la Comuna 10 de Pasto. Esta investigación se desarrolló con base en el paradigma cualitativo con enfoque fenomenológico, usando técnicas de recolección de información como el grupo de discusión y el grupo focal. Entre los principales resultados se encontró que los imaginarios sociales instituyentes están relacionados con concepciones como la territorialidad, la muerte, el conicto intergeneracional, el honor, la familia y la lealtad, mientras que los instituidos se forman por el control territorial y los micropoderes, todo lo cual inuye en la consolidación de fronteras imaginarias, medios de subsistencia y marco representacional de la violencia urbana en el devenir de los micropoderes en la Comuna 10. Palabras clave: Imaginario social, imaginario instituyente, imaginario instituido, violencia urbana y fronteras imaginarias.Social imaginary, frontier territories and imaginary borders: Commune 10 of PastoSocial imaginaries are understood as those mental constructions socially shared and incorporated in social institutions, for which the interest arises in unveiling those that are built around the territory and imaginary borders within the Commune 10 of Pasto. This research was developed based on the qualitative paradigm with a phenomenological approach, using data collection techniques such as the focus group and discussion group. Among the main results, it was found that the institutional social imaginaries are related to conceptions such as territoriality, death, intergenerational conict, honor, family and loyalty, while the established ones are constituted by territorial control and micro-powers, which greatly inuence the consolidation of imaginary frontiers, means of subsistence and representational framework of urban violence in the becoming of micro-powers in Commune 10.Key words: Social imaginary, institutive imaginary, instituted imaginary, urban violence and imaginary borders.* Artículo Resultado de Investigación. Hace parte del proyecto de investigación: “Dinámicas Instituyentes de Fronteras Imaginarias en la Comuna 10 de Pasto-Colombia”, proyecto nanciado, convocatoria docente 2014, Vipri - Universidad de Nariño.** Magíster en Investigación Integrativa; Especialista en Estudios Latinoamericanos; Psicólogo; Licenciado en Filosofía, Pensamiento Político y Económico. Docente e investigador de Psicología, Universidad de Nariño, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia. Correo electrónico: jonnathanhar@hotmail.com *** Psicóloga. Maestrante en Psicodiagnóstico y Evaluación Psicológica, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: linamariaobandoguerrero@gmail.com**** Psicóloga. Maestrante en Psicología Clínica, Universidad Autónoma de Querétaro, México. Correo electrónico: catalinaperezcaicedo@hotmail.comISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.
Imaginario social, territorios de frontera y fronteras imaginarias: Comuna 10 de PastoJonnathan Harvey Narváez, Lina María Obando, Catalina Pérez CaicedoRevista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116.Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.64Revista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.65RESUMOImaginário social, territórios fronteiriços e fronteiras imaginárias: Comuna 10 de PastoImaginários sociais são entendidos como aquelas construções mentais compartilhadas socialmente e incorporadas nas instituições sociais, perante isso surge o interesse em desvelar aquelos que são construídos em torno do território e das fronteiras imaginárias dentro da Comuna 10 de Pasto. Esta pesquisa foi realizada com base no paradigma qualitativo com abordagem fenomenológica, usando técnicas de coleta de informações como a discussão em grupo e grupo focal. Entre os principais resultados constatou-se que os imaginários sociais institucionais estão relacionados a concepções como territorialidade, morte, conito intergeracional, honra, família e lealdade, enquanto o que os estabelecidos são constituídos por controle territorial e os micropoderes, que inuenciam fortemente a consolidação de fronteiras imaginárias, meios de subsistência e estrutura representacional da violência urbana na evolução dos micropoderes na Comuna 10.Palavras-chave: Imaginário social, imaginário institucional, imaginário instituído, violência urbana e fronteiras imaginárias. 1. IntroducciónActualmente las ciudades contemporáneas han sufrido diversas transformaciones en la organiza-ción territorial, donde se presenta una fuerte ho-mogeneidad interna y una disparidad social; por ello, existen zonas que tienen menores benecios y oportunidades para su desarrollo, lo que explica el incremento en las tasas de marginalidad y los nive-les de delincuencia (Zunino, Hidalgo y Marquardt, 2011). Es así como los sujetos suelen acceder a nue-vas fuentes de ingresos, en su mayoría relacionadas con trabajos ilegales, como el hurto y el microtrá-co. A partir de ahí se construye nuevas dinámicas que consolidan imaginarios sociales que dan paso a la naturalización de la violencia, siendo ésta eva-luada como un mecanismo de supervivencia que se basa en el control territorial y en la instauración de fronteras imaginarias al interior de la comunidad.El imaginario social es tomado como aquella con-cepción de la realidad que los sujetos construyen, interpretan y leen en un momento histórico social determinado (Erreguerena, 2002, citada por Juárez-Salazar, 2017). Por su parte, Pintos (2000) concep-tualiza los imaginarios sociales como aquellos es-quemas construidos socialmente, que le permiten al individuo percibir, explicar e intervenir en lo que cada sistema social considera como realidad. Me-diante su fortalecimiento y desarrollo se genera la formación de subjetividades que dan paso a la asig-nación de un papel o rol que debe desempeñar cada miembro de una comunidad (Castoriadis, 1994, ci-tado por Erreguerena, 2001). Dichas signicaciones y subjetividades son tomadas como imaginarias, dado que no están sustentadas en elementos racio-nales o reales, sino que están dadas por creación so-cial (instituidas), siendo objeto de participación de un ente colectivo impersonal y anónimo.Según Cabrera (s.f.), los imaginarios sociales son la última articulación de la sociedad, de su mundo y de sus necesidades, que generan esquemas organi-zadores basados en la representabilidad de todo lo que en