Cuidado de mascotas en el ocio de las personas mayores

Resumen

El envejecimiento implica transformaciones motoras, sensoriales, cognitivas y sociales que pueden propiciar aislamiento, soledad y pérdida de roles significativos. En este contexto, el cuidado de mascotas emerge como una ocupación significativa con efectos positivos en el bienestar físico, emocional y social de los adultos mayores. Diversos estudios señalan que la interacción cotidiana con animales favorece la compañía, reduce el estrés y la ansiedad, mejora la autoestima y fortalece el sentido de propósito. Además, promueve la participación social, al facilitar vínculos con otras personas y generar oportunidades de interacción fuera del círculo familiar.

El contacto con mascotas también ha mostrado efectos fisiológicos beneficiosos, como la reducción de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, así como mejoras en el sueño y la regulación emocional. Sin embargo, se reconoce que el cuidado animal puede representar desafíos, especialmente cuando existen limitaciones económicas, físicas o cognitivas, por lo que se sugiere evaluar apoyos comunitarios o alternativas adaptadas.

Desde la terapia ocupacional, la interacción con animales se concibe como una estrategia para favorecer el envejecimiento activo y la participación ocupacional. Los terapeutas pueden incorporar prácticas como la terapia asistida con animales, programas de voluntariado o la adaptación del cuidado de mascotas a las capacidades del adulto mayor. Estas intervenciones fortalecen la funcionalidad, la interacción social y el bienestar emocional, contribuyendo a una vejez más autónoma y significativa. En suma, las mascotas representan un recurso valioso para promover la salud y la calidad de vida en las personas mayores.