Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- pp.13-25.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Aura Rosa Rosero, Gladys Andrea Montenegro, José Rafael Caicedo Díaz14ResumoPerspectivas pedagógicas de conflito e violência no contexto escolarUm dos problemas de maior conotação e relevância no campo pedagógico é, sem dúvida, a violência escolar, que nos últimos tempos tem demonstrado uma dinâmica de recrudescimento que impacta não apenas aqueles que fazem parte dela, mas também a estrutura da instituição educacional e da sociedade em geral.Desta forma, o presente artigo apresenta as principais reexões teóricas e conceituais da pedagogia sobre o conito como dinâmica social e seu papel dentro da escola, a violência escolar, suas causas, manifestações, atores e consequências, e também como a resolução pacíca de conito na escola e mediação escolar.Palavras-chave: coexistência, conito, escola, mediação, violência.1. Introducción“En la institución escolar conuyen hoy todos los problemas y tensiones de nuestra sociedad. Y así, un reejo de la violencia social ha aparecido de forma preocupante en la escuela”. (Díaz, 2003).La convivencia humana es cada vez más diversa y compleja tornándose a veces en relaciones hostiles, indiferentes y con alto contenido de violencia. La escuela y la familia no son ajenas a estas situaciones y los conictos que a diario se viven hacen que se reproduzcan estos ambientes y se afectan de alguna manera todos sus integrantes.Algunas deniciones sobre el conicto lo sitúan como parte de un motor de cambio, que en palabras de Entelman (2002), es descrito como proceso dinámico, sujeto a la permanente alteración de todos sus elementos. A medida que se desarrolla su devenir cambian las percepciones y las actitudes de los actores que, en consecuencia, modican sus conductas, toman nuevas decisiones estratégicas sobre el uso de los recursos que integran su poder, y a menudo, llegan a ampliar, reducir, separar o fusionar sus objetivos. De esta manera, debe diferenciarse al conicto de la violencia, pues el primero encierra una forma de relación social, en el cual las personas o grupos tienen diferencias de intereses y luchan entre sí por anteponerlos, haciendo posible la dinamización de la sociedad y su transformación; el segundo, en cambio encierra la imposibilidad de manejar adecuadamente las relaciones humanas e involucra acciones de daño con los otros; es decir, que implica el paso a la agresión.En consecuencia, el conicto y la violencia dentro del contexto escolar resultan como parte de los procesos escolares, en los cuales se hace necesario saber manejar las situaciones de conicto para que no se desencadene un espiral violento, con consecuencias al corto, mediano y largo plazo. Así como lo reere Jalón (2005):Es necesario desarrollar alternativas a la violencia: estableciendo contextos y procedimientos alternativos en el sistema escolar, a través de los cuales de forma normalizada (sin que nadie se sienta amenazado en ellos) puedan expresarse las tensiones y las discrepancias y resolverse los conictos sin recurrir a la violencia (a través de la comunicación, la negociación, la mediación…); y promoviendo habilidades en todos los individuos (alumnado, profesorado…) que permitan afrontar la tensión y resolver los conictos sin recurrir a la violencia. (p. 551).Para que este panorama de no violencia sea posible dentro de las instituciones educativas, se requiere de nuevas formas de asumir la pedagogía y los procesos educativos, siendo oportuno empezar por el análisis reexivo de esta problemática.2. MetodologíaLa construcción del presente artículo se efectuó a través de la búsqueda, organización y análisis de información de fuentes bibliográcas frente a cuáles son las perspectivas pedagógicas del conicto y la violencia en la escuela; para lo cual se utilizaron matrices de vaciado de información, acordes Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- 13-25. ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Perspectivas pedagógicas del conicto y la violencia en el contexto escolar15a las categorías y subcategorías previamente seleccionadas. Los criterios para la selección de la información fueron: novedad, pertinencia, conabilidad y argumentación.A partir del proceso de revisión de las diferentes fuentes bibliográcas se realizó el proceso de discusión con las posturas de los diferentes autores, destacando los puntos de encuentro y divergencia, de manera que permitieran mostrar una visión integral del problema. Para ello, dentro del artículo se trabajan como elementos centrales al conicto en la escuela, la violencia escolar (casusas y manifestaciones), resolución pacíca del conicto y mediación escolar.3. El conicto como dinámica social“Elconictoformapartedelprocesode interacción social enelquelosin-teresesdelosindividuosygruposseinteraccionan,se regulan, transfor-manoresuelvenen ocasiones”. (Muñoz, 2001).El conicto se genera a partir del proceso de interacción, mediante el cual los seres humanos luchan entre sí por defender sus intereses personales o colectivos, por ende, son múltiples las formas en que se maniesta desde el ámbito social, familiar y escolar, entre otros. El problema reside en que no siempre hay un manejo adecuado de este, probando su agudización, prolongación y recrudecimiento en el plano de la violencia. Por su parte, Souza (2014, citando a Fisas, 2001) dene el conicto como un proceso interactivo que se da en un contexto determinado, es una construcción social, una creación humana, diferenciada de la violencia (puede haber conictos sin violencia, aunque no violencia sin conicto), que puede ser positivo o negativo según cómo se aborde y termine, con posibilidades de ser conducido, transformado y superado.Los conictos pueden ser denidos y comprendidos desde diferentes posturas teóricas; para este escrito no se retomará el conicto armado de forma especíca, sin embargo, este no es ajeno al contexto en el que se pretende desarrollar la revisión, por ser uno de los factores clave que se encuentra en la cotidianidad del entorno escolar.Al ser el conicto una manifestación de las relacio-nes humanas, este hace posible la dinamización de los procesos sociales que permite generar transforma-ciones, que para el caso de la familia y la escuela hace posible adaptarse a los cambios, generando espacios para la confrontación de ideas. Así como lo expresa Jares (1997), todas las instituciones se caracterizan por vivir diversos tipos de conictos, de distinta índole e intensidad, que hacen que el conicto se presente como un proceso cotidiano. Pese a la necesidad