una comunidad puede darse. Por su parte, Fernández (2007, citado por Agudelo, 2011), sugiere que un imaginario social es aquel conjunto de signi-caciones por las cuales un colectivo, sea un grupo, institución o sociedad, se instituye como tal. Dichas signicaciones orientan y dirigen toda la vida de los individuos, haciendo que un ‘mundo’ funcional y simbólico sea una pluralidad ordenada, organizan-do lo diverso sin eliminarlo, haciendo emerger lo valioso y lo no valioso, lo permitido y lo prohibido (Cabrera, s.f.). El imaginario social planteado por Castoriadis (2007, citado por Cancino, 2011) explica las diferen-cias que existen entre cada sociedad, plasmándose en instituciones, entendiendo por tal, a las normas, valores, lenguaje, herramientas, procedimientos y métodos de hacer frente a las prácticas sociales ins-tituidas. Las instituciones se encuentran conforma-das por signicaciones socialmente sancionadas y de procedimientos creadores de sentido; estas sig-nicaciones son esencialmente imaginarias -y no racionales, funcionales o reejos de la realidad-, es decir, según Castoriadis, son signicaciones imagi-narias sociales.Se plantea entonces que las signicaciones imagina-rias sociales cumplen una triple función dentro de una sociedad: 1. Constituyen el conjunto de representaciones mediante las cuales un grupo constituye un mundo, se sitúa en él y se autorrepresenta. 2. Denen las funciones de los miembros de un grupo y su qué hacer. 3. Determinan el tipo de afectos predominantes en una sociedad. Estas signicaciones en cada contexto socio-histórico son introyectadas en los individuos a través de agentes socializa-dores como la familia, la escuela, las institu-ciones políticas, económicas, religiosas, etc., (Valencia, 2016). Desde esta concepción, Castoriadis (citado por Agudelo, 2011) sugiere que las signicaciones ima-ginarias sociales son constituidas, en primer lugar, por el imaginario social efectivo o instituido al que pertenecen los conjuntos de signicaciones que con-solidan lo establecido (tradición, costumbre, memo-ria); y en segundo lugar, por el imaginario social radical o instituyente, el cual se maniesta en el hecho histórico y en la constitución de sus univer-sos de signicación (lo nuevo, las nuevas formas de ver y pensar la realidad, las modas, los cambios, las revoluciones). El primero es lo dado como efectivo, lo inserto en la historia; el segundo es lo nuevo po-sible. El imaginario social instituido mantiene uni-da una sociedad, la cohesiona; el imaginario social instituyente fragmenta, crea sura y hace posible la transformación social.A partir de lo anterior, se dene al imaginario ins-tituyente como aquél que se maniesta en el hecho histórico y en la constitución de la universalidad de signicación; es decir, en las nuevas formas de ver y pensar la realidad, los cambios y las revoluciones; pretende mostrar cómo en la historia, desde el ori-gen, se constata la emergencia de lo nuevo radical, y si los sujetos no pueden recurrir a factores tras-cendentes para dar cuenta de eso, deben postular necesariamente un poder de creación inmanente tanto a las colectividades humanas como a los se-res singulares (Hurtado, 2008). Por tanto, este tipo de imaginario supone una transformación que rei-vindique una nueva forma de signicación de la sociedad desde el acto creativo y la emancipación dirigida hacia formas de gobierno autónomas de pensamiento, posibilitando así el surgimiento de una sociedad re-signicada (Castoriadis, 1997). Todas estas concepciones son desarrolladas en la Comuna 10 de Pasto, la cual está conformada por 40 barrios (Alcaldía de Pasto, s.f.), y en donde a pesar de la presencia de asociaciones como ASOCOMUNA 10 y la Organización de la Sociedad civil, que tie-nen como n, desarrollar procesos de construcción colectiva del plan de vida desde 2004 mediante pro-yectos y alianzas con la institucionalidad pública y privada, así como a través de procesos culturales y sociales en materia de prevención y promoción de alternativas para la adecuada utilización de tiempo libre y búsqueda de alternativas laborales (Obando, 2011), sus habitantes viven un constante fenómeno de violencia, producto de la falta de planicación y de la conuencia de población con diversas pro-blemáticas, entre éstas, el desplazamiento forzado a causa del conicto armado interno, los altos niveles de pobreza y la recepción de comunidad reinsertada de grupos armados ilegales. Asimismo, existen dicultades con la educación, donde gran parte de la población adolescente pre-senta problemas para culminar sus estudios secun-darios, lo cual se toma como un factor de riesgo para su integración en pandillas que se dedican mayor-mente al hurto y/o consumo de sustancias psicoacti-vas (SPA) (Bernal, 2013). Dentro de esta comunidad se desarrolla imaginarios instituidos e instituyen-tes; en el primero se encuentra el control territorial que tiene como n, mantener y salvaguardar la dig-nidad tanto grupal como individual a través del uso de la fuerza y el poder; y los segundos, conuyen en una práctica social marcada e inherente, relacio-nada con la construcción de fronteras imaginarias que sostienen la violencia urbana, incrementando de esta manera la inseguridad y el temor al interior de la comunidad.
Imaginario social, territorios de frontera y fronteras imaginarias: Comuna 10 de PastoJonnathan Harvey Narváez, Lina María Obando, Catalina Pérez CaicedoRevista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116.Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.66Revista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.67En este sentido, Arteaga, Restrepo, Munera y Gar-cía (2010), toman a las fronteras imaginarias como espacios de confrontación a partir de las cuales se genera una armación de poderes, un reconoci-miento de lo idéntico y de lo diferente, una iden-ticación del amigo y el enemigo, que tiene como objetivo la restricción de la movilidad y la ocupa-ción del espacio público, así como la naturaliza-ción del miedo y la desesperanza entre los habitan-tes. Dichas fronteras se encuentran organizadas por agentes espaciales concretos y generadores de conicto, que determinan límites imaginarios que se instituyen en función de intereses especícos. Según González, López y Rivera (2015) éstas son zonas en donde existen divisiones imaginarias del territorio, trazadas por los actores armados, a par-tir de las cuales la población civil se ve asociada a las dinámicas del conicto.Como estado del arte en torno a la categoría ‘Vio-lencia urbana en la Comuna 10’, Narváez (2014) de-veló en su estudio, las dinámicas instituyentes de las fronteras imaginarias y los procesos emergen-tes en un grupo de jóvenes vinculados a pandillas y bandas urbanas pertenecientes a la Comuna 10 del municipio de Pasto, Colombia, y encontró que las fronteras imaginarias de carácter barrial repro-ducen violencias y sentires simbólicos, a través de bandas y pandillas urbanas que suprimen el lugar para el ser en común, el espacio de encuentro y construcción de sentidos comunitarios, dando ca-bida a fenómenos como la marginalidad, desespe-ranza, segmentación y apatía. Narváez (2013) también reere que las fronteras imaginarias se relacionan e inuyen en el mante-nimiento de la violencia barrial, la cual constituye un multi universo de estructuras y dinámicas en el devenir del poder, que, combinadas con la vio-lencia física, psicológica e ideológica, hacen que la comuna 10 viva en una tensión social convertida en dinámicas de agresión, intimidación y miedo.En este orden de ideas, se puede inferir que en la comuna 10 algunos grupos de interés dinamizan la violencia urbana y construyen sus propios ima-ginarios sociales, catalogando al territorio como la principal fuente de abastecimiento, factor que con-lleva el control territorial que permite imponer el respeto del grupo en la comunidad. Asimismo, las fronteras imaginarias son establecidas como aquel factor que limita el acceso a las personas que van en contra de los valores e ideologías que presen-ta el grupo o comunidad, razón por la cual es el interés del artículo actual, develar los imaginarios sociales que se construye en torno al territorio y a las fronteras imaginarias al interior de la comuna 10 de Pasto. 2. MetodologíaLa presente investigación se realizó con base en el paradigma cualitativo, a través del cual se puede incorporar ideas, actitudes, pensamientos e inter-pretaciones que los sujetos hacen de la realidad (Hernández, Fernández y Baptista, 2003), efectuan-do su análisis por medio de la conceptualización de experiencias (Quecedo y Castaño, 2002). El estudio se desarrolló a partir del enfoque histó-rico - hermenéutico, dado que éste tiene como n, identicar cómo el sujeto interpreta los símbolos e imaginarios que constituyen su realidad (Cifuen-tes, 2011). Desde esta perspectiva se busca develar los imaginarios sociales que se elabora en torno al territorio y que reproducen fenómenos socia-les emergentes como las fronteras imaginarias. Se pretende que mediante el discurso de los propios sujetos se identique las construcciones que se ha realizado en torno al territorio, y cómo desde ahí direccionan sus comportamientos, con el propósi-to de que los individuos reexionen en cuanto a la responsabilidad que tienen como miembros de la comunidad.La investigación se desarrolló a partir del méto-do fenomenológico que busca abordar la realidad, partiendo del marco de referencia interno del in-dividuo, basándose en la comprensión del mundo vital del sujeto a través de la interpretación de las situaciones cotidianas por las que pasa. Así, las ex-periencias, recuerdos, pensamientos y percepcio-nes son realizados desde un marco de referencia interna. El interés principal de la fenomenología es el estudio del signicado esencial de los fe-nómenos y el sentido que éstos tienen; su eje de análisis se basa en la importancia de los procesos subjetivos en la estructuración de los imaginarios sociales (Ayala, 2008). De este modo, se puede com-prender y develar los imaginarios sociales que los miembros de la Comuna 10 construyen en torno a su cotidianidad y a la realidad en la cual se en-cuentran inmersos.Para la recolección de la información se hizo uso de dos técnicas principales: en primera instancia se ejecutó un grupo de discusión, cuyo propósito principal era investigar los tópicos y lugares co-munes que recorren la intersubjetividad (Canales, 1996), permitiendo reejar los valores personales por medio del habla, contrastando las ideas, opi-niones y formas del comportamiento individual, hacia un determinado tema. Para su aplicación fue necesario el diseño de un formato con las pregun-tas que permitían conducir la sesión alrededor de los objetivos dispuestos para el estudio. Posterior-mente se procedió con el desarrollo de sesiones del grupo focal, entendiéndolo como una herra-mienta que permite el surgimiento de actitudes, sentimientos, experiencias y reacciones frente a un tema especíco (Escobar y Bonilla, s.f.). Por medio de los relatos de los sujetos se hace posible la iden-ticación y develación de las experiencias cotidia-nas, teniendo como propósito registrar cómo los participantes elaboran grupalmente su realidad (Canales, 2006). Frente a esto, se logró analizar las diferentes reacciones que los individuos tenían, a medida que se iba desarrollando la temática que giraba hacia los imaginarios sociales y las fronte-ras imaginarias.La Unidad de análisis estuvo conformada por veintisiete adolescentes y jóvenes procedentes de los entornos barriales de la Comuna 10 de Pasto, que presentan mayor tasa de violencia y que per-tenecen a procesos asociativos ligados a conduc-tas delictivas.El primer contacto inicial se realizó con los partici-pantes, a quienes se les explicó la intencionalidad del estudio y la importancia de su participación, exponiéndoles que se les garantizaría los elemen-tos éticos, con el n de que hicieran parte de la in-vestigación sin ninguna coacción. De este modo, las personas que voluntariamente deseaban parti-cipar rmaron el consentimiento y el asentimiento informado correspondiente, donde se incluye las condiciones de su participación y los derechos con los que contaban, estipulando que en cualquier momento podrían dejar de hacer parte del estudio, y que esto no traería repercusiones para su inte-gridad.Posteriormente se llevó a cabo la observación par-ticipante a través de la cual se dio la inserción en el contexto en el que se encontraban los sujetos de es-tudio. Ésta fue la apertura para ejecutar el trabajo de campo, que se basó en el desarrollo de un grupo focal y un grupo de discusión con tres grupos di-ferentes, los cuales fueron fructíferos en la