Los vagos merecemos becas

Resumen

Ayer fuimos los peores estudiantes del salón de clases, ocupamos los últimos puestos, las calificaciones en rojo eran el periódico sufrimiento y los castigos no se hacían esperar, fuimos el dolor de cabeza de muchos maestros, incesantes visitas a la coordinación académica y disciplinaria, llamados de atención y padres de familia convocados por ser estudiantes problema, no figurábamos en nada, siempre fuimos señalados como el mal ejemplo, la prueba viviente del fracaso de la vida, hombres sin futuro, seres sin planes, sin porvenir, desgaste de profesores intentando que aprendiéramos el movimiento armónico simple, el trinomio cuadrado perfecto o la ubicación del retículo endoplasmático, sentados siempre en los lugares de adelante, no por el deseo incesante de aprender, por el contrario, ese lugar se ocupaba por la algarabía sin control propia de los últimos lugares; jamás nos pudimos adaptar a la clase magistral del maestro, nunca le dimos importancia a los problemas de Baldor y tampoco fuimos felices con el solucionario, en ningún momento nos reunimos para resolver talleres de cálculo, nos aburría, cuando el profesor preguntaba nos hacíamos los interesantes agachando la cabeza o simulando que tomábamos apuntes; el tablero y salir al frente era nuestro peor enemigo, el cuaderno de borrador siempre fue el depósito de hojas y rayones favoritos, nos parecía tonto entregar cuaderno para que nos revisaran cuánto habíamos copiado de cada clase, - al profesor le importaba más el orden del cuaderno que lo aprendido y comprendido en nuestra cabeza-.