Habilidades para la vida y sana convivencia

Yenifer Alejandra Muñoz Pérez

Docente asesora de práctica profesional

Universidad Mariana

Dayra Figueroa Patiño

Universidad Mariana

Resumen

A través del presente artículo se expone, desde una perspectiva procesual, la importancia que tiene el contribuir con el fortalecimiento en habilidades para la vida y sana convivencia a los estudiantes practicantes del programa Paz y Territorio de la Universidad Mariana. Por tal motivo, se presenta el seguimiento realizado que da cuenta del proceso previo, permanente y posterior a la psicoeducación y acompañamiento que se realiza desde el área de psicología, en el periodo B del año 2018. Durante la ejecución de estos acompañamientos se acoge una dinámica grupal, puesto que se busca promover entre los miembros de los equipos interdisciplinares un sistema de comunicación basado en los conceptos garantizados, con la finalidad de fortalecer a los estudiantes practicantes en la temática de habilidades para la vida y sana convivencia y que éstas sean aplicables desde lo individual hacia lo grupal en el contexto laboral y la interdisciplinariedad. Asimismo, en este artículo se presentan algunas conclusiones que sirven como base para continuar con futuros procesos a realizar dentro del programa Paz y Territorio de la Universidad Mariana.

Palabras clave: habilidades para la vida, paz y territorio, psicoeducación, sana convivencia.

Introducción

Las habilidades para la vida, además de permitirle al individuo desarrollarse de manera adecuada dentro del contexto en el que se desenvuelve, facilita la interacción interpersonal con los demás integrantes del sistema en el que se encuentra (Martínez, 2014). Durante la inmersión social de los diferentes contextos en los que los estudiantes practicantes se encontraron, se llevó un proceso de convivencia en el que compartieron su tiempo, conocimientos, en determinados casos con un grupo de personas de diferentes profesiones, funcionarios con cargos públicos y/o con comunidades religiosas, por lo cual, abordar la temática de sana convivencia fue fundamental para su estadía en el territorio, puesto que esta se reconoce como el complemento de tres ejes fundamentales, que son; convivencia democrática, convivencia participativa y convivencia para el cuidado de los demás; también, se distingue la convivencia como el acto de compartir, interactuar y establecer relaciones precedidas por el respeto, la paz y la tolerancia. Por tanto, la convivencia respeta la diferencia y converge con las posturas de los otros para así alcanzar las metas propuestas por el grupo (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO], 2008). Las categorías mencionadas anteriormente se encuentran enmarcadas dentro de un eje transversal denominado ética, propuesto por Maturana (1996), quien menciona que, las relaciones interpersonales se ven precedidas por el respeto de las emociones del otro y de sí mismo, lo cual se determina como la responsabilidad en el vivir; de esta manera las relaciones interpersonales se ven beneficiadas, puesto que las personas hacen conciencia de los resultados que traen consigo las decisiones que toman a la hora de actuar y comunicarse con los otros. Dentro de los grupos se reconoció códigos de comunicación acordes al sistema en el que se desarrollaron como individuos, por lo tanto, el presente proyecto de práctica profesional se orientó en contribuir con el fortalecimiento de las habilidades para la vida y la sana convivencia de los estudiantes que realizan su práctica profesional en el programa Paz y Territorio de la Universidad Mariana. A partir del objetivo general se desprenden dos objetivos específicos, enfocados en caracterizar las necesidades del grupo de estudiantes practicantes del programa Paz y Territorio y en el acompañamiento psicosocial.

Por otra parte, se da a conocer los resultados, interpretación y discusión del proceso de acompañamiento psicosocial que responde al diagnóstico situacional contextual, elaborado a partir del análisis de información obtenida de dos estrategias de recolección de información, la entrevista y la matriz DOFA, las cuales fueron aplicadas también al momento permanente y posterior de la inmersión social; y por último, a la hora de realizar la graficación del proceso total se hizo uso de la aplicación de hojas de cálculo Microsoft Excel que forma parte de la suite de oficina Microsoft office y de la Matriz de Perfil Competitivo (MPC) propuesta por Talancón (2006).

Es importante mencionar que dentro de este proyecto de práctica profesional se planteó una serie de actividades y se realizó un acompañamiento continuo, con el fin de dar cumplimiento a los objetivos aquí planteados, además de dar respuesta a las situaciones requeridas por los estudiantes practicantes. Finalmente, se da a conocer las conclusiones que se logró obtener gracias a los resultados e interpretación del proceso de acompañamiento psicosocial.