medida en que se generaba ambientes de conanza, pues al principio los sujetos en algunas preguntas pre-ferían quedarse callados o se aislaban del grupo.Finalmente, se implementó el plan de análisis de información en el cual se organizó toda la infor-mación recolectada y se estableció las conclusio-nes, acorde al objetivo de la investigación.2.1 Plan de análisis de informaciónEl análisis de datos cualitativos se basa en la or-ganización y manipulación de la información re-cogida, para establecer así relaciones entre las variables, generar interpretaciones y análisis, y construir una descripción completa de cada cate-goría con sus respectivos signicados y conclusio-nes (Spradley, 1980).Para el análisis de la información se sigue el mo-delo planteado por Rodríguez, Quiles y Herrera (2005), el cual se basa en los pasos expuestos a continuación:2.2 Reducción de DatosEl proceso de Reducción de datos y generación de categorías atiende a la aplicación de la técnica de categorización, a través de la cual se pudo ordenar la información registrada. Fue así como se aplicó criterios de orden, utilizando matrices y la codi-cación (Díaz, 2009).2.3 Elaboración de Unidades de signicado general Para la elaboración de unidades de signicado general se realizó la recolección y agrupación de todas las categorías deductivas y emergentes del proceso investigativo, las cuales fueron contrarres-tadas con diversas fuentes teóricas, con el n de consolidar una matriz de organización categorial
Imaginario social, territorios de frontera y fronteras imaginarias: Comuna 10 de PastoJonnathan Harvey Narváez, Lina María Obando, Catalina Pérez CaicedoRevista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116.Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.68Revista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.69que reeje la relación fenomenológica de los ha-llazgos (Marí, Bo y Climent, 2010). Seguido a ello, se establece las relaciones teóricas con el objetivo de develar el horizonte interpretativo de la viven-cia procedente de narrativas, acciones e interac-ciones de los participantes frente al fenómeno en estudio (Rodríguez et al., 2005).2.4 Generación de resultados y conclusiónSe constituye como la fase de consolidación teórica, discusión crítica con otros postulados y el estable-cimiento de conclusiones (Rodríguez et al., 2005). 3. ResultadosPensar los imaginarios sociales que se derivan del establecimiento de violencias urbanas en la Comu-na 10 de Pasto, involucra a su vez la concepción ins-tituida del control territorial como dinámica institu-yente de la violencia. En ese marco de comprensión, la violencia se sostiene a partir de construcciones imaginarias que establecen prácticas rituales al in-terior de un entorno territorial en disputa; allí, los imaginarios instituyentes como concepciones ima-ginarias de la realidad, llevan a los individuos a crear marcos representacionales de la misma, desde los cuales instituyen patrones comportamentales, prácticas ceremoniales y un conjunto de simbolis-mos desde donde se arma identidades societales diferenciales, mismas que inauguran y mantienen los procesos sociales de violencia.De acuerdo con el imaginario social instituyente, la sociedad es creación, y creación en sí misma. En efec-to, la territorialización de la violencia conlleva la crea-ción de diversas concepciones de realidad, las cuales, al estar en disputa, son a su vez ampliamente diferen-ciadas en simbolismo, mas no en prácticas ceremonia-les, como veremos en el imaginario social instituido. De modo que, hablar de signicaciones imaginarias sociales instituyentes en escenarios de violencia urba-na nos ubica en el conjunto de signicaciones sociales compartidas por un grupo de sujetos con control y do-minio territorial. En la Comuna 10, las signicaciones imaginarias están animadas por concepciones como la territorialidad, la muerte, el conicto intergenera-cional, el honor, la familia y la lealtad. En la Tabla 1 se presenta los imaginarios instituyentes, las concep-ciones imaginarias que se reproduce y su articulación con los factores sociales de violencia urbana.Territorialidad(Se sostiene en estructuras de sentido, como: “Es la dignidad lo que está en juego en la frontera” “Acá mandamos nosotros, si alguien se mete lo chuzamos”.“Límites que uno traza, que restringen la libertad, dado que si se da un mal paso, lo quiebran”.“La frontera es una advertencia; si todos respetamos las barreras, nada pasa – No es imaginaria, es real, yo la veo ahí al frente, la frontera dice de donde nos responden a plomo”. “La familia no puede pasar porque saben que son familia y por hacernos daño a nosotros les hacen daños a ellos”.“Las reglas están claras; cuando alguien entre, qué viene a hacer acá, entonces, suave, le damos triquitraque”.Micropoderes(Corresponden a estructuras di-námicas al interior del territorio de violencia, responsables de ejercer el control sobre deter-minados espacios en pugna con otros micropoderes; a su vez, son los actores directos de diver-sos actos delictivos, mediante los cuales se sostienen nancie-ramente). Honor y conicto intergeneracional(Establece estructuras de sentido, como: “En los tropeles se juega todo; perder es cosa de honor, y el honor lo es todo”. “Cuando se tropelea, se va es a ganar, por los viejos, por los parceros caídos”).“Lo que hizo mi papá yo lo hago; la lucha no es de ahora; con ellos el conicto es desde tiempos de mi papá”. “La razón para defender el territorio es más que comida, acá es de quien es más fuerte, es la honra, la dignidad la que se juega en cada tropel.”… “Ya es una forma de vida”.“Se pelea entre pandillas por el honor, por hacerse ganar la autoridad”.“Llevamos mucho tiempo en esto… o son ellos o soy yo… es la dignidad la que se juega; somos más fuertes o no”. Venganza intergeneracional(Ligado al carácter intergene-racional de la violencia, la ven-ganza representa un proceso dinamizador de la confronta-ción directa entre los micropo-deres al interior del territorio, y constituye el eje desde el cual se arma las diferencias y se busca el aniquilamiento del enemigo histórico).Familia y lealtad (Entre las estructuras de sentido que sostienen este imaginario se encuentra: “La hipocresía y la chimbada (deslealtad) se pagan con sangre”. “Mi parche (pandilla) lo es todo; mi sangre, mi familia”). “Lealtad, no sapear con la policía – Ayudarse …” “Acá nosotros nos apoyamos; todos tenemos al menos para comer algo…”“Mi grupo me da protección – seguridad - Ésta es mi casa, es mi familia”. “Primero lo primero; el trabajo, los negocios, el poder, el territorio. -Nos ofrece seguridad, la compañía, negociar, son mi familia…”.