del conicto como elemento dinamizador de las relaciones y procesos sociales, dentro de los cuales se encuentra el contexto educativo, existe la visión de que el conicto es algo no deseable, negativo, que se debe corregir; por esta razón como lo señala Rodríguez (2007), se calica como negativo a las personas con conductas diferentes a los valores o comportamientos establecidos; pero en realidad, el conicto forma parte de la vida y afecta todos los ámbitos de la vida.El conicto en la escuelaEs necesario descubrir que los conictos son una oportunidad educativa, una oportunidad para aprender a construir otro tipo de relación, así como para prepararnos para la vida, aprendiendo a hacer valorar y respetar nuestros derechos de manera no violenta. (Cascón, 2000).La escuela como escenario de interacción social donde conuyen diversos actores con diferentes culturas, cosmovisiones, identidades e intereses no es ajena a la dinámica del conicto, pues como se mencionó anteriormente el conicto es un proceso social, natural de las relaciones humanas, que como lo expresa García y López (2011) puede llegar a ser positivo o negativo, dependiendo de su gestión. “Si ante el conicto no se actúa adecuadamente, puede llegar a transformarse en violencia; por el contrario, si lo gestionamos de forma pacíca y democrática llega a convertirse en un recurso de aprendizaje” (p. 549).Al ser el conicto un proceso natural del ser humano, la escuela como institución social debe aprender a manejarlo, a hacerlo parte integrante de su cotidianidad; para lo cual debe propiciar ambientes de diálogo, tolerancia, respeto y democracia; esto implica que el conicto debe ser parte del convivir, una oportunidad para aprender.Respecto a ello, Betancourt, Brizzo y Rebour (2004) destacan que: Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- pp.13-25.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Aura Rosa Rosero, Gladys Andrea Montenegro, José Rafael Caicedo Díaz16La escuela desde sus nes y cometidos, delinea sus reglas y normas, por lo cual el desafío planteado estaría dado en la posibilidad de construir en dicho marco, escenarios de inclusión e integración donde la diversidad y lo heterogéneo sea tomado como un elemento constitutivo que enriquece la dinámica de la convivencia. Del mismo modo, la escuela tiene la posibilidad de transferencia de formas de relacionamiento, permitiéndole realizar un efecto multiplicador de modos de resolución dialógica de conictos, contribuyendo al desarrollo de la capacidad de expresión y de escucha del otro, de negociación, de acuerdo. Posibilidad de colocar la palabra que permita la comprensión de la situación, allí donde está la acción, la agresión, la violencia. Se delimita así, un territorio donde el otro vale, se lo respeta, donde los modos de relacionamiento que no lo respetan en su integralidad, no son legítimos, no son permitidos. (p. 12).Para que dicho escenario sea posible se requiere una serie de cambios en la forma de concebir la escuela, para lo cual según Rendón (2010), se precisa un reinventar del sentido de la escuela, en la cual se la mire más allá a la mera reproducción de aprendizajes descontextualizados del mundo social y personal, político y económico. Esto conlleva a un cambio en la didáctica del currículum, que sustentado en “mapas de progreso” no necesariamente se orientan a la identidad personal y colectiva, es decir, al trabajo intencionado con la identidad ciudadana. En este sentido, el foco debiera iniciarse en el trabajo de equipo entre docentes, administrativos y estudiantes, en donde prime, la identidad local de la común-unidad, sustentada en la solidaridad, la tolerancia, el respeto y la libertad, valores básicos para educar en democracia (Rendón, 2010, p. 236).Desde esta perspectiva, la clave no está en eliminar los conictos sino en aprender a manejarlos. El profesorado no debería tener como objetivo el resolver los conictos puntuales, entendidos como algo negativo y aplicando una serie de recetas disciplinarias establecidas en las normativas al uso en los reglamentos de régimen interno, sino establecer como prioridad el dotar a todos los integrantes de la comunidad escolar de un conjunto de capacidades y habilidades que les permitan manejar y mejorar el clima de sus relaciones, construyendo entornos y recursos apropiados para enfrentarse de forma positiva a los conictos cotidianos. Se trata, sin duda, de otra competencia básica para aprender a convivir.De esta manera, como lo menciona Stramiello (2007):La escuela es, claramente, una encrucijada sensible de las problemáticas que perturban a la sociedad contemporánea. Por lo tanto, para comprender la institución educativa resulta necesario considerar las relaciones entre escuela y sociedad, una lectura de los contextos, de las condiciones de la época, es decir, la lectura de los signos de los tiempos. (p. 1). En este sentido, debe entenderse el conicto escolar como parte del contexto social. Las dinámicas que hoy encierra la escuela se constituye en un desafío para los educadores en la medida que, los estudiantes que asisten son cada vez más activos y con mayores capacidades y habilidades, pero también traen consigo múltiples problemáticas del mundo social. Al respecto, en el estudio realizado por la UNESCO a través de Navarro (2004) se menciona que los niños, adolescentes y jóvenes que llegan a las escuelas traen consigo mayores conocimientos, más experiencias, y una disposición a aprender distinta, menos receptiva y más crítica y un comportamiento que incluso diculta la convivencia entre ellos mismos (más agresivos, con una personalidad que atropella). Esta situación reeja que la agudización de las problemáticas sociales afecta al mundo escolar.Navarro (2004) reere que:Hoy llegan a las escuelas estudiantes con mayores capacidades cognitivas, pero de más complejidad social y menor estructuración (es decir, con un marco difuso de normas y disposiciones comportamentales) justica que la primera tarea del docente sea (re)construir ese marco normativo de la relación pedagógica para desplegar posteriormente los recursos didácticos que debieran caracterizar a una clase. (p. 135).Como lo inere Rodríguez (2007), los problemas de convivencia existen y aparecen con distintas matizaciones, en todos los centros escolares, ni el tamaño del centro, ni su ubicación, ni su carácter público o privado, garantizan que no lleguen a producirse. Solo son buenos determinantes, a la hora Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- 13-25. ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Perspectivas pedagógicas del conicto y la violencia en el contexto escolar17de intentar controlarlos y disminuir sus niveles, los factores que tienen que ver con la prevención y el trabajo cooperativo de todos los agentes implicados en la educación. Por tanto, uno de los retos prioritarios de la educación es aprender a encarar la realidad del conicto como algo natural y a partir de ahí afrontarlo como un hecho educativo, como una oportunidad para el desarrollo y el aprendizaje.Hablar del conicto escolar encierra múltiples formas y manifestaciones, las cuales según Fernández (1999), requieren de intervenciones diferenciadas que apuntan a tres objetivos básicos: prevención, intervención y resolución del conicto. La prevención debe conducir al desarrollo de estrategias para la convivencia, para aprender a convivir y a entender que el conicto es parte de las relaciones humanas, que no siempre todos piensan y actúan de la misma manera, pero aun así se puede llegar a convivir bajo la lógica del respeto. Del lado de la intervención y la resolución del conicto es necesario que siempre las decisiones estén soportadas sobre un estudio exhaustivo de las causas y de los actores involucrados. Como lo propone Rodríguez (2007), la intervención debe estar sustentada en planes de convivencia, que deben contemplar los siguientes aspectos: el cambio del concepto de disciplina hacia uno democrático o positivo, la mejora de las relaciones interpersonales y de la afectividad, el desarrollo de habilidades para la resolución de los conictos en todos los miembros de la comunidad educativa, el rechazo hacia la idea de contemplar al alumnado como el único responsable de los conictos escolares y el entrenamiento en la resolución de conictos.Visto así, el conicto escolar debe ser un reto para la educación, en el que se posibilite la convivencia cívica en medio de un entorno de diversidad cultural, social, económica y política. Desde esta perspectiva, es importante reconocer que existen diferentes tipos de conicto en la escuela, que en ocasiones se genera cuando los comportamientos de los alumnos no encajan con los valores, motivaciones u objetivos del proceso educativo, pero también puede darse a la inversa, la dicultad del alumnado de aprender debido a los desórdenes, indisciplina, desmotivación y apatía en el proceso de enseñanza dentro del aula (Rodríguez, 2007, p. 4).El problema radica cuando el conicto traspasa el terreno de la discusión dialógica al plano de violencia; es decir, al no posibilitase mecanismos de resolución pacíca para resolver las diferencias, sino acudir a medidas violentas, donde se agrede al otro causándole algún tipo de daño. La violencia, como señala Soriano (2009, citando a Galtung, 1995), daña y destruye, pero sus efectos se extienden más allá de los daños visibles, existen otros menos perceptibles al ojo humano como son los traumas o el odio que pueden llegar, a veces, a ser más graves que los primeros.Del conicto a la violencia escolarLa escuela, después del hogar, es el lugar donde los chicos pasan más tiempo; es su segunda casa, es el punto de referencia donde aprenden a defenderse entre pares y maestros y, en algunos casos es donde por primera vez se sabe lo que es el miedo, el robo, las peleas, el consumo de alcohol y drogas. (García, 2005).Se precisa señalar que no es lo mismo hablar de conicto que de violencia escolar, puesto que esta última encierra la imposibilidad de manejar las re-laciones humanas en un marco del respeto y la tole-rancia. Esta situación conlleva a que la escuela pase de ser un escenario para la paz al de la violencia. Frente al fenómeno de la violencia escolar, el estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2006, citado por Romero, 2012), maniesta que en la mayoría de países latinoamericanos va en aumento la violencia en los ámbitos escolares y familiares con un costo humano, económico y social enorme, socavando los fundamentos democráticos de la sociedad, su vida colectiva y la calidad del desarrollo.Al ser la violencia escolar un problema que va en aumento, requiere ser visto con detenimiento, analizando las causas que lo desencadenan, su forma de comportamiento, manifestaciones, tipología, actores, efectos, y especialmente, las estrategias para su adecuado manejo. En relaciona a ello, Ovalles y Macuare (2009), maniestan que primero debe analizarse como es la dinámica de funcionamiento dentro de las escuelas; al respecto de esta situación enfatizan en que:La escuela no es, en muchos casos, un espacio democrático e igualitario, tal como ha sido concebido socialmente. Aunque se espera que funcione como Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- pp.13-25.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Aura Rosa Rosero, Gladys Andrea Montenegro, José Rafael Caicedo Díaz18un espacio de inclusión, de convivencia de las diversidades; también posee sus propios mecanismos de exclusión y selección social, escogiendo a algunos y expulsando a otros, estos últimos son los que no consiguen responder a las expectativas relacionadas con el aprendizaje, el comportamiento y la relación con los miembros de la comunidad escolar. (p. 105).Desde esta misma perspectiva, en el estudio realizado por Eljach (2011, p. 71) para la UNICEF se destaca que la violencia en las escuelas forma parte de un conjunto de ámbitos, en los cuales los niños, niñas y adolescentes padecen agresiones que intereren con el goce efectivo de sus derechos, tales como en el acceso a la educación, en la capacidad para aprender y desarrollarse plenamente. De este manera, el conicto escolar o llamado bullying en el mundo anglosajón y mobbing en el mundo escandinavo surge como una manifestación de las relaciones interpersonales donde los sujetos buscan anteponer sus intereses, intentando dominar al otro, ya sea por medio de la agresión física, verbal o psicológica, lo cual desencadena una espiral de violencia o la pasividad de una de las partes.Al respecto, es importante resaltar como lo reere Eljach (2011) que:La violencia en las escuelas reeja la incidencia de lo que se vive fuera de ella y, a su vez, denota las limitaciones de los sistemas educativos para funcionar como referentes de respeto y solución amistosa de conictos. El abanico de las violaciones de los derechos humanos de los menores de edad es sumamente amplio e incluye, entre otras manifestaciones graves, la tortura, los tratos crueles, humillantes y degradantes, la violencia sexual, la mutilación genital y el homicidio. (p. 72).Al ser la violencia escolar un atentado contra los derechos humanos, se constituye en una problemática que debe verse no solo