Método

Para dar cumplimiento a los objetivos planteados desde el proyecto denominado Habilidades para la vida y sana convivencia, fue necesario determinar la metodología a través de la cual se desarrolló el proyecto de práctica profesional. Por lo anterior, se determinó que el paradigma del presente proyecto es de corte cualitativo, puesto que este “se caracteriza por la recolección de datos sin medición numérica para descubrir preguntas de investigación en el proceso de antes, durante y después del estudio realizado por el investigador” (Hernández, Fernández y Baptista, 2014, p. 7). Gracias a la aplicación de la matriz DOFA y el continuo seguimiento psicosocial se buscó dar respuesta a la caracterización del antes, durante y después del proceso de los estudiantes practicantes del programa Paz y Territorio. En cuanto al enfoque se lo determinó como interpretativo porque “se centra en el entendimiento del significado de las acciones de seres vivos, sobre todo de los humanos y sus instituciones busca interpretar lo que va captando activamente” (Hernández et al., 2014, p. 9), por ello, teniendo en cuenta este enfoque se realizó una interpretación de los resultados obtenidos a partir del acompañamiento psicosocial y de las actividades realizadas en el proceso de práctica profesional de los estudiantes practicantes. Por último, el diseño del presente proyecto es de tipo no experimental, el cual se define como “el estudio que se realiza sin la manipulación deliberada de variables y en el que solo se observa los fenómenos en su ambiente natural para después analizarlos” (Hernández et al., 2014, p. 149). Además, que es de corte longitudinal, caracterizado por ser un “estudio en donde se recaban datos en diferentes puntos del tiempo, para realizar inferencias acerca de la evolución, sus causas y sus efectos” (p. 161), y con diseño panel, puesto que se reconoce como una “investigación que sigue a través del tiempo a toda una población o grupo y se tiene la ventaja de que, además de conocer los cambios grupales, se conocen los cambios individuales” (p. 161). En consecuencia, fue necesario utilizar diferentes técnicas para la recolección de la información, entre ellas: diario de campo, observación participativa, entrevista estructurada y construcción de matriz DOFA, en tres tiempos (antes, durante y después) del proceso de práctica profesional de los estudiantes practicantes del programa Paz y Territorio. Dentro del proceso de acompañamiento psicosocial y fortalecimiento en habilidades para la vida y sana convivencia se realizó actividades psicoeducativas y prácticas a través de encuentros virtuales y presenciales con determinados equipos interdisciplinares; por último, para realizar la interpretación de los datos se hizo uso de la aplicación de hojas de cálculo Microsoft Excel que forma parte de la suite de oficina Microsoft office y de la Matriz de Perfil Competitivo (MPC) propuesta por Ponce (2006) y del programa Generador de Gráficos en línea.

Desarrollo del Tema

En el tema de habilidades para la vida y sana convivencia es necesario realizar un recorrido en referencia al eje transversal, el cual es la ética y que enmarca las siguientes variables: habilidades para la vida y sana convivencia, para tener una guía teórica que sustente y dé confiabilidad al proceso realizado durante la ejecución del proyecto.

El eje transversal del presente proyecto de práctica está enmarcado dentro del concepto de ética mencionado por Maturana (1996). Para que estos espacios de ética basados en la reflexión y en el respeto por el individuo se propaguen es necesario que las diferentes actividades que se realice en las dinámicas grupales no estén precedidas por la obediencia ni por la rigidez en su ejecución, sino por la construcción participativa de un proyecto u objetivo en común.

Habilidades para la vida

En función de darle continuidad al marco teórico conceptual es necesario proseguir con la descripción de las dos categorías que determinan el presente proyecto, por ello, se reconoce que las habilidades para la vida se determinan como “grupo de competencias psicosociales y destrezas interpersonales (…) que pueden orientarse hacia acciones personales, interpersonales y aquellas necesarias para transformar el entorno de manera que sea propicio para la salud” (Martínez, 2014, p. 66).

Las habilidades para la vida son un conjunto de recursos y competencias internas y externas; “estas habilidades se adquieren a través del entrenamiento intencional o de la experiencia directa por medio del modelado o la imitación” (Gutiérrez, s.f., p. 3), que les permite a los seres humanos desenvolverse en el medio e interactuar con su entorno de manera adecuada, además, propicia su bienestar físico y mental, la manifestación de estas habilidades se ven mediatizadas por los contextos en los que se producen; también, permite responder con éxito ante las diferentes situaciones problema que se presenten en la cotidianidad (Gutiérrez, s.f.). Lo anterior, fortalece a la persona en sus tres esferas emocional, conductual y comportamental, por lo tanto, los resultados se reflejan en las mismas (Arévalo, Rojas y Mendoza, s.f.); además, están conformadas por tres componentes que se integran entre sí, habilidades sociales, habilidades cognitivas y habilidades para el control de las emociones (Mangrulkar, Whitman, Posner, 2001). A partir de lo referido por Gutiérrez (s.f.) se logró identificar que dichas habilidades se manifiestan a partir del contexto en el que se encuentre la persona, de modo que se adecuan a las reglas, normas y valores del medio.