“Protección – Seguridad - Ésta es mi casa, es mi familia.” Pandillas(A diferencia de los micropoderes, las pandillas cumplen una función aliativa, socioafectiva e identitaria, desde la cual se recrea simbolismos y se suple vacíos afectivos y normativos).Tabla 1. Imaginario social instituyente frente a la violencia urbana en la Comuna 10Imaginario social instituyenteConcepciones imaginarias derivadas (Reportes verbales)Factor de violencia urbana asociadoLa muerte(El cual se sostiene en estructuras de sentido como: “La muerte es cosa de todos los días; los matamos o nos matan”. “Los muertos se deben saldar a plomo” “Todos hemos perdido a alguien cercano, por eso las ganas de acabarlos a todos”.“Acá lo que hay es una guerra; nos debemos muertos así que no hay que dar papayasos”.“Es cuestión de muertos; o ellos o nosotros”.“Acá la muerte es cosa de todos los días, los matamos o nos matan, por eso es que debemos ser los más fuertes”.“Ayer fuimos nosotros, mañana serán ellos… Eso es cuando uno está peleando y pierde a una persona o lo apuñalean, entonces sabe que eso no se queda así, que uno tiene que hacer lo mismo”.Legado intergeneracional de la violencia (La violencia urbana es un proceso social compartido intergeneracionalmente, por tanto heredado por grupos de interés, quienes en la actualidad reproducen lo que históricamente vivieron sus familiares). tera, los cuales a su vez establecen los diversos pro-cesos de violencia. En efecto, la frontera imaginaria se establece en los escenarios de violencia como una Es así como las concepciones imaginarias se deri-van de imaginarios instituyentes sostenidos por los diferentes agentes al interior de una zona de fron-
Imaginario social, territorios de frontera y fronteras imaginarias: Comuna 10 de PastoJonnathan Harvey Narváez, Lina María Obando, Catalina Pérez CaicedoRevista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116.Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.70Revista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.71institución imaginaria ubicada en un momento his-tórico-social especíco que determina a futuro los signicados, normas sociales y las prácticas desde donde se recrea la realidad histórica de la violencia urbana. Es el imaginario de frontera el que integra y dota de sentido las signicaciones imaginarias de la lealtad, la familia, el honor y su permanente rela-ción con la muerte y la territorialidad, signicacio-nes condicionantes de la realidad creada al interior de la Comuna 10. En efecto, la frontera imaginaria se constituye en la institución que produce interge-neracionalmente, individuos socializados dentro de un marco de conducta destinado a la reproducción y mantenimiento de la violencia histórica, siendo aquélla la que determina lo es que real y lo que tiene sentido dentro de un escenario territorial de violen-cia, condición fundamental para la imposición de procesos de socialización instituidos.Micropoderes: Heredan un conjunto de sim-bolismos mediante prácticas rituales, sirviéndose de las pandillas y procesos identi-tarios juveniles, en aras de salvaguardar el funciona-miento social de la violencia en asocio entre criminalidad – conicto barrial. Su estruc-turación orgánica se impone en la dinámica social en el ejercicio de la violencia sim-bólica a través de prácticas discriminatorias, coacción e intimidación social.Iniciación intergeneracional-Legado de la violencia.-Prácticas rituales de iniciación de los preadoles-centes.Estructuración orgánica de pandillas.-Función aliativa y de protección.-Organización de espacios de tiempo libre y prácticas de ocio.-Consolidación de estructuras grupales sólidas (sistema normativo, jerarquías y roles).-Articulación con estructuras delincuenciales.-Anomia colectiva.Mecanismos de subsistencia-Conductas delictivas.-Narcomenudeo y microtráco.-Delitos contra la propiedad.Prácticas discriminatoriasLos procesos de diferenciación ‘nosotros’ – ‘ellos’, imprimen en los escenarios de violencia urbana una connotación sim-bólica que lleva a la exclusión de ciertos habitantes que no re-producen las prácticas sociales interpuestas por el micro poder: ‘Si no eres como nosotros, sos como ellos’.Coacción e intimidación socialRepresenta el mecanismo de control social mediante el cual son normalizados los compor-tamientos al interior de la fron-tera, promoviendo el silencia-miento, la homogeneización y la obediencia.En tanto la frontera imaginaria instituye el conjunto de signicaciones que determinan la sociedad que enmarca la violencia urbana en la Comuna 10, ésta determina un conjunto de estructuras materializa-das en signos, símbolos y procesos interacciónales denominados a partir de la literatura de Castoriadis (2007, citado por Cancino, 2011) como imaginario so-cial instituido. La Tabla 2 da cuenta de los imaginarios sociales instituidos, sus signicaciones imaginarias y los contenidos de materialización simbólica que les sostienen como dinámicas imaginarias al interior de la Comuna; nalmente se articula los imagina-rios sociales con algunas dinámicas instituyentes de violencia urbana inferidas del análisis causal del contexto, que surgen a partir de la materialización simbólica del imaginario y que constituyen los efec-tos de la violencia urbana en la vida social.Tabla 2. Imaginario social instituido frente a la violencia urbana en la Comuna 10Imaginario social instituidoMaterialización simbólica (Forma en la que se representa el imaginario en la vida comunita-ria de la frontera)Dinámicas instituyentes de vio-lencia urbana asociadas Control territorial:Determina los procesos de territorialización y el posi-cionamiento defensivo de los micropoderes, institu-yendo dinámicas como la segregación espacial.Territorialización-División y repartición territorial de las cuadras.-Asignación simbólica de límites invisibles e imaginarios.-Establecimiento de normas de control local.-Atrincheramiento de pandillas.Posicionamiento defensivo-Uso de la fuerza física y agresión simbólica.-Violencia intensiva y permanente.