Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- pp.63-67.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Orlando Enar David Solarte641. IntroducciónEl análisis y reexión epistémica son la precisión de los nuevos conceptos que no poseen planes exactos, ya que este tipo de conocimientos y pensamientos posee diversidades posibles que a través de procesos hermenéuticos de las realidades, proyecta dentro del campo intelectivo - investigativo en la educación superior, a superar los vacíos existentes dentro del contexto curricular que se maneja en cada espacio académico. Es signicativo observar que, mediante procesos rigurosos, docente y estudiante se sumerjan en este inmenso mar del conocimiento, que busca ante todo salir del contexto de la masa académica, para desde allí proyectarse como investigadores e innovadores de la ciencia, a proyectos que de antemano estén a la vanguardia de grandes investigaciones, fruto de un esfuerzo individual y colectivo.La epistemología en la universidad aparece como un espacio académico sin implicaciones prácticas y teóricas en la consolidación de la cultura investigativa y cientíca en la universidad. En otros términos, muchos de los estudiantes desconocen el papel de la epistemología en su formación académica y en general en relación con el conocimiento.Las deniciones y fundamentaciones epistemológicas no hacen referencia simplemente a una toma de posición respecto al conocimiento y particularmente a su origen: racionalismo, empirismo, materialismo dialéctico, por ejemplo, sino, en rigor, a la reexión de segundo orden, a un metaconocimiento que pretende establecer implicaciones para el desarrollo futuro del conocimiento y, en general de la cultura y la conciencia humana. En este sentido, el discurso de la epistemología dentro del campo universitario es el imaginario más representativo que un estudiante de la educación superior debe manejar para mirar y observar más allá de lo que pretende el discurso epistemológico; es decir, la perspectiva estaría dada en reexiones actuales y concienzudas que van más allá de un discurso teórico.Así, un estudiante que a través de un proceso académico pretenda reexionar y pensar desde un plano epistémico, indiscutiblemente necesitará cuestionar los problemas emergentes, reconocer las discusiones que se tejen alrededor del objeto de estudio, problematizar el conocimiento, generar actitudes de indagación y buscar soluciones a los debates epistémicos del tiempo actual. La epistemología (del griego, ἐπιστήμη o episteme, “conocimiento”; λόγος o logos,”teoría”) se dene en términos generales como el estudio de la producción y validación del conocimiento cientíco (racional, metódico). Se ocupa de problemas como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a su obtención y, los criterios por los que se justica o invalida. Es conocida como “la rama mayor de las Ciencias”.Desde la losofía, la epistemología es la rama que trata de los problemas losócos que rodean la teoría del conocimiento; se ocupa de la denición del saber y de los conceptos relacionados, de las fuentes, los criterios, los tipos de conocimiento posible y el grado con el que cada uno resulta cierto, así como la relación exacta entre el que conoce y el objeto conocido.A lo largo del tiempo los autores han intentado darle un signicado a la epistemología; sin embargo, en la actualidad el término ha ido ampliando su signicado y se utiliza como sinónimo de ‘teoría del conocimiento’. Así, las teorías del conocimiento especícas son también epistemología; por ejemplo, la epistemología cientíca general, epistemología de las ciencias físicas o de las ciencias psicológicas. En efecto, desde la profundidad de su rama, tratan de conocer la naturaleza del conocimiento humano, sus principios reales, su funcionamiento real, los tipos o clases de conocimiento y los caminos o métodos que pueden conducir a su realización correcta en cada caso.La epistemología dentro del contexto académico es un lenguaje que en ocasiones, se torna árido; pero sus concepciones anes a la ciencia hacen de esta rama de la losofía una de las áreas con fundamento propio; es decir, que mediante un lenguaje cientíco esquematiza y profundiza procesos que lleven a observar, indagar y concluir los métodos de investigación.La epistemología no quiere adoptar dentro del campo investigativo un lenguaje autoritario, ortodoxo y dogmático, más por el contrario, desea aportar a través de las teorías una extensión crítica dentro de lo que se puede llamar ciencia. Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.-63-67. ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.El papel de la epistemología en la formación académica65Para Bunge (1980), la epistemología o losofía de la ciencia, es “la rama de la losofía que estudia la investigación cientíca y su producto, el conocimiento cientíco. Mera hoja del árbol de la losofía hace un siglo, la epistemología es hoy una rama importante del mismo” (p. 21).La epistemología como ciencia del conocimiento posee una misión precisa; su objetivo es el estudio de la génesis, la lógica, la historia, la parte sociológica y la estructura de los diferentes espacios académicos, para así contextualizar el objeto de estudio dentro de un marco investigativo determinado. Dentro de este análisis, no se quiere armar que la epistemología sea la verdad absoluta del conocimiento cientíco, o que desea reejar una ortodoxia para que se ejecutare de una manera cuadriculada dentro del proceso investigativo. Por su parte, “la epistemología no quiere ser un sistema a priori, dogmático, que dicte autoritariamente lo que debe ser el conocimiento cientíco” (Mardones, 1997, p. 64).Lo que la epistemología busca fundamentalmente es el análisis formal del trabajo útil para la adquisición y consolidación de conocimientos, bien sea a través de las relaciones entre las proposiciones y los datos, a través de la correspondencia entre aquellas proposiciones, su ordenamiento lógico y su signicado, o la estructuración teórica y el proceso empírico del investigar. Por ello, no todos los temas abordados por la losofía tradicional pueden ni deben ser materia de revisión a la luz de la ciencia, dado que muchos no son sino conjeturas verbales del pensar del buen lósofo. En este caso, la misión de la epistemología es disolver dichos problemas mediante el análisis lingüístico de las expresiones. En un sentido accesorio, conviene decidir si la epistemología debe estar hecha por “literatos” que tengan un mínimo de formación cientíca, o por “cientícos” en posesión de una formación losóca. Con una enseñanza realmente pluridisciplinar donde “literatos” y “cientícos” no estuvieran separados por barreras de todas las clases (mentales y también institucionales), esta cuestión perdería mucha de su importancia. (Mardones, 1997, p. 66).La epistemología tiene, pues, una misión precisa: reexionar y profundizar procesos de indagación dentro del campo investigativo y cientíco. No se puede llamar epistemología a cualquier concepción o tradición losóca desarrollada independientemente del conocimiento cientíco. En efecto:Las regiones del saber cientíco están determinadas por la reexión. No están trazadas en una fenomenología de primera mano. En una fenomenología de primera mano, las perspectivas están afectadas por un subjetivismo implícito que deberíamos precisar si pudiéramos trabajar algún día en la ciencia del sujeto preocupado por cultivar los fenómenos subjetivos, determinando un fenómeno técnico de la psicología. Pero incluso si la perspectiva nos diera garantías de extraversión e indicara al ser pensante la dirección del saber seguramente objetivo, nada tendríamos para justicar la parcialidad del interés de conocimiento, interés que no solo hace elegir al sujeto un sector particular sino que le obliga a persistir en su elección. Necesitamos pues sobrepasar las descripciones fenomenológicas que siguen estando, por principio, sometidas al ocasionalismo de los conocimientos. Todo se vuelve claro, transparente, recto, seguro, cuando este interés de conocimiento es el interés especíco de los valores racionales. (Bachelard, 1973, p. 31).No todos los cientícos tienen la suciente capacidad para ser, a su vez, lósofos de su propia ciencia, pero si pueden “estar al día” con las concepciones desarrolladas por especialistas y tener un mínimo de motivación y preparación para poder discriminar entre buenas y malas losofías. Hoy, como señala Bunge (1980): La concepción del mundo del hombre contemporáneo se funda... sobre los resultados de la ciencia: el dato reemplaza al mito, la teoría a la fantasía, la predicción a la profecía... Hace un siglo, quien ignoraba La Ilíada era tildado de ignorante. Hoy lo es, con igual justicia, quien ignora los rudimentos de la ciencia. (p. 111).Hace algunos siglos, cuando aún nuestra cultura latinoamericana se cultivaba dentro de la virginidad existencial, idiosincrática, empírica y tradicional, el hombre era artíce de sus propios esfuerzos rudimentarios, pero con casta pura y libre de toda ociosidad del antiguo mundo, su racionalismo no pasaba de los quehaceres cotidianos dentro de un colectivo llamado raza. Para ellos la conciencia cientíca no estaba clara, solo su idolatría era el fermento de la calma de sus apetitos intelectuales y espirituales. El conocimiento como tal, es decir, en el esplendor de la ciencia, aún estaba virgen; la Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- pp.63-67.