Habilidades sociales

Estas se relacionan de manera directa con los resultados de la conducta interpersonal, en particular con la capacidad de compartir con el otro, con resultados favorables; se fundamentan en el contacto interpersonal y dan cuenta de las habilidades de comunicación, lo cual permite evidenciar sentimientos de solidaridad, cooperación con el otro, motivación en el trabajo en equipo, iniciativa y liderazgo efectivo, además de todo aquello relacionado con el cumplimiento satisfactorio de objetivos propuestos. Estas habilidades están constituidas por:

Conocimiento de sí mismo. Se define como el autorreconocimiento de los elementos que componen a un ser humano, tales como: emociones, sentimientos, valores, gustos, disgustos, debilidades y fortalezas. El reconocimiento de estas características individuales permite a la persona distinguir los momentos de tensión, lo que facilita al individuo desarrollar la comunicación asertiva o afectiva, la empatía y las relaciones interpersonales (López y Hernández, 2013).

Comunicación asertiva. Es la capacidad de adecuar la expresión verbal y no verbal al contexto y a la cultura, de tal manera que se determine como adecuada para la misma (López y Hernández, 2013).

Empatía. Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, comprender las diferentes situaciones por las que pasa la otra persona y aceptar la diferencia. Se manifiesta por medio de actitudes de comprensión, solidaridad y de apoyo hacia los demás (López y Hernández, 2013).

Trabajo en equipo. Es la capacidad con la que cuenta un grupo de personas para trabajar de manera adecuada y en función del cumplimiento de objetivos; es la acción de trabajar en conjunto y no de manera individual, todos cuentan con diferentes capacidades y convergen para desarrollar las actividades propuestas. “El trabajo en equipo de basa en las 5 C, complementariedad, coordinación, comunicación, confianza y compromiso” (Marañón (2014, s.p.).

Habilidades de autonomía o manejo de emociones

Son las operaciones mentales que se relacionan con el procesamiento de información, estas habilidades son aprendidas y se enfocan en la reflexión, creación y sistematización de nueva información para la resolución y afrontamiento de situaciones (Gutiérrez, s.f.).

Manejo y control de emociones. Se enfoca en el reconocimiento de emociones y sentimientos propios y de los demás. Es el acto de hacer conciencia y tomar el mando sobre la influencia de las emociones y sentimientos en el comportamiento social, para así poder manejarlas y contribuir con la construcción de maneras adecuadas de convivencia, depende de la etapa evolutiva en la que se encuentre la persona y de su madurez cognitiva (López y Hernández, 2013).

Control del estrés. Se enfoca en el reconocer las causas del estrés y su influencia en la vida diaria, con la finalidad de desarrollar capacidades para nivelar y controlar el estrés. También responde al acto de reducir las fuentes generadoras de tensión (López y Hernández, 2013).

Habilidades cognitivas

Se relaciona de manera directa con el proceso evolutivo de la persona, con su madurez cognitiva y emocional y con el contexto social; se enfoca en el manejo de las respuestas fisiológica y conductuales que resultan de una emoción, además de “reacciones fisiológicas, nerviosas, conductuales como la impulsividad, la tolerancia a la frustración, el control del miedo, la ira, manejo del estrés, la eficacia de las habilidades emocionales incluyen también el manejo cognitivo de las ideas o pensamientos distorsionados” (Gutiérrez, s.f., pp. 5-6).

Solución de problemas. Se relaciona con la solución de conflictos de manera constructiva y pacífica, por lo tanto, a partir de los problemas se busca diferentes maneras de resolver una incomodidad, enfatizando en el aprendizaje y creatividad para la resolución (López y Hernández, 2013).

Toma de decisiones. Se caracteriza por ser un proceso complejo, que exige invertir tiempo en el racionamiento de un hecho, se enmarca dentro del análisis afectivo, emocional y cognitivo para la toma de una decisión. Es la capacidad con la que cuenta una persona para racionalizar frente a diferentes opciones y elegir la más adecuada para dar respuesta a una situación (Gutiérrez, s.f.).

Convivencia

Se reconoce el concepto de convivencia como el acto de compartir, interactuar y establecer relaciones interpersonales pacíficas precedidas por la comprensión y el respeto (Berns y Fitzduff, 2007). La convivencia respeta la diversidad, reconoce el valor de cada uno de los integrantes de un grupo y trabaja por la igualdad. De acuerdo con el concepto de convivencia, Geertz (citado por UNESCO, 2008) agrega que “el convivir crea un significado común construido históricamente, de naturalidad y predictibilidad, que genera un sentido de familiaridad” (p. 18). Por lo cual, promover la sana convivencia genera en los miembros de un grupo lazos emocionales relacionados directamente con la naturalidad y familiaridad, de forma que, la manera de convivir puede ser construida.