desde el ámbito de lo legal, sino de las implicaciones sociales que tiene, especialmente porque en el ámbito donde se desenvuelve es el escolar, donde debería fomentarse la práctica de valores humanos y la sana convivencia; en el cual se aprenda a manejar los conictos como parte de la cotidianidad.Desde otra perceptiva, se considera que la violencia escolar debe ser vista desde la acción que encierra en sí misma; es decir, desde sus causas, efectos, mecanismos, tipos y formas, como de la percepción de los actores involucrados; o sea desde los imaginarios que tienen los sujetos al perpetrarla, vivenciarla y ser testigos.Como lo asegura Lavena (2002):La violencia escolar se dene por las características objetivas del mismo hecho violento, así como también por cómo es percibida por los sujetos involucrados. En tanto hecho objetivo, consideramos violencia escolar a todo acto por el cual un individuo o grupo utiliza la fuerza física, las armas o la coacción psíquica o moral en contra de sí mismo, de objetos o de otra persona o grupo, provocando como resultado la destrucción o daño del objeto y la limitación o la negación de cualquiera de los derechos establecidos de la persona o grupo dentro de la comunidad escolar. (p. 3).En la percepción de los sujetos involucrados, la violencia dependerá de cómo dicho acto es decodicado como tal por una víctima o por un observador que interpreta el hecho. Al respecto, García (2008, p. 4) expresa que la violencia no es un conjunto de hechos objetivables, totalmente describible por un observador exterior según una taxonomía ja. La violencia es antes que nada una representación social dependiente de las condiciones sociohistóricas determinadas. Al ser entonces la violencia escolar una representación social fruto del contexto, implica verla como un problema estructural, que no solo depende de la escuela en sí misma; es decir, de la confrontación entre estudiantes o de estos con los adultos, sino que obedece a una multiplicidad de causas, en las que están en juego factores y circunstancias de orden cultural, económico, social, familiar, personal, entre otros. Causas de la violencia escolar“La violencia escolar es un reejo de la violencia indirecta que dima-na de todo tipo de injusticias estructurales (sociales, económicas, de género, raciales…) que actúan frecuentemente como causa principal de la violencia directa”. (Pescador y Domínguez, 2001).Si bien existen factores internos que intervienen en la convivencia escolar, tales como el currículo, la normatividad, el ambiente escolar, las relaciones interpersonales, etc.; también existen factores Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- 13-25. ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Perspectivas pedagógicas del conicto y la violencia en el contexto escolar19externos a la escuela que tienen una alta repercusión en las manifestaciones de la violencia; así como lo indican Salinas, Posada e Isaza (2002), factores como la pobreza, marginalidad, desempleo, pautas de crianza, violencia intrafamiliar, patrones culturales, entre otros, marcan de manera signicativa e indicen en las vivencias de la escuela y en sus problemáticas.Respecto a las causas de la violencia que presentan en la escuela, Jares (1997) señala existen cuatro tipos: El primero a causas ideológico-cientícas (opciones pedagógicas, ideológicas y organizativas diferentes, y tipo de cultura o culturas escolares que conviven en el centro); la segunda, relacionadas con el poder (control de la organización, promoción profesional, acceso a los recursos y toma de decisiones); la tercera, relacionadas con la estructura (ambigüedad de metas y funciones, celularismo, debilidad organizativa y contextos y variables organizativas); y la cuarta, relacionadas con cuestiones personales y de relación interpersonal (estima propia/armación, seguridad, insatisfacción laboral, comunicación deciente y/o desigual). (p. 11).De esta manera, hablar de las causas que generan la violencia escolar, requiere partir por mencionar que la escuela se constituye en un microcosmos social; es decir, que ella es un reejo de las problemáticas que vive la sociedad, entre las cuales se encuentra la violencia, la cual es efecto de muchos factores, pero especialmente de la intolerancia e irrespeto por el otro. Así como lo reere Caireta y Barbeito (2004), la violencia es una actitud o comportamiento que constituye una violación o privación al ser humano a nivel de su integridad física, psíquica moral, así como a sus derechos y libertades. Como espacio social, la escuela está inuencia por múltiples factores e integrada por una diversidad de personas, con diferentes identidades e intereses, que no siempre coinciden y que por el contrario estallan en hechos de violencia. Al respecto, Martínez (2002) subraya que la escuela no es una torre de marl y los que la habitan son individuos que reejan muchas otras inuencias sociales, empezando por la propia familia y terminando por los medios de comunicación de masas. Dentro de la inuencia sociocultural que recibe la escuela se destaca la proporcionada por los medios de comunicación e Internet donde se reeja que la violencia está presente en todas las esferas sociales e incluso se ha convertido en algo cotidiano. Desde esta perspectiva, la violencia escolar es un problema estructural, cuyas causas deben estudiarse en el marco de la cultura, de las relaciones intrafamiliares, en el entramado de la política y de la economía; por tal razón, la escuela más que buscar soluciones a este problema debe propiciar que dentro de ella se genere un espacio para la sana convivencia, dentro de lo cual como lo expresa Arellano (2007), debe cultivar y trabajar en la consolidación de valores, virtudes, conocimientos y hábitos necesarios para la preparación de un ciudadano autónomo, capaz de tomar decisiones. Manifestaciones de la violencia escolar“La violencia escolar es una realidad incuestionable que tiene múltiples formas y se da en varias direcciones: de autoridades a alumnos y maestros, de maestros a alumnos y de alumnos a alumnos” (Quezada, Navarro y Mora (2005).Las manifestaciones de la violencia pueden variar según los contextos, pero aun así guardan unas características similares respecto a las formas en que se presentan. Como lo maniesta Fernández (1999), la violencia física se puede manifestar en forma de pelea o golpes, la violencia verbal a través de amenazas, insultos y palabras ofensivas, y la violencia psicológica que también puede ser verbal se caracteriza por juegos psicológicos, chantajes, reírse de, sembrar rumores, aislamiento y rechazo, entre otros.La violencia escolar puede variar entre los diferentes actores, entre alumnos, profesores-alumnos y alumnos-profesores. Fernández (1999) destaca que:El abuso entre alumnos pasa signicativamente desapercibido y se viene considerando dentro del currículum oculto como proceso de maduración, siendo percibido en algunos casos como un proceso inevitable. Las agresiones profesor-alumno, pue-den mantenerse en el ámbito del miedo, el alumno no se atreve a acertar su necesidad de ser respe-tado, o en el otro extremo puede suponer un gran escándalo público de magnitudes desproporcio-nadas. En ciertos casos son los profesores quienes tras una escalada del conicto con algún alumno reciben agresiones, insultos o amenazas. En ciertas ocasiones puede convertirse dicho profesor/a en el chivo expiatorio de un grupo negativo que entra en una pugna de autoridad y poder. La relación Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- pp.13-25.