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Orlando Enar David Solarte66conciencia de una ciencia aún no existía, pero el progreso científico pronto llegaría a niquitar el tranquilizante del alma. La llegada accidental de Cristóbal Colón a nuestro mundo puso en jaque a la ciencia:La tierra, convencida de que era redonda, se puso por n a dar vueltas. Entonces se detuvo la rotación de los cielos, las estrellas jas se convirtieron -durante los cuatro siglos que esperaron a Einstein- en señales de un espacio absoluto. Y todo porque un barco se marchó en dirección contraria hacia el país de las especias. Era necesario que el hecho de la rotación de la tierra se convirtiera en un pensamiento racional, un pensamiento que se aplicase en terrenos distintos para que fueran destruidas todas las pruebas de la inmovilidad de la tierra encontradas en la experiencia común. (Bachelard, 1973, p. 34).Este acontecimiento que, perfectamente modela la antesala del conocimiento, permite observar y demostrar que lo racional en las ciencias físicas se consolida como fuente de relación entre el sujeto y el objeto, a partir de la experimentación directa del fenómeno. En la profundidad del fenómeno es donde el investigador puede sentir el ajuste hacia lo racional, “lo racional en las ciencias físicas se consolida como fuente de relación entre el sujeto y el objeto, a partir de la experimentación directa del fenómeno” (Bachelard, 1973, p. 34).Lo racional está marcado por una serie de acontecimientos que bien lo podría sustentar Descartes en su famosa obra El Discurso del Método, donde hace referencia a la minuciosidad de lo que signica el verdadero conocimiento, el cual dentro de sus conjeturas losócas denomina ‘certeza’. Este supuesto nace a partir del análisis que él realiza de las diferentes ciencias que fueron estudiadas en la época antigua con relación al conocimiento generado en la modernidad; su objetivo es viabilizar la trayectoria cientíca y por ello, pone de maniesto ciertas categorías para llegar al desarrollo y proceso dentro del marco de la investigación cientíca.El primero consistía en no admitir jamás cosa alguna como verdadera, sin haber conocido con evidencia que así era; es decir, evitar con sumo cuidado la precipitación y la prevención, y no admitir en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que no tuviese motivo alguno para ponerlo en duda.El segundo, en dividir cada una de las dicultades a examinar en tantas partes como fuera posible y necesario para su mejor solución.El tercero, en conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, y suponiendo incluso un orden entre aquéllos que no se preceden naturalmente unos a otros.Y el último, en hacer en todo, enumeraciones tan completas y revisiones tan amplias, que llegase a estar seguro de no haber omitido nada. (Descartes, 1987, p. 25).En este sentido de expresión, es menester hacer que el investigador examine, divida, dude, enume-re, revise, para así estar seguro del conocimiento a descubrir. Así pues, la epistemología con estos antecedentes claros y equilibrados, pone de ma-niesto que ella, en toda su gama teórica, es un acontecimiento que a partir de la conciencia de la perfectibilidad, valoriza directamente el conoci-miento a partir de problemas que surgen dentro del mismo método, con el cual se está trabajado la parte coyuntural del objeto estudiado. Entonces, ¿a qué denominamos cultura investigati-va? La cultura investigativa comprende, como toda manifestación cultural, organizaciones, actitudes, valores, objetos, métodos y técnicas, relacionadas con el desarrollo y difusión de la investigación, incluyen-do la pedagogía de la misma. Esta direccionalidad, que se correlaciona con la didáctica, es donde maes-tro y participante, en un encuentro directo a través de procesos dialécticos, son los que a partir de acon-tecimientos académicos tomarán en conjunto deci-siones que promuevan el saber cientíco.El desarrollo de la personalidad y, en el plano de lo social el desarrollo de las civilizaciones, llevan consigo, como elemento esencial, el progreso del saber; el hombre culto se dedica no solo a extender sus conocimientos, sino a organizar y criticar los datos del conocimiento vulgar: este esfuerzo da origen a la vida cientíca. (Steenberghen, 1962, p. 15).Este transcurso que debe llevar el maestro para en-señar a sus estudiantes y/o participantes a disgre-gar, compartir, examinar y probar todo tipo de co-nocimiento, es el proceso que se debe ejecutar para Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.