A pesar de que exista una convivencia y lazos emocionales fuertes, también se pueden presentar posiciones subversivas o contrarias dentro del grupo de personas; por ende, es preciso mencionar que es necesario fomentar la sana convivencia enfocada desde la democracia y la cultura de paz, las cuales se encuentra inmersas en diferentes enfoques que aportan con la sana convivencia, en este caso se presentan, como: “la convivencia democrática, participativa y cuidadosa de las personas” (UNESCO, 2008, p. 21).

Convivencia democrática. Se entiende como el diálogo, proposición y elección en forma grupal; es la capacidad de relacionarse interpersonalmente y con el entorno, teniendo en cuenta los valores humanos, por lo tanto, fomenta la igualdad y participación en todos los aspectos relacionados con el contexto en el que se desenvuelve la persona (UNESCO, 2008). Es, además, una virtud que se manifiesta en todos los ámbitos y sistemas sociales. Ibarra (s.f.) afirma que la convivencia democrática “se considera como una conciencia colectiva de derechos y obligaciones” (p. 3), de ahí que, se considera a los valores humanos, como: la tolerancia, la solidaridad y el respeto fundamentales para la convivencia democrática (Gallardo, 2009).

Convivencia participativa. Concebida como un proceso de participación sistemática que abarca los contextos ambientales e interpersonales, se determina como la capacidad de garantizar condiciones precedidas por los derechos humanos para la participación, donde se fomente por medio de la colaboración y cooperación el progreso común. A través del diálogo continuo se fomenta la construcción de la convivencia participativa (UNESCO, 2008).

Convivencia cuidadosa de las personas. Se entiende como el reconocimiento individual de derechos y obligaciones que parte de la corresponsabilidad con el bien común, carece de todo tipo de rasgos autoritarios, individualistas y asistencialistas (UNESCO, 2008).

Resultados y discusión

Como producto de las actividades desarrolladas y de la interpretación de los resultados de la presente investigación se determinó la importancia de realizar una profundización en la influencia que tienen diferentes factores, como: el contexto, la transversalidad del proyecto, adaptación, motivación, manejo de tiempos para el desarrollo de proyectos, entre otros; en la implementación de las habilidades para la vida y sana convivencia del comportamiento individual y grupal en los estudiantes practicantes del programa Paz y Territorio. Por ende, es necesario realizar una discusión donde se contraste o corrobore la información obtenida con la teoría, proyectos y estudios en torno a las dos categorías de habilidades para la vida y sana convivencia.

Con el fin de dar respuesta a la caracterización de las necesidades de los estudiantes practicantes en un primer momento, es decir, en un tiempo anterior a la inmersión social, fue necesario implementar actividades que den respuesta a dicho requerimiento, por ello, a partir de los resultados obtenidos se logró identificar que los participantes que se conocían con anterioridad interactuaron con dinamismo y que el grado de comunicación entre ellos era alto; al participar se notaba la confianza en sí mismos y entre compañeros, ya que demostraban seguridad en la interacción y desarrollo interpersonal durante las actividades propuestas. De lo anterior se infiere que los participantes al estar dentro de su grupo de pares y compañeros de carrera demostraban un mayor grado de confianza y participación en lo designado para sus equipos, asimismo, daban cuenta de un sistema de comunicación verbal y no verbal, es decir, las acciones relacionadas con la interacción social eran similares y bien aceptadas por su grupo, dentro de esas se evidenció: el saludo caluroso y efusivo, el diálogo constante, la designación de tareas y la escucha entre los miembros, además de la participación hacia el público, además, dentro del mismo grupo se llegaba a acuerdos para designar a un líder.

Asimismo, es importante distinguir que cuando un practicante no se encontraba cerca o no contaba con la presencia de un miembro de su grupo o compañero de su carrera tendía a realizar lo contrario, es decir, se apartaba y no hablaba o no socializaba con los demás participantes de la capacitación. Por consiguiente, se reconoce que los participantes manejan diferentes códigos de interacción social dentro de sus propios sistemas relacionales, de ahí que al encontrarse con personas pertenecientes a otros sistemas la comunicación e interacción difiere, lo cual explica el hecho de encontrar actos descontextualizados, como el no saludarse o interactuar entre desconocidos, tal como lo menciona Watzlawick, Helmick y Jackson (1991).

Previo a la inmersión social se reconoce que la comunicación, escucha, integración e interacción se miró precedida por la timidez, puesto que el tono de voz que manejaban las personas era muy bajo, la participación en cuanto a la expresión de ideas era con temor a errar y tendían a tener una actitud pasiva. Lo anterior se identifica en un espacio donde las personas no se conocían, por lo que se infiere que las actitudes y comportamientos que se expresaban eran el resultado de un primer momento de interacción.