- Lucha permanente por el control territorial.-Relativización de detonantes (Cualquier cosa o situación puede desencadenar un conicto).-Ostentación del poder.Segregación espacialProceso mediante el cual, como efecto de la territorialización y el posicionamiento defensivo, se genera dinámicas de aislamiento y exclusión social de un territorio frente a su entorno social global.Como se puede ver, la frontera imaginaria, como ins-titución, integra un conjunto de signicaciones que re-miten al ámbito de la materialización simbólica desde donde se constituye la realidad social instituida por una amplia red simbólica de imaginarios instituyen-tes como familia, honor, territorialidad y muerte, de los cuales son establecidos como imaginarios sociales instituidos, el control territorial y los micropoderes. Los dos están constituidos por un conjunto de signi-caciones imaginarias sociales y de instituciones cris-talizadas (procesos de materialización simbólica), lo que asegura una serie de dinámicas sociales que con-llevan a la repetición de procesos de violencia urbana que regulan los modos de vida en la Comuna 10.En efecto, el imaginario social instituyente de las fronteras imaginarias acciona como aquel mecanis-mo de armación de los diferentes grupos que se desarrollan dentro de una comunidad basada en la defensa del territorio, estableciendo límites en la zona y nexos desde una frontera hacia la ciudad. Así mismo, el control territorial se ve sustentado por el poder ejercido de los micropoderes los cuales establecen un sistema normativo que se basa en el poder autoritario, disminuyendo la posibilidad de autodeterminación de las comunidades presas de las estructuras de violencia.4. DiscusiónPensar el imaginario social con relación a los territo-rios de frontera y las fronteras imaginarias, permite un marco de comprensión desde la generatividad del sentido, donde cada sujeto como actor en un contexto común signica su entorno bajo la inuen-cia de un conjunto de signicaciones que bien son heredadas o reproducidas inconscientemente. De acuerdo con Castoriadis (1983, citado por Miranda,
Imaginario social, territorios de frontera y fronteras imaginarias: Comuna 10 de PastoJonnathan Harvey Narváez, Lina María Obando, Catalina Pérez CaicedoRevista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116.Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.72Revista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.732014) toda sociedad existe en tanto plantea la exi-gencia de la signicación como universal y total, y en tanto postula su mundo desde las signicaciones imaginarias sociales (SIS), aquéllas que a su vez, in-auguran e instituyen lo histórico-social, entendido en el marco de la institución imaginaria de la socie-dad, como aquella materialización simbólica don-de el individuo, inmerso en un entorno societal, es atravesado por una magna de construcciones ima-ginarias que le constituyen. Tal es el caso de las fronteras imaginarias y los te-rritorios de frontera derivados de las signicaciones imaginarias de la violencia urbana, convertidas en un conjunto de instituciones que determinan los modus operandi de individuos, grupos y comunida-des al interior de un territorio común trastocado por procesos como el control social, el conicto urbano y la marginalidad, procesos evidentes en el abor-daje de los imaginarios sociales sobre la violencia urbana en la Comuna 10, donde la defensa del terri-torio es la consecuencia del imaginario instituyente del honor y el control intergeneracional, el cual dota a la venganza de un valor dinamizador del conicto agravante de la agresión grupal, dotándole amplio valor imaginario a la perspectiva del enemigo his-tórico, lo que sumado a lo planteando por Angarita (2003), da cuenta de la amplia complejidad del fe-nómeno de la violencia urbana en las ciudades, al coexistir dentro de las mismas dos realidades: una formal (para quienes rigen la justicia estatal) como el caso de la ciudadanía amplia, y otra informal, en la cual, como consecuencia de las precariedades económicas y la insatisfacción de los derechos bá-sicos, se desborda la violencia, creándose grandes limitaciones para el desarrollo de lo público-estatal, lo que erosiona formas alternas de organización social, con amplia incidencia sobre las voluntades individuales y los procesos de colectivización de los grupos, familias y sujetos inmersos en escenarios de violencia, inaugurando estructuras como los mi-cropoderes y las pandillas, principales agentes de violencia en territorios como la Comuna 10.Según Miranda (2014), el imaginario social insti-tuyente de la sociedad es la democracia directa; el campo donde la sociedad se da sus propias leyes, donde el colectivo participa de las decisiones de lo público y tiene conciencia para saber autolimitarse, imaginario que en territorios de frontera como la Comuna 10, es desplazado por instituciones imagi-narias como la lealtad, la familia, el honor y su per-manente relación con la muerte y la territorialidad. Dentro de los principales imaginarios pertenecien-tes a los territorios de frontera, se sindica la existen-cia de un enemigo presente, donde el ejercicio del poder no está sujeto al mantenimiento del ideal de democracia, sino al imaginario del control social, y el poder se mide en la capacidad de sostener los lí-mites territoriales, estructura social que se sostiene por medio de las fronteras imaginarias instituidas por la interrelación entre espacio territorial - am-biente social, donde se genera límites imaginarios en función de intereses de los micropoderes en dis-puta y de los usos que los agentes de poder deter-minan para el territorio, postulado compartido por Ortega (2014), para quien los jóvenes conforman su visión de barrio a partir de la presencia de ciertos límites al interior del sector, que contribuyen a cir-cunscribir sus prácticas y usos del espacio, según las conductas desarrolladas en ellos. En cuanto al imaginario social instituido, en la Co-muna 10 hay control territorial y presencia de micro-poderes. En cuanto al control territorial, en un análi-sis de las fronteras imaginarias en el contexto de las maras salvadoreñas con amplia similitud con lo que acontece en el sujeto de estudio, Murcia (2015) sostie-ne que la creciente vinculación de las maras con el narcotráco se explica a partir del control