
Desarrollo del pensamiento crítico a través del aprendizaje basado en problemas
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Silvana Bugna Corrado
Mildred Rosero Otero
Revista Criterios - vol. 32 n.o 1 Enero-Junio 2025 - pp. 90-106
Rev. Criterios ISSN: 0121-8670, e-ISSN: 2256-1161
https://doi.org/10.31948/rev.criterios
Por otra parte, los estudiantes calificaron a la
estrategia como una experiencia positiva en
el aprendizaje, ya que les permitió desarrollar
el análisis crítico, comprender la información,
identificar y resolver situaciones problemáticas
a partir de sus propias opiniones y reflexiones,
y explorar el conocimiento respaldado por
evidencia científica.
En esta línea, Lozano-Ramírez (2021) resalta
que el ABP se fundamenta en el constructivismo,
donde el estudiante asume la responsabilidad
de su propio aprendizaje, así como el desarrollo
y optimización de sus competencias. De este
modo, el APB se convierte en una experiencia
enriquecedora que promueve el análisis de
situaciones y la resolución de problemas
mediante el uso eficiente el conocimiento.
Igualmente, para Sepúlveda et al. (2021),
el ABP permite al estudiante asumir un rol
protagónico en su proceso formativo y a pensar
críticamente. Los estudiantes resaltaron el
conocimiento adquirido a través del trabajo en
equipo, al experimentar el esfuerzo conjunto
para alcanzar un objetivo común. Asimismo,
valoraron el perfil del docente tutor, quien,
además de ser un profesional competente,
actúa como facilitador y orientador de todo el
proceso.
En concordancia, el ABP es una estrategia
que favorece la enseñanza y el aprendizaje
significativo, permitiendo al estudiante ser
protagonista y constructor de su propio
conocimiento. También, lo motiva a interactuar
con el entorno, integrando el conocimiento
con la realidad objetiva, lo que favorece su
comprensión y el desarrollo de habilidades
(Vera et al., 2021). Además, esta metodología
situá al docente en su rol de acompañante
pedagógico.
Al mismo tiempo y bajo una perspectiva más
integral, el pensamiento crítico es el vínculo
clave entre el aprendizaje transformador,
la educación sustentable y el ABP, ya que
incentiva la curiosidad en la identificación de
un problema, establece las necesidades de
aprendizaje, fomenta la opinión participativa
sobre un hecho o tema de debate y, por ende,
desarrolla habilidades del pensamiento crítico
(Roman, 2021; López, 2022).
Todo esto resalta la importancia del uso de
estas estrategias de enseñanza y aprendizaje
para fomentar el pensamiento crítico como
un elemento fundamental en el desarrollo
de habilidades y capacidades profesionales,
en este caso, para enfermería. Albarrán y
Díaz (2021) afirman que el pensamiento
crítico y la metodología de ABP se relacionan
como promotores del aprendizaje dinámico
y responsable, permitiendo situar dicho
aprendizaje en contextos reales, que incentiven
la adquisición de conocimientos, con el fin de
dar respuesta a situaciones problemas propias
del quehacer profesional.
Desde otra perspectiva, Enríquez et al. (2021)
expresan la necesidad de incluir el pensamiento
crítico en la formación universitaria, dada
la doble contribución que este le ofrece al
futuro profesional. El pensamiento crítico está
asociado con un aprendizaje significativo, que
promueve el éxito académico y, posteriormente,
el acceso al mercado laboral con un mejor
nivel de competencia. El pensamiento crítico
se evidencia en el incremento en la capacidad
para identificar un problema, reflexionar,
seleccionar y evaluar la información pertinente;
reconocer supuestos, formular hipótesis
apropiadas y sacar conclusiones válidas e
inferencias críticas, desde dos componentes:
las disposiciones y habilidades (Medina-Zuta y
Deroncele-Acosta, 2019).
Ahora bien, la integración adecuada y el
desarrollo del pensamiento crítico no solo
depende de las herramientas que se le
brindan al individuo para su formación, para
Olarte et al. (2020), también depende de
un proceso en el que se ven implicadas las
disposiciones del pensamiento, la motivación,
los componentes emocionales al aprender y
los procesos específicos para la resolución de
problemas. Asimismo, Olarte et al. señalan que
las estrategias pedagógicas deben promover el
diálogo entre estudiante-docente, considerando
que las preguntas abiertas, los espacios de
participación en el aula y el dominio de temas
para su discusión promueven el desarrollo de
una adecuada disposición para la integración
de los aspectos del pensamiento crítico.