También, se reconoce que los practicantes luego de la interacción logran establecer un sistema de comunicación entendible y empático para darle solución a una situación determinada. Se observó además, la presencia de más de un líder en el equipo, por lo cual, desarrollar las tareas dispendia de más tiempo, la comunicación se veía precedida por la timidez al inicio, al igual que la escucha, el contacto visual y el hablar en público, sin embargo, luego de interactuar durante toda la jornada con sus equipos llegaban a acuerdos, donde se manejaba un mismo sistema de comunicación, aunque aún seguían presentes las particularidades de cada persona como la impuntualidad y el predominio de emociones, como la alegría, la tristeza, la ira, sentimientos, como incertidumbre, sorpresa, intriga, entre otros; y valores, como la puntualidad, el respeto y la responsabilidad. En cuanto a las habilidades se logró identificar: el hablar en público, habilidades de gestión, habilidades sociales, creatividad, puntualidad, trabajo en equipo, empatía, entre otras, las cuales se acoplaron para la ejecución de las actividades y cumplimientos de objetivos a través del diálogo.

A partir de lo anterior se logró reconocer que los seres humanos durante toda su vida aprenden diferentes maneras de desenvolverse en un medio, sin embargo, al salir del sistema en el que están inmersos, éstas se expresan de diferentes maneras en relación con los demás participantes, por ello, es recomendable manejar un mismo o similar sistema o código de comunicación para alcanzar un equilibrio en la interacción y diálogo con los demás. En este caso en particular, después que la observadora realizó una retroalimentación sobre cómo relacionarse entre los miembros del equipo Paz y Territorio se logró evidenciar que todos los grupos intentaron manejar unos iguales o similares modelos de habilidades de gestión e interacción con los demás, de esta manera, se inició con el desarrollo de un equilibrio dentro del sistema relacional (Watzlawick, Helmick y Jackson, 1991).

Con el fin de dar cuenta de la situación psicosocial de los practicantes del programa P&T se realizó la matriz DOFA individual, que sumada con la de los demás participantes determinó una matriz grupal. El análisis de la implementación de la matriz DOFA o FODA da cuenta que, además de manejar un sistema de comunicación similar es necesario trabajar de manera individual para alcanzar un equilibrio desde lo personal hacia lo grupal, por lo cual es importante tratar de minimizar las debilidades (falta de compromiso, impuntualidad e interés, incertidumbre, inflexibilidad, perfeccionismo, desconfianza y ansiedad, entre otras), mitigar las amenazas (carácter, mal humor, impaciencia, sensibilidad, individualismo, estrés y perfeccionismo, falta de disponibilidad, de compromiso y de tiempo por parte del equipo, etc.), hacer uso de las fortalezas (empatía, comunicación asertiva y escucha activa, seguridad en los conocimientos teóricos y experienciales, etc.), para poder conseguir y alcanzar las oportunidades y logros (compartir y aprender del conocimiento de los miembros del equipo interdisciplinar, fortalecer habilidades de liderazgo valores y habilidades de gestión, entre otras planteadas por cada uno de los participantes y del grupo en general).

fi1

El análisis realizado permite tener mayor claridad sobre los requerimientos de cada grupo y en general de los practicantes de Paz y Territorio, por lo cual se determina en el diagnóstico situacional contextual que es necesario contribuir con el fortalecimiento de habilidades para la vida y sana convivencia de los estudiantes practicantes; en concordancia con lo mencionado por Díaz y Mejía (2018) se identifica que el aprendizaje y practica de estas habilidades “facilitan el desarrollo saludable de la población y previene problemas psicosociales y de salud, además de fortalecer las competencias sociales” (p. 207), para superar con éxito las exigencias de la cotidianidad de los contextos, del trabajo en equipo y de la comunicación y así favorecer el bienestar emocional de los estudiantes practicantes del programa P&T.