y dominio territorial que éstas ejercen, fortaleciendo procesos de territorialización y posicionamiento defensivo, situación similar con la Comuna 10, donde son evi-dentes la división, repartición territorial, asignación simbólica de límites imaginarios, establecimiento de normas de control local e institución de la frontera como medio de atrincheramiento de las pandillas y de encubrimiento de las caletas de estructuras delin-cuenciales más amplias. También Pérez (2008), sos-tiene que el control territorial es un proceso que se desarrolla a través de vías de hecho para la apropia-ción y el ejercicio del poder, que se nutre y reproduce aprovechando las fracturas sociales, por el abandono gubernamental del Estado, que facilita la acción y control territorial de los micropoderes. Para Gómez (2012), las principales acciones que rea-lizan los grupos para obtener el control territorial incluyen el establecimiento de fronteras territoria-les ilegales, entendidas como la delimitación y de-marcación de lugares que indican espacios de con-frontación violenta, de control no disputado y de prohibición de la libre circulación, razonamientos que dan cuenta del posicionamiento defensivo de los actores al interior de la frontera, quienes operan con base en la intimidación, la violencia y quizás con algún grado de consentimiento por parte de los miembros de sus comunidades. La intimidación es, en consecuencia, el principal mecanismo de control y normalización social al interior de las fronteras, como puede verse en la Comuna 10, que involucra el uso de la fuerza física y la agresión simbólica desde violencias sistemáticas y permanentes sobre la propia comunidad y los enemigos circundantes con quienes mantienen la lucha permanente por el control territorial, control ligado a la observancia de códigos de conducta que demarcan la institución de relaciones sociales ampliamente simbólicas, donde lo instituyente determina el conjunto de valores y prácticas, buenas o malas, y juzga aquellos compor-tamientos que irrumpen con el orden social estable-cido, siendo la reproducción de códigos de conduc-ta la marca simbólica que permite diferenciar entre quienes son como ellos (el nosotros) y quienes no (los otros) (Lunecke, 2016).Desde el proceso de diferenciación del ‘nosotros’ y ‘los otros’, se comprende la construcción imagi-naria de la relación amigo-enemigo. Para Delgado (2011), los micropoderes establecen un principio de oposición y complementariedad, sin duda; sin los otros no es posible ser nosotros, y sin ellos no son posibles las lógicas conictuales al interior de la frontera. En efecto, la percepción que un grupo desarrolla de sí mismo con relación a los otros es un elemento que al mismo tiempo lo cohesiona y lo distingue, de tal modo que para esta autora, de acuerdo con Schmi, el proceso de diferenciación simbólica permite reconocer implícitamente que dentro del territorio de frontera, la construcción del enemigo es fundamental para la reproducción histórica, cultural y moral del amigo y de su sen-tido peculiar del mundo, de las prácticas sociales, del conocimiento y del poder. Entre tanto, “la po-sibilidad de reconocer al enemigo implica la iden-ticación de un proyecto político que genera un sentimiento de pertenencia” (p. 178). En la Comuna 10, la construcción imaginaria del amigo-enemigo da cuenta de que los territorios de frontera son organizados como una compleja red de relaciones sobre las que los micropoderes sostie-nen discursos y prácticas sociales, manifestándose el imaginario social, en lo simbólico del accionar concreto de los sujetos que comparten el territorio de frontera. En efecto, lo imaginario trasciende la dimensión subjetiva de la individualidad para su-mir a los actores en el marco de una materialización simbólica colectiva, mediante patrones espacio-temporales denidos para sus juicios y acciones, los cuales inciden a su vez en las representaciones ima-ginarias que funcionan como principio regulativo de las conductas o códigos de conducta que homo-genizan los actores y establecen el orden simbólico de las fronteras (Gómez, 2001). De acuerdo con Mur-cia (2012), aunque el imaginario radical-social ins-tituyente no crea imágenes, mediante las fronteras imaginarias establece el conjunto de símbolos, for-mas, signicaciones e instituciones que determinan las dinámicas de poder y el conjunto de principios de normalización que preestablecen un orden y una realidad factible de ser organizada.Dentro de este escenario, las fronteras imaginarias en la Comuna 10, al reproducir el imaginario so-cial instituyente, son el punto de partida para la formación y reforzamiento de estereotipos y estig-matizaciones mutuas (Goman, 2006, citado por Pérez, 2008), deniendo simbólicamente límites te-rritoriales articiales que determinan los simbolis-mos, imágenes y signicados que se les atribuye al espacio territorial, al ambiente social y al conjunto de prácticas sociales al interior de un entorno so-cial vivo (Cools, 2010, citado por Alonso, Arango, Barrera, Campo, Guerra, et al., 2014 ), proceso de simbolización presidido por micropoderes respon-sables de mantener el sometimiento social y el do-minio del territorio. Para Alonso et al. (2014) las fronteras imaginarias implican formas cooperativas de asociación, donde sus habitantes asumen una lógica particular de re-presentar y habitar el mundo, incorporando en sus prácticas cotidianas nuevas signicaciones que les permiten “adaptarse a las condiciones sociales y replicar en sus neo-miembros, pautas de conducta y estructuras psicológicas” (p. 16). La frontera ima-