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Aura Rosa Rosero, Gladys Andrea Montenegro, José Rafael Caicedo Díaz20profesor-alumno tiene una asimetría de poder. Su enfrentamiento produce sentimientos de venganza, miedo y rencor. A veces simboliza la personaliza-ción del rechazo a la escuela por parte de un alum-no en un profesor determinado que por su falta de autoridad, debilidad (juventud, vejez, aspecto físico, tipo de asignatura que imparte, etc.), se convierte en blanco fácil donde apuntar. (p. 4).En las diferentes manifestaciones de la violencia escolar no solo se encuentran involucrados los agresores y víctimas, sino todos aquellos testigos (compañeros, padres, profesores y directivos) que directa o indirectamente permiten que se cometan los abusos o no hacen nada para solucionar esta problemática, la cual de acuerdo a la intensidad y tipo de conicto, pueden solucionarse fácilmente con la negociación, o por el contrario requieran de un proceso de intervención y de trabajo conjunto entre familia, escuela y otras instituciones involucradas.Para identicar los casos de violencia escolar, es importante identicar las formas en que se presentan, para lo cual Fernández (1999, reriéndose a Olweus, 1978), destaca que los abusos, maltratos entre compañeros o bullying, se reere a una acción en la que un individuo es agredido, intimidado por otros individuos convirtiéndose en víctima incapacitada para defenderse por sí misma, y para que una agresión se considere abuso y/o maltrato debe cumplir con tres requisitos: a) la acción tiene que ser repetida, ha de haber ocurrido durante un tiempo prolongado, b) existe una relación de desequilibrio de poder, de indefensión. Víctima-agresor. No puede referirse a una pelea concreta entre dos individuos en igualdad de condiciones, en equilibrio social, psicológico; c) la agresión puede ser física, verbal o psicológica. Física referida a agresiones del cuerpo; verbal referida a insultos, motes, burlas, etc.; y psicológica referida a aislamiento, rechazos, chantajes, etc. Las agresiones pueden variar según la edad, género, rol y contextos, sin embargo, los agresores buscan hacer daño a partir de la identicación de las características que los hacen superiores a sus víctimas, por ejemplo, intimidando por medio de defectos físicos, discapacidades, pobreza-suciedad, vestimenta inadecuada, racismo, ruptura de pareja, preferencias sexuales, entre otras.Según lo expresado por Fernández (1999), existen diferentes tipos de víctimas, entre las que se encuentran:La víctima típica, que es aquella que padece miedo y como consecuencia tiene una infancia o adolescencia infeliz, se identica por la baja autoestima y posible fracaso escolar, sufre de depresión, puede ngir enfermedades e incluso provocarlas en su estado de estrés. La popularidad de la víctima entre sus compañeros está por debajo de su o sus agresores lo que le impide comunicarse y relacionarse con sus propios compañeros, la víctima se siente indefensa e incluso culpable. El segundo tipo de víctima es la provocativa, la cual busca la atención de los espectadores y muy especialmente entre el grupo de compañeros. Esta víctima provocativa logra el antagonismo y participa activamente en las situaciones de agresiones. Es más activa, asertiva y con mejor autoestima que otro tipo de víctimas; físicamente más fuerte y con facilidad para la provocación, suele protestar con más frecuencia a sus profesores: «alguien se mete conmigo», aun siendo el elemento provocador de la agresión. (p. 9).Por el lado del agresor, este también presenta unas características similares, entre las que se encuentran las señaladas por Fernández (1999), quien manifiesta que el agresor goza de mayor popularidad entre sus compañeros aunque con sentimientos ambivalentes: a muchos les impone respeto o miedo. Al salirse con la suya interpreta que puede ejercer el abuso de poder a través de la agresión. Al no sentir empatía hacia los sentimientos de los demás interpreta que sus actos están justificados por la provocación de los otros. La falta de culpa le impide restituir o reconocer sus actos; normalmente los agresores presentan problemas intrafamiliares, de violencia física y falta de normas de conducta claras y constantes. Dentro de esta dinámica resulta muy importante adentrarse tanto en el papel que juegan los diferentes actores dentro de la violencia y las distintas formas en que se maniesta. Al respecto, Castro (2007) maniesta que existen básicamente dos formas de violencia escolar, la física y la verbal; y a su vez, estas se maniestan de forma directa e indirecta. Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- 13-25. ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Perspectivas pedagógicas del conicto y la violencia en el contexto escolar21El maltrato o violencia física ocurre de forma directa cuando se presentan actos como amenazar con armas, pegar, empujar, dar patadas, escupir, zancadillas, prohibirle jugar en determinado sitio, entre otros; y es indirecta cuando se presentan actos como esconder cosas y romper cosas, robar cosas. Para el caso de la violencia verbal se habla de que es directa cuando se acude a insultos, apodos, humillaciones, ridiculización, caricaturización; y es indirecta en el caso del desprestigio y rumores; y se puede hablar de exclusión social cuando se ignora a alguien, se lo margina de una actividad, se manipula las relaciones de amistad. En un tercer tipo de violencia entran la amenaza con nes de intimidación, el chantaje, el acoso sexual, el ciberacoso, el acoso a través del celular, entre otros. Las consecuencias de la violencia escolar se pueden presentar de