Durante el proceso de llegada y adaptación al contexto los estudiantes practicantes fueron fortaleciendo en algunos casos sus vínculos relacionales con sus compañeros de práctica interdisciplinar y compañeros de trabajo en el sitio laboral. Sin embargo, hubo algunas particularidades que se evidenciaron desde el primer momento de acercamiento con los estudiantes practicantes, dentro de ellas: la presencia de más de un líder dentro de los equipos interdisciplinares, y con ello los desencuentros por el mando en el equipo se presentaron durante la ejecución de cada una de las actividades asignadas; el uso de la empatía para comprender las situaciones de los otros y desde este punto actuar en pro del equipo, en este caso, se evidenció en más de una ocasión en los equipos donde había más de un líder primaba entregar resultados sin preocuparse por las situaciones personales o emocionales de los otros. Por tal motivo se implementó una técnica psicoeducativa mucho más efectiva, lo cual concuerda con las prácticas realizadas por Schier y Takase (2007) en su estudio, donde refieren que las prácticas sociales, vivenciales y reales extraídas desde la realidad de cada sujeto le permite a la persona y al capacitador o acompañante comprender los conceptos y contenidos desde la subjetividad del caso, puesto que se extrae lo mencionado como un concepto propio y adaptado a la realidad de cada persona, en este caso al equipo interdisciplinar. Lo anterior debido a que las personas al hablarles desde sus propias realidades logran alcanzar un nivel de conciencia y actúan de modo transformador o constructivo para sí mismo y su entorno.

Durante los encuentros virtuales fueron asignadas diferentes actividades, en donde además de aplicar todo lo referente a habilidades para la vida y sana convivencia se dio respuesta también a situaciones personales que estuvieran afectando al individuo y por ende a la dinámica de grupo; además de realizar encuentros psicoeducativos se realizó un acompañamiento constante con el fin de caracterizar las necesidades de los estudiantes practicantes del programa Paz y Territorio, por tal motivo se retoma lo expuesto por Vivas, Rojas y Torras (2012), quienes asumen que para poder identificar cuál es la estrategia más adecuada para trabajar con un grupo, se debe tener en cuenta la dinámica de éste; también, estos autores reconocen la dinámica de grupo como el funcionamiento de un grupo, es decir, cómo trabaja un conjunto de personas bajo un mismo propósito y cómo se desarrolla la interacción entre los integrantes del equipo. Además de esto, manifiestan, para que unos conjuntos de personas sean consideradas como un grupo, deben dar respuesta a siete criterios que son: “Percepción de membresía, motivación, metas comunes, estructura, interdependencia, interacción e influencia” (p. 27). En el proceso de la implementación de las estrategias creadas y modificadas de acuerdo a la realidad de cada uno de los contextos en los que se encontraron los practicantes de Paz y Territorio se logró identificar que, en la mayoría de los equipos de trabajo surgieron lazos emocionales fuertes, recaídas emocionales a causa del incumplimiento de acuerdos establecidos por las entidades a cargo de las practicas académicas de los estudiantes, disgustos entre compañeros de los equipos interdisciplinares y compañeros de trabajo, dificultades por horarios laborales, estas situaciones les llevó a implementar de manera más real y visible lo que son las habilidades para la vida y la sana convivencia. En este punto se debe reconocer que el uso de la empatía fue muy importante para el establecimiento de un diálogo interpersonal positivo, que les permitió además de todo crecer en el proceso de acompañamiento de manera individual, puesto que a pesar de las dificultades se realizó una construcción interna a partir de las experiencias, la autorregulación en el proceso y de aprender de las situaciones y de sus características (Navarro y López, 2014); esto se alcanzó a evidenciar gracias a las apreciaciones personales y grupales de cada uno de los practicantes y de lo visibilizado a través del desarrollo de cada una de las actividades asignadas.

Después de realizar el acompañamiento psicosocial con los estudiantes practicantes se reconoció cómo cada uno de los miembros de los equipos interdisciplinares alcanzó a reconocer las habilidades para la vida y sana convivencia y a aplicarlas en algún punto de los encuentros y relaciones interpersonales con su equipo y su entorno. No obstante, se presentó algunas dificultades, en las cuales no se ejecutó de manera pertinente lo establecido en los encuentros de acompañamiento psicosocial que daban cuenta del establecimiento de acuerdos basados en el respeto, convivencia democrática, participativa y que daban respuesta a lo que son las habilidades para la vida, en contraposición con lo mencionado por Gómez y Acosta (2003); estas actitudes y comportamientos reiterativos no pertenecen a lo que se reconoce como habilidades para la vida y sana convivencia, sin embargo, luego de un análisis más profundo se reconoce dos posturas dentro de lo definido como dinámica de grupo, las cuales son: grupo de trabajo y equipo de trabajo; las características de estas dos posturas están compuestas así:

Grupo de trabajo

Liderazgo fuerte e individualizado, Responsabilidad individual, La formación de un grupo de trabajo ocurre a partir de su creación o instalación, Enmarca su acción dentro del objetivo global de la organización, Sus resultados son vistos como suma del esfuerzo individual, El trabajo colectivo se considera como algo inevitable o, incluso, un mal necesario, Los conflictos se resuelven por imposición o evasión, Se encuentra centrado principalmente en la tarea, No reconoce diferencias de valores, juicios e incompetencias entre sus miembros. (Gómez y Acosta, 2003, p. 3).