-63-67. ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.El papel de la epistemología en la formación académica67pasar del conocimiento vulgar a un conocimiento propiamente cientíco. El camino no es fácil, re-quiere de esfuerzo, dedicación y mucha responsabi-lidad frente a lo que está y a lo que se quiere llegar. Nuestra tarea se funda en el saber analizar y rela-cionar el campo del objeto para que así pasemos de ese conocimiento vulgar al conocimiento bien lla-mado cientíco.Desde este punto de vista y para explicar aún más este postulado, Steenberghen apoya este proceso pedagógico departiendo entre lo losóco y lo cientíco, para así llegar a la explicación racional de las junturas que se encajonan dentro del contexto cultural de la investigación. Así pues, el acuerdo aquí ya no es el mismo, sobre todo cuando se trata del saber ‘losóco’ por oposición del saber ‘cientíco’ o ‘positivo’. Se encuentran, en primer lugar, algunos pensadores con tendencias irracionalistas, cuyo origen puede ser, o bien una desconanza más o menos acentuada respecto a la razón, o bien una preferencia positiva por algún valor distinto de la misma; en ambos casos veremos predominar en la organización de los conocimientos un orden distinto al de la razón; por ejemplo, un orden inspirado en la evolución espontánea de la experiencia (así en ciertas formas del empirismo), o en las leyes de la intuición (en la losofía Bergsoniana), o en las del amor (en ciertas formas de Agustinismo y Tomismo).Por otra parte, en muchos casos la organización del saber se inspira en preocupaciones de orden pedagógico: “algunos maestros se preguntan en qué orden de dicultad creciente convendría enseñar tal o cual rama del saber, para obtener el mayor rendimiento en el espíritu de sus alumnos” (Steenberghen 1962, p. 16). En este contexto, una cultura del saber pedagógico es enseñar lo que se debe enseñar a partir de la observación que se hace a los educandos. Obviamente, dentro de este campo es primordial detenerse en las dicultades, para que con este ejercicio se persuada al estudiante y se empiece a formar lo que verdaderamente se conoce como cultura cientíca. La investigación dentro del campo educativo es un objeto complejo de estudio y para afrontar la realidad del caso, la educación se encuentra en un proceso claro de construcción, revalorización y legitimidad. Su apropiación cientíca tiene origen en diferentes disciplinas y saberes que, desde sus propias áreas, teorías, modelos e intereses, generan conocimientos que soportan los desarrollos producidos por la comunidad cientíca.La educación es parte de la cultura, y su papel es contribuir a llevar al individuo a situarse en la cultura y la sociedad, de modo que pueda ser individualidad consciente de su lugar en ellas, y capaz de adoptar y de reconocer la perspectiva o punto de vista que la caracteriza... Como miembro de una cultura cada uno se ve obligado a construir signicados compatibles con su desempeño como individuo adaptado a su medio, y respetar los construidos por otros. (Garrido, citado por Henao, Hernández, Hoyos, Pabón y Velásquez, 2002, s.p.).2. Conicto de interesesEl autor de este artículo declara no tener ningún tipo de conicto de intereses sobre el trabajo presentado. ReferenciasBachelard, G. (1973). Epistemología. Barcelona, España: Editorial Anagrama. Bunge, M. (1959). La ciencia. Su método y su losofía. Buenos Aires, Argentina: Siglo Veintiuno Editores.-------. (1980). Epistemología. Buenos Aires, Argentina: Siglo Veintiuno Editores. Descartes, R. (1987). Discurso del método. Estudio preliminar, traducción y notas de Eduardo Bello Reguera. Madrid: Editorial Tecnos.Henao, M., Hernández, C., Hoyos, G., Pabón, N. y Velásquez, M. (2002). Educación superior: sociedad e investigación. Bogotá, Colombia: Asociación colombiana de universidades.Mardones. J. (1997). Filosofía de las ciencias humanas y sociales. Nota histórica de una polémica incesante (2ª. ed.). Bogotá: Editorial Anthropos.Steenberghen, F. (1962). Epistemología. Madrid, España: Editorial Alcaná Libros.