múltiples maneras, a nivel psicológico, traumas físicos, fracaso, ausentismo y deserción escolar, entre otros. Fernández (1999, retomando a Olweus, 1993) destaca que:Los adolescentes que habían sido victimizados de 13 a 16 años mostraban gran probabilidad de depresión a los 23 años y baja autoestima. Para el agresor puede ser la antesala de una futura conducta delictiva, una interpretación de la obtención del poder a base de la agresión que se perpetúa en su vida adulta, una supravaloración del hecho violento como socialmente aceptable y con recompensa. A veces cuando son parte de un grupo de agresores, agreden por presión de grupo. Otros sin embargo, toman parte en la victimización de forma activa y en ocasiones la actitud y comportamiento intimidatorio se convierte en una parte esencial de la relación entre iguales al ser la moneda de cambio en su trato personal, lo que les coloca en posición de desarrollar estrategias abusivas como medio de relación con otras personas. (p. 10).Como puede verse, ante las diferentes formas en que se puede manifestar violencia en la escuela y especialmente, frente a los graves efectos que conlleva a nivel personal y social, se hace necesario pensar en estrategias que busquen más que en castigar a los involucrados en revisar el trasfondo del problema y resolver de manera pacíca los conictos escolares; desde esta perspectiva resulta necesario ahondar en este concepto.Resolución pacíca del conicto en la escuela La educación para la paz es una paz en el entorno cotidiano, de resolución de conictos a pequeña escala, es decir de paz activa, de soluciones y aportaciones constructivas, de protagonismos de los participantes. (Lapponi, 2000).Representar la resolución de conicto en el ámbito escolar implica considerar los tipos de conictos; para lo cual Tuvilla (2014) identica los siguientes: el curricular (referido a las diferentes formas de conocer, de construir conocimiento, de producir y legitimar saberes), relacional (atiende los comportamientos que alteran la neutralidad de las interacciones quebrando los dispositivos de control y desequilibrando las relaciones de fuerza y poder del centro docente), cultural (se da a nivel de las representaciones o constructos simbólicos desvelando las contradicciones entre la cultura escolar formal y la cultura escolar invisible) y social (se da en el ámbito de relación entre el centro docente y el entono inmediato, entre la cultura escolar y la cultura social dominante). Como se puede evidenciar, de acuerdo a los tipos de conicto la negociación adquiere una dinámica distinta, para lo cual es fundamental lograr armonizar las relaciones humanas a partir de dos condiciones: el grado de conanza o desconanza y el grado de comunicabilidad o distancia; las cuales según Tuvilla (2014), parten de procesos de cooperación entre las partes, que no siempre se resuelven gracias a la voluntad de estas, sino que requieren la intervención de terceros que pueden actuar como intermediarios, mediadores o árbitros, facilitando el diálogo, propiciando el acercamiento y actuando objetivamente frente a la situación en disputa.También es importante reconocer como lo señala Tuvilla (2014), que para entender el conicto se requiere de una comprensión adecuada de los actores que están involucrados, de las diferencias de incompatibilidad (intereses, deseos, objetivos, valores) y los elementos distorsionadores (mala comunicación, estereotipos, desinformación, mal entendimiento del proceso). Una vez reconocida la situación o problema que da origen al conicto, la negociación debe cumplir según Tuvilla (2014) ciertos requisitos entre los que se encuentran: Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- pp.13-25.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Aura Rosa Rosero, Gladys Andrea Montenegro, José Rafael Caicedo Díaz22Claricar el origen, estructura y magnitud del problema: establecer quien está involucrado y quién puede inuir en el resultado del proceso; concretar los asuntos más importantes a tratar; distinguir y separar los intereses y necesidades de cada uno. Facilitar y mejorar la comunicación. Trabajar sobre los problemas concretos que tienen las personas en oposición: separar las personas de los problemas e impedir la personalización, concentrarse primero en los intereses y necesidades de cada uno, no en sus posturas; establecer un ambiente de negociación, y así evaluar las bases de mutua inuencia y, en lo posible igualarlas; así como ayudar a cada uno a reexionar sobre la situación y el alcance del poder personal (pp. 54-55).Cabe resaltar que la resolución pacíca de conicto escolar busca hacer visible las interacciones interpersonales y/o grupales que se presentan, considerar los intereses de las partes involucradas y sobre todo mediar para lograr una disposición por las partes para llegar a una salida que benecie a los implicados. De igual forma, el proceso de resolución pacíca de conictos implica reconocer la igualdad de derechos y medios entre las partes en la búsqueda de solución, con el n de reestablecer la relación y posibilitar la reparación, si fuera necesario. Sin embargo, no siempre los conictos se resuelven por la voluntad del ser por los mismos intereses que se presentan en los procesos de negociación o mediación en las partes afectadas, pero lo ideal es llegar a consensos para mejorar el clima y convivencia escolar entre los pares. Para llegar a la resolución pacíca del conicto es necesario hacer una mediación, que desde la perspectiva de Calderón (2013), esta aparece como un método para resolver problemas que supone un tercer neutral, cuyo papel es ayudar a los disputantes de forma cooperativa a buscar alternativas para resolver el problema que los enfrenta. En esa medida, la mediación se vuelve un proceso ordenado que aporta a las relaciones de convivencia a nivel social, familiar, laboral, escolar, etc. De igual forma, se presenta como una herramienta a las nuevas dinámicas de convivencia escolar que se viven en este momento y que exigen, no solamente obtener los objetivos deseados, sino también conservar las relaciones interpersonales como base de una convivencia pacíca, no violenta y respetuosa con los demás.La mediación escolarLa mediación ha pasado de ser casi exclusivamente una forma alternativa de resolver los conictos a ofrecer una compleja y completa losofía de relación, de la comunicación y del trato social. (Hernández, 2003).La convivencia en la escuela es un reejo de la sociedad por las relaciones interpersonales que se pueden generar por los conictos de cuya gestión y resolución, dependerá la existencia de