Equipo de trabajo

Liderazgo compartido, Responsabilidad individual y colectiva, dentro del marco del objetivo global de la organización, se auto asignan propósitos y metas específicas, Sus resultados se toman y evalúan como producto de un esfuerzo conjunto de sus miembros, El trabajo colectivo se observa como una oportunidad y se disfruta, Los conflictos se resuelven por medio de confrontación productiva,  Se centra en la tarea y en el soporte socio - emocional de sus miembros, Se reconocen e incorporan las diferencias como una adquisición o capital del equipo. (Gómez y Acosta, 2003, p. 3).

A partir de lo anterior se reconoce que las actitudes y comportamientos presentes en algunos casos no daban respuesta a los conceptos y prácticas aprendidas y realizadas por los estudiantes practicantes del programa Paz y Territorio, sino que daban respuesta a estas dos dinámicas de grupo, específicamente, los equipos interdisciplinares en 15 de 18 municipios, los cuales manejaron y lograron establecer un equipo de trabajo y con ello fortalecer sus habilidades para la vida y sana convivencia. Sin embargo, en 3 de 18 municipios, los equipos interdisciplinares se apropiaron de actitudes y comportamientos que dan respuesta a un grupo de trabajo. A pesar de que se manejó un acompañamiento constante y orientación interna y externa al acompañamiento por parte de docentes y directivos del programa no se logró mejorar la dinámica grupal en uno de los equipos interdisciplinares, pero desde el punto de vista individual cada una de las experiencias y comportamientos mencionados y demostrados en los encuentros de acompañamiento psicosocial daban cuenta del manejo de los conceptos de habilidades para la vida y sana convivencia. Por lo tanto, en este proceso de práctica profesional se concuerda con lo mencionado por Pérez (1999), el proceso de aprendizaje e implementación al repertorio comportamental de lo que son las habilidades para la vida depende de la coordinación que exista entre todos los implicados en el proceso formativo del individuo y desde ese punto transversalizarlos y enseñarlos de una manera vivencial, donde se construya los conceptos desde la individualidad de cada estudiante practicante. A partir de lo anterior se reconocen factores externos para tener en cuenta a la hora de revisar los resultados del acompañamiento psicosocial que tuvieron impacto en el proceso de contribución con el fortalecimiento de las habilidades para la vida y sana convivencia, puesto que estos factores generaron impacto en los equipos interdisciplinares de los estudiantes practicantes del programa Paz y Territorio con efectos emocionales y además grupales a la hora de la inmersión total en territorio y en el desarrollo normal de sus actividades y como tal, en la implementación de lo que son las habilidades para la vida y la sana convivencia; dentro de estos se encuentra: que los programas académicos no permitieron que la elección de pertenecer a Paz y Territorio fuese voluntaria y el incumplimiento de acuerdos por parte de entidades encargadas de las practicas académicas de los estudiantes, lo cual no favoreció al proceso de motivación (Vivas et al., 2012) y por lo tanto la implementación de las estrategias creadas y diseñadas teniendo en cuenta las particularidades de casa uno de los equipos.

Conclusiones

La grafica de la DOFA de antes, durante y después (ver Figura 1) del proceso de práctica profesional en el programa de Paz y Territorio resume cómo el proceso de acompañamiento psicológico contribuye con el fortalecimiento de habilidades y oportunidades las cuales se aplican de manera individual y aportan al funcionamiento grupal.

La grafica de la DOFA total del proceso de práctica profesional en el programa de Paz y Territorio indica que las debilidades y amenazas son amplias (ver Figura 1), por lo cual se determina que a pesar del proceso de acompañamiento psicosocial realizado, hace falta transversalizar el desarrollo del presente proyecto hacia directivos, coordinadores y docentes asesores, con el fin de que el proceso sea reforzado en cada uno de los equipos interdisciplinares y se obtenga mejores resultados.

Las debilidades se incrementan a pesar del acompañamiento psicosocial, por ello, se deduce que dentro del contexto de la práctica profesional de cada uno de los estudiantes practicantes existen otras variables no consideradas dentro de este proyecto, las cuales afectan negativamente el comportamiento individual y grupal de los mismos.

Existen variables que no pueden ser manejadas desde el acompañamiento psicosocial, razón por la cual es necesario integrar a los diferentes actores que están involucrados en el proceso de práctica profesional de Paz y Territorio, para que el acompañamiento sea integral y continuo.

Se observa que los estudiantes practicantes perciben distintas amenazas de acuerdo a las particularidades de su contexto, las cuales se incrementan durante y después del proceso de práctica profesional, esto hace que sea una de las variables que más influye en el comportamiento y en el desarrollo de la práctica profesional.