Imaginario social, territorios de frontera y fronteras imaginarias: Comuna 10 de PastoJonnathan Harvey Narváez, Lina María Obando, Catalina Pérez CaicedoRevista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116.Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.74Revista UNIMAR 36(1)- Rev. Unimar - pp. 63-76.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2018.75ginaria, como imaginario instituyente, delimita el radio de acción identitario de sus miembros, de-niendo el conjunto de simbolismos válidos dentro de un territorio común, juzgando cualquier com-portamiento que irrumpa con las normas de ho-mogeneidad establecidas, como defensa del orden y control social instituido por los micropoderes al mando, lo que demarca procesos de subjetivación, donde las pandillas ampliamente conformadas por jóvenes construyen sus territorios físicos y sociales incorporando prácticas, ceremoniales y roles que les dotan de identidad y les diferencian con otros acto-res en confrontación (Herrera, Vega, Kala y Chávez, 2016), conductas tendientes a vulnerar el orden ju-rídico mediante la trasgresión violenta que contri-buye de manera progresiva a la normalización de la conducta delictiva como modus operandi dentro de los territorios de frontera (Ortega, 2014).Para Valenzuela et al., (2007, citados por Cruz, 2014), las fronteras barriales y las pandillas se endurecie-ron junto con el crecimiento de la violencia urbana y el narcotráco, dotando de mayor poder de estruc-turación simbólica al imaginario instituyente, en-tre tanto las dinámicas y las formas de vinculación se han visto trastocadas por el crimen organizado, pero también por la mayor precariedad, pobreza y marginación de los jóvenes, principales actores de la violencia urbana, y presas fáciles para las estruc-turas delincuenciales, situación que según Carrión (2008), representa un mecanismo de subjetivación frente a la escasa normatividad que le ofrece el es-pacio privado-doméstico al joven, el cual le obliga a salir a disputar en el espacio público, su sentido de existencia, sentido que le es esquivo dentro del imaginario instituyente, si asume una ruta distin-ta a la que le impone el micropoder al que territo-rialmente se haya circunscrito, razón por la cual el territorio de frontera se constituye en el espacio pú-blico-colectivo-, escenario de expresión simbólica, armación subjetiva e integración social, donde el individuo arma su identidad, lucha por su seguri-dad y reproduce dinámicas instituyentes que dotan de signicado a la vida colectiva en la frontera. Es así como el imaginario social comporta un con-junto de signicaciones que dotan de sentido a la vida social, las cuales al establecerse sobre los terri-torios, instituyen en territorios como la Comuna 10, lógicas imaginarias que determinan formas simbó-licas de violencia, como las fronteras imaginarias, estructuras territoriales que fortalecen el escenario de la violencia urbana, obstaculizando el estableci-miento del orden social simbólico en el rechazo al aparato jurídico del Estado, y a cualquier estructura social que se interponga a los micropoderes asocia-dos de manera progresiva y determinante con la delincuencia organizada, la criminalidad y la inti-midación sistemática, razón por la cual los imagina-rios sociales, frente a la violencia urbana en la Co-muna 10, se constituyen en singulares matrices de sentido existencial, desde los cuales cada individuo, atravesado por una estructura de sentido elabora su propio sentido subjetivo, determinante de su discurso, esquemas cognitivos y campos de acción social desde los cuales interactúa y se construye como sujeto individual y colectivo. Finalmente, de acuerdo con Baeza (2000), los imaginarios sociales siempre son contextualizados, ya que les es propia una historicidad caracterizante; en efecto, este mar-co representacional imaginario está dotado de sen-tido para el contexto histórico social de la Comuna 10 en un tiempo especíco, donde las condiciones sociopolíticas determinan su carácter dinámico y creador, con aplicación contextuada a escenarios so-ciales que comparten una herencia cultural y socio-política similar al contexto estudiado.5. ConclusionesLos imaginarios sociales, entendidos como cons-trucciones colectivas, inuyen en la cotidianidad de los miembros de la Comuna 10, quienes establecen pautas e instituyen patrones comportamentales a través de los cuales crean nuevos símbolos y ar-man identidades que mantienen los procesos socia-les de violencia. Fue así como en el presente estudio se develó los imaginarios instituyentes, los imagi-narios instituidos y se estableció la relación de éstos con las fronteras imaginarias. El imaginario social instituyente se comprende como aquel campo en el cual la sociedad crea y de-sarrolla sus propias leyes, participando de manera colectiva en las decisiones de lo público y las autoli-mitaciones que la rigen. Al hablar de signicaciones imaginarias sociales instituyentes en escenarios de violencia urbana, se observa que dentro de la Co-muna 10, dichas signicaciones están animadas por concepciones como la territorialidad, la muerte, el conicto intergeneracional, el honor, la familia y lealtad, sostenidas por los diferentes agentes que existen al interior de una zona de frontera, dinami-zando los diversos procesos de violencia urbana.En cuanto al imaginario social instituido, se cons-tituye por factores como el control territorial y los micropoderes, los cuales son explicados a partir del control y dominio territorial que ejercen los micro-poderes, fortaleciendo procesos de territorialización y posicionamiento defensivo; lo anterior se observa directamente en la Comuna 10 a través de la divi-sión, repartición territorial, asignación simbólica de limites imaginarios, establecimiento de normas de control e institución de las fronteras territoriales.Las fronteras imaginarias reproducen y mantienen la violencia urbana al interior de la Comuna 10, dado que a través de ellas son denidos simbólicamente los límites territoriales y la diferencia entre los grupos. Se determina un nuevo signicado al territorio y se lo comprende como una estrategia de supervivencia, enfocada a la consecución de medios de subsistencia, y a suplir las funciones aliativas y de seguridad. 6. RecomendacionesEs importante que en el desarrollo de planes y programas que busquen contrarrestar los efectos sociales y comunitarios de la violencia urbana, se reconozca la estructura simbólica desde donde se construye los imaginarios sociales de violencia, de tal manera, que los objetivos de la política social en términos de seguridad no se centre únicamente en la criminalidad y desestructuración de los micropo-deres o agentes de violencia, sino en la transforma-ción histórico-cultural de los imaginarios sociales y las dinámicas instituyentes que fundan la violencia como realidad histórico social.7. Conicto de interesesLos autores de este artículo declaran no tener nin-gún tipo de conicto de intereses del trabajo pre-sentado. ReferenciasAlcaldía de Pasto. (s.f). 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