adecuados climas de convivencia en el mismo entorno, dentro de lo cual la mediación juega un papel muy importante al actuar como estrategia pacíca dentro de las situaciones de conicto. De esta manera, la mediación se constituye en una estrategia en la que las partes implicadas sientan su posición, llegando a puntos intermedios gracias a la acción de un tercero que actúa como agente neutral. Como lo reeren Prada y López (2008), se requiere de un componente de negociación, en el que un tercero sin implicarse en la solución, genera un nuevo espacio de comunicación, y a la vez de aprendizaje para ambas partes. Al propiciar un diálogo entre las partes, la mediación deja de ser una estrategia efectiva en la resolución de conictos, para convertirse en una serie de valores y procedimientos que educan en la cultura de la paz y consolida formas de actuación y gestión de los conictos profundamente participativos y democráticos.Como lo reeren Prada y López (2008, citando a Munné, 2006):La mediación abre los ojos a una realidad compleja; a entender que las cosas no son nítidas ni iguales para todos; a pensar que se pueden cambiar las percepciones sin dejar de ser uno mismo y rehacer las expectativas iniciales e individuales por expectativas conjuntas; a ver que para la comprensión ajena se necesita la autocomprensión y el autoconocimiento; a saber que el conicto es propio de todos y, por tanto, tiene aspectos positivos y negativos; a creer que las cosas pueden mejorar con la colaboración y a conar en que ésta tenga un potencial de cambio social. (p. 6). Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- 13-25. ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Perspectivas pedagógicas del conicto y la violencia en el contexto escolar23García y Redín (2013), también comparten la idea de que la mediación escolar no solo es una estrategia o procedimiento para resolver conictos, sino que trae consigo una cultura de la convivencia, reciprocidad, cooperación y responsabilidad social. En este sentido, la mediación favorece la vinculación afectiva del alumnado con el colegio al establecer cauces participativos, interés en las relaciones interpersonales, proyectos comunes entre profesores/as y alumnos/as, atendiendo la diversidad y facilitando la gestión de las normas de disciplina (García y Redín, 2013, p. 368). Al respecto, Torrego (2000) plantea que transformar el conicto en elemento enriquecedor para las par-tes requiere de la utilización de ciertas habilidades y procedimientos, entre los que se encuentra la me-diación. Dado lo anterior, la incorporación de la me-diación en la escuela hace parte de los procesos para la convivencia, en donde todos los actores deben participar y apostar a la resolución del conicto sin violencia, teniendo como base el diálogo y la comu-nicación asertiva. Desde esta perspectiva, compren-der e interpretar las representaciones simbólicas de signicados y las interacciones dentro de la escuela posibilitará el acercamiento a la realidad.Como estrategia, la mediación se presenta de diferentes formas y tipos de actores, dentro de los cuales Prada y López (2008) enfatizan en los siguientes:Mediación espontánea: se presenta cuando una persona ve un conicto e inmediatamente se ofrece para mediar entre las personas que lo han tenido.Mediación externa: ocurre cuando existe un conicto en el centro y no hay personas que puedan solucionarlo, se recurre a alguna persona experta, de fuera del centro, para intentar solucionarlo.Mediación institucionalizada: Las personas que han tenido un conicto recurren voluntariamente al Servicio de Mediación que tiene el Centro. Eligen a los mediadores-as, e intentan buscar un acuerdo para solucionar el problema. Esta mediación requiere la existencia de personas formadas en mediación.Mediación realizada por los adultos: Las personas adultas que forman parte de la Comunidad Educativa (padres, madres, profesorado y personal no docente) se forman en Mediación Escolar y se responsabilizan de intentar una solución pacíca de los conictos que se generan en el espacio escolar.Mediación realizada por los iguales: Una parte del alumnado del Centro se ha formado para resolver los conictos a través de la mediación; cuando surge un problema entre dos alumnos, los mediadores se ofrecen para intentar resolver el conicto de forma dialogada. Comediación: Contiene aspectos de la mediación institucionalizada. Son dos personas de diferentes colectivos (puestas por el sistema) las que realizan el proceso de mediación: un profesor y un alumno, un padre y un profesor, etc. (p. 106).Dentro de las fases propuestas para llevar a cabo el proceso de mediación se requiere exponer la situación de disputa, escuchar los argumentos de las partes, analizar la situación de manera objetiva, buscar soluciones y acuerdos. Según lo expresa Prawda (2008), dentro del proceso de mediación, el mediador debe utilizar técnicas para lograr un clima de conanza, obtener información sobre la postura de los participantes, reconocer las posiciones, detectar sus verdaderos intereses y trabajar para el acuerdo. Desde esta perspectiva, la mediación se convierte en una alternativa pedagógica que contribuye ecazmente a resolver los conictos, sentando las bases para llegar a acuerdos entre las partes, sin decir con ello que se acaben las diferencias, sino que sobre estas se construyen puntos intermedios, respetando que el otro piensa y actúa distinto, lo cual no implica recurrir a la violencia para resolver conictos.4. ConclusionesLa escuela es un escenario social donde conuyen personas de distintas edades, procedencias étnicas y culturales, así como diferentes condiciones socioeconómicas, que está congurada a partir de la sociedad y de sus problemáticas; por ello, la convivencia se constituye en una acción compleja, en una construcción cotidiana que requiere del compromiso de toda la comunidad educativa.El conicto se genera a partir del proceso de interacción, mediante el cual los seres humanos luchan entre sí por defender sus intereses personales o colectivos, por ende, son múltiples las formas en Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- pp.13-25.ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Aura Rosa Rosero, Gladys Andrea Montenegro, José Rafael Caicedo Díaz24que se maniesta desde el ámbito social, familiar y escolar, entre otros. El problema reside en que no siempre hay un manejo adecuado de este, probando su agudización, prolongación y recrudecimiento en el plano de la violencia.En la escuela se reejan las problemáticas de la sociedad, entre las cuales se destaca la violencia como manifestación de las relaciones humanas, la cual se origina por el inadecuado manejo que se le da al conicto; por tal razón, se hace necesario generar estrategias pedagógicas que permitan hacer del ámbito escolar un territorio de paz, donde se forme para la ciudadanía, la solidaridad, la tolerancia y el respeto.Desde el campo pedagógico se hace necesaria la construcción de escenarios para resignicarlo desde procesos de encuentro y reconciliación que fortalezcan el tejido social. Bosquejar educativamente el conicto es tener la convicción de darle un tratamiento mediante el cual las personas, las instituciones, los grupos sociales pueden hacer un acto de intervención sobre él, y producir una reorganización de la sociedad desde el manejo mismo de los conictos en el reconocimiento de los intereses especícos de cada grupo o individuo. 5. Conicto de interesesLos autores de este artículo declaran no tener ningún tipo de conicto de intereses del trabajo presentado. ReferenciasArellano, N. (2007). La violencia escolar y la prevención del conicto. Revista ORBIS, Ciencias Humanas,3(7), 23-45.Caireta, M. y Barbeito C. (2004). Cuadernos de Educación para la Paz. Introducción de conceptos: Paz, violencia, con-icto. España: Universidad Autónoma de Barcelona.Betancourt, G., Briozzo, A. y Rebourt, M. (2004). Guía para la promoción de buenos climas de convivencia en la escue-la y estrategias de tratamiento de conictos. Uruguay: UNICEF.Calderón, I. (2013). La mediación en la Resolución de Conictos en los Contextos Escolares. Acción pedagó-gica, (20), 42-57. Cascón, P. (2000). Educar en y para el Conicto. España: Universidad Autónoma de Barcelona, UNESCO. Castro, A. (2007). Violencia silenciosa en la escuela, Dinámica del acoso escolar y laboral. Argentina: Editorial Bonum. Díaz, J. (2003). La violencia en las instituciones escola-res.Tendencias pedagógicas, (8), 89-98.Entelman, R. (2002). Teoría de conflictos. Barcelona: Gedisa.Eljach, S. (2011). Violencia escolar en América Latina y el Ca-ribe: Supercie y fondo. Panamá: UNICEF. Fernández, I. (1999). Prevención de la violencia y resolución de conictos. Madrid: Narcea S.A. de Ediciones. García, M. (2005). Violencia escolar y vida cotidiana en la escuela secundaria.Investigación,10(27), 1005-1026.García, V. (2008). Límites y posibilidades. La escuela frente a la violencia escolar. V Jornadas de Sociología de la UNLP. Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Depar-tamento de Sociología, La Plata.García, L. y López, R. (2011). Convivir en la escuela. Una propuesta para su aprendizaje por competencias. Revista de Educación, 356, 531-555. DOI: 10-4438/1988-592X-RE-2010-356-050.García, S. y Redín, C. (2013). La inuencia positiva de la mediación escolar en la mejora de la calidad do-cente e institucional: Percepciones del Profesor Me-diador. Profesorado. Revista de Curriculum y Formación del Profesorado, 17(1). Recuperado de hp://www.ugr.es/~recfpro/rev171COL7.pdfHernández, M. (2003). La mediación en la resolución de conictos. Revista Educar, (32), 125-136.Jalón, M. (2005). La violencia entre iguales en la ado-lescencia y su prevención desde la escuela. Psicothe-ma,17(4), 549-558.Jares, X. (1997). El lugar del conicto en la organización escolar. Revista Iberoamericana de Educación, (15). Recu-perado de hp://rieoei.org/oeivirt/rie15a02.htmLavena, C. (2002). La violencia va a la escuela: Una mi-rada a la violencia escolar en la Argentina. Maes-tría en Educación de la Universidad de San Andrés. Argentina, Lapponi, S. (2000). Resolución de conictos en la escuela: una herramienta para la cultura de paz y la convi-vencia.Contextos educativos: Revista de educación, (3), 91-106. Revista UNIMAR34(2)- rev. UNIMAR.- 13-25. ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116, Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.Perspectivas pedagógicas del conicto y la violencia en el contexto escolar25Martínez, J. (2002). Los conictos escolares: causas y efectos sobre los menores.Revista Española de Educa-ción Comparada, (8), 175-204.Muñoz. F. (2001). La paz imperfecta. España: Insti-tutodelaPazylosConictosdelaUniversi-dadde Granada. Navarro, L. (2004). La escuela y las condiciones sociales para aprender y enseñar: Equidad social y educación en sectores de pobreza urbana. Argentina: UNESCO, International Institute for Educational Planning.Ovalles, A. y Macuare, M. (2009). ¿Puede el ambiente escolar ser un espacio generador de violencia en los adolescentes? Capítulo Criminológico, 37(2), 103-119.Pescador, J. y Domínguez, M. (2001). Violencia escolar, un punto de vista global. Revista Interuniversitaria de Formación del profesorado, (41), 19-38.Prada, J. y López J. (2008). La mediación como estrategia de resolución de conictos en el ámbito escolar. Revis-ta Documentación Social, (148), 99-116.Prawda, A. (2008). Mediación escolar sin mediadores. Argen-tina: Editorial Bonum. Quezada, M., Navarro, J. y Mora, J. (2005). La violencia escolar.Investigación,10(27), 1027-1045. Rendón, S. (2010). La escuela como espacio de ciudada-nía. Revista Estudios Pedagógicos,36(2), 213-239.Rodríguez, R. (2007). Los Planes de Convivencia como he-rramientas para prevenir los conictos escolares. Univer-sidad de les Illes Balears. Recuperado de hp://www.jornadasconvivenciamurcia.com/ponencias/rodri-guez_rodriguez_rosabel.pdfRomero, D. (2012). Representaciones sociales de la vio-lencia escolar entre pares, en estudiantes de tres insti-tuciones educativas públicas de Bogotá, Chía y Sopó, Cundinamarca. Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Maestría en Psico-logía, Bogotá D.C. Salinas, M., Posada M., y Isaza L. (2002). A propósito del conicto escolar. Revista Educación y Pedagogía. Vol. XIV, No. 34. Colombia.Soriano, D. (2009). Violencia y conicto. La escuela como espacio de paz. Revista curriculum y formación del profesorado. Vol. 13, Nº 1 (2009). España.Souza, L. (2014). Competencias Emocionales y Resolución de Conictos Interpersonales en el Aula. Tesis Doctoral. Universidad Autónoma de Barcelona, programa doc-torado educación y sociedad. Stramiello, J. (2007). Resignicar la escuela como escenario de participación. Revista Iberoamericana de Educación No. 42/5 – 25 de abril de 2007 EDITA: Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Cien-cia y la Cultura (OEI). Universidad Católica Argenti-na, Argentina.Torrego, J. (2009). El Plan de Convivencia. Fundamentos y re-cursos para su elaboración y desarrollo. Alianza Editorial.Tuvilla, R. (2004). Plan Andaluz de Educación para la Cultura de Paz y No violencia. Materiales de Apoyo Nº 2, Junta de Andalucía, 2004. Numero 00 026.