Del incremento en la variable de fortalezas es posible concluir que los estudiantes practicantes a través de las actividades y el acompañamiento psicosocial han logrado identificar, reconocer y apropiarse de las habilidades para la vida y la sana convivencia, desde la individualidad y particularidad de cada contexto, lo cual les permite desarrollarse de manera adecuada en el contexto laboral y profesional.

A partir del incremento de las fortalezas y oportunidades los estudiantes practicantes potencializaron y aprovecharon sus fortalezas individuales para aplicarlas en el contexto laboral y grupal, como también las oportunidades enfocadas en el contexto profesional y relacional.

Los equipos interdisciplinares en 15 de 18 municipios manejaron y lograron establecer un equipo de trabajo, lo cual les permitió fortalecer sus habilidades para la vida y sana convivencia.

El proceso de motivación es fundamental para la implementación de cualquier concepto al repertorio comportamental de un individuo.

Cada una de las actividades planteadas para manejar el acompañamiento psicosocial debe estar encaminada a dar respuesta a las particularidades de cada uno de los equipos.

Desde el punto de vista individual, cada una de las experiencias y comportamientos demostrados en los encuentros de acompañamiento psicosocial dio cuenta del manejo de los conceptos de habilidades para la vida y sana convivencia.

El proceso de aprendizaje e implementación al repertorio comportamental de lo que son las habilidades para la vida y sana convivencia depende de la coordinación que exista entre todos los implicados en el proceso formativo como lo son: coordinación de práctica, docentes asesores y el programa académico al cual pertenece cada uno.

Referencias

Arévalo, M., Rojas, T. y Mendoza, L. (s.f.). Habilidades para la vida y su importancia en la salud. Recuperado de ftp://ftp2.minsa.gob.pe/descargas/dgps/documentos/articulo_habilidades_para_la_vida.pdf

Berns, J. y Fitzduff, M. (2007). Enfoques complementarios del trabajo de convivencia ¿Qué es la convivencia y por qué adoptar un enfoque complementario? Recuperado de http://www.flacsoandes.edu.ec/web/imagesFTP/1281636421.What_is_coex_Spanish.pdf

Díaz, M. y Mejía, S. (2018). Desarrollo de habilidades para la vida en la prevención del consumo de sustancias psicoactivas: un enfoque crítico al modelo existente. El ágora USB, 18(1), 203-210. doi: http://dx.doi.org/10.21500/16578031.3450

Gallardo, P. (2009). Educación ciudadana y convivencia democrática. Pedagogía social revista interuniversitaria, 16, 119-133. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/1350/135012677009.pdf

Gómez, A. y Acosta, H. (2003). Acerca del trabajo en grupos o equipos. ACIMED, 11 (6). Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-94352003000600011

Gutiérrez, A. (s.f.). Habilidades para la vida. Manual de Conceptos Básicos para Facilitadores y Educadores. Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas. Recuperado de http://www.cedro.org.pe/emprendimientojuvenil/images/pdf/habilidadesparalavidamanualdeconceptos16agosto.pdf

Hernández, Fernández y Baptista. (2010). Metodología de la investigación (5ta. ed.). México: Mcgraw-Hill Interamericana Editores S.A. de C.V.

Hernández, Fernández y Baptista. (2014). Metodología de la investigación (6ta. ed.). México: Mcgraw-HILL Interamericana Editores, S.A. de C.V.

Ibarra, E. (s.f.). Convivencia democrática y tolerancia. Movimiento contra la intolerancia. Cuadernos de análisis, 12, 1-48.

López, I. y Hernández, E. (2013). El diálogo “Habilidades para la Vida - Resiliencia”, una ojeada desde el acontecer docente educativo. Edu Sol, 13(42), 1-12. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=475748681001

Mangrulkar, L., Whitman, C. y Posner, M. (2001). Enfoque de habilidades para la vida para un desarrollo saludable de niños y adolescentes. Recuperado de http://www.codajic.org/sites/www.codajic.org/files/Enfoque%20de%20Habilidades%20para%20la%20vida%20OPS_0.pdf

Marañón, M. (2014). Enfoque de habilidades para la vida. Boletín Científico de la Escuela Superior de Atotonilco de Tula, 1(2) Recuperado de https://repository.uaeh.edu.mx/revistas/index.php/atotonilco/article/view/1430/5126

Martínez, V. (2014). Habilidades para la vida: una propuesta de formación humana. Itinerario educativo, 28(63), 61-89. Recuperado de http://revistas.usbbog.edu.co/index.php/Itinerario/article/view/1488

Maturana, H. (1996). El sentido de lo humano (8va. ed.). Santiago de Chile: Dolmen Ediciones S.A.

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura - UNESCO. (2008). Convivencia democrática, inclusión y cultura de paz. Lecciones desde la práctica educativa innovadora en América Latina. Santiago-Chile: UNESCO.

Pérez, C