Habilidades blandas desde el contexto de la Cuarta Revolución Industrial en
practicantes de Psicología
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Mary Isabel Salamanca Vargas
Egle María González
Nerys Esther Martínez Trujillo
Revista Criterios - 30 (2) Julio- Diciembre 2023 Rev. Criterios - pp. 110-126
ISSN: 0121-8670, ISSN Electrónico: 2256-1161
https://doi.org/10.31948/rev.criterios
Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia.
establecimiento efectivo de las dimensiones
de la situación problema y el reconocimiento
de la pertinencia del trabajo colaborativo e
interdisciplinar. (p. 20)
En ese sentido, al analizar las respuestas de
los informantes clave, se evidencia su claridad
en que no solo se requiere estar preparado
en las áreas especícas de la psicología, en
términos del saber cognitivo (conocimientos)
y saber procedimental (experticias), sino
que estos deben ir de la mano con un saber
actitudinal (habilidades y comportamientos)
ante las situaciones que instan al psicólogo
a saber ser y saber relacionarse con otros y
con las situaciones existentes en un contexto
determinado. De este modo, lo que dicen
los informantes clave va en consonancia con
lo expresado por los autores, cuando hacen
referencia a la necesidad de desarrollar
habilidades orientadas a la apertura a nuevas
experiencias, la responsabilidad, la extraversión,
la afabilidad y la estabilidad emocional (Santos
y Primi, 2014), la comunicación, toma de
decisiones, compromiso, exibilidad, gestión
del tiempo, liderazgo, creatividad, resolución
de problemas y responsabilidad (NSSA, 2019).
Tales pareceres y opiniones están en
concordancia con lo expuesto por Llanes-
Font y Lorenzo-Llanes (2021), para quienes
los cambios en las organizaciones y las
personas, previstos durante esta 4RI, están
centrados, entre otros aspectos, en la
capacidad de aprendizaje continuo del líder,
que le permita saber adaptarse y desaar sus
propios paradigmas mentales y profesionales
en el desarrollo de una cultura que acepta la
innovación y el fracaso, para retomar nuevos
rumbos en función del alcance de los logros, en
la capacidad de las organizaciones para operar
con rapidez y agilidad, producto de la vertiginosa
velocidad de la información en tiempo real, lo
cual proporcionará perspectivas únicas sobre
las personas y sus preferencias, además de la
continua innovación que amerita desaar los
supuestos preconcebidos y encontrar nuevas
formas de hacer las cosas.
Ante estos cambios, la actitud de los psicólogos
en formación debe ser, de acuerdo con Arias y
Redondo (2021), orientada a atender diferentes
necesidades sociales, no solo problemas
de salud mental, bienestar emocional y
motivacional, sino también aquellas situaciones
de interés de índole educativa como problemas
de aprendizaje, orientación escolar, charlas
psicoeducativas, así como factores culturales
y aquellos relacionales que afectan el clima
organizacional; de ahí que debe fortalecerse el
aprendizaje de actitudes que sean desarrolladas
a través del aprendizaje, la práctica y la
experiencia, que han sido entrenadas a
lo largo de la vida, para dar una adecuada
solución a las diferentes tareas en las cuales
los psicólogos son especícamente útiles en el
contexto actual ‘tecnologizado’, vinculados a la
responsabilidad social a nivel organizacional,
teniendo muy presente la ética de las personas
y las instituciones, reconociendo su impacto en
la sociedad, el medio ambiente, la economía y
la educación, entre otras áreas y, en los efectos
positivos o no en las personas y en el planeta,
a nivel global (Mora-Sánchez, 2019).
Lo anterior resulta interesante, porque
nuevamente se evidencia el interés maniesto
de los estudiantes entrevistados de estar a la
par de los cambios que se gesta hoy en día;
sus propias respuestas denotan actitudes
proactivas ante esas transformaciones,
revelando la necesidad de adaptarse al cambio
y de incrementar su formación en la era digital
y a nivel de las habilidades blandas para poder
aplicarlas en sus labores especícas en los
distintos campos de acción de la psicología.
En ese sentido, las consideraciones previas
van de la mano con lo propuesto por el Colpsic
(2014), cuando hace mención a que, entre
las habilidades blandas que deben permear la
totalidad de las competencias profesionales del
psicólogo en formación, se requiere el desarrollo
de capacidades reexivas que posibiliten la
apertura a nuevas experiencias que puede
traer el manejo de cualquier situación en el
contexto actual.
Por su parte, los ICP coincidieron en la
necesidad, como futuros profesionales, de
mantenerse en constante aprendizaje y
actualización, pues son cambios que se dan día
a día en el escenario suscitado por la industria
4.0. Por consiguiente, se debe considerar
un constante comportamiento orientado al
aprendizaje tecnológico, para complementar
de modo integral los conocimientos propios de
la disciplina de la Psicología y hacerlos visibles
en su ejercicio profesional.
En consecuencia, cualquier actividad de
formación debe estar orientada a desarrollar
habilidades de comunicación, liderazgo,
apertura a cambios, responsabilidad ante
lo que se asume, creatividad para aportar
innovación y soluciones asertivas, reexión
para la toma de decisiones consciente,
oportuna y eciente, considerando que la
realidad exige interrelaciones tanto a nivel local
como a nivel internacional, entre personas y
entre organizaciones. Es allí, en ese contexto
tecnológico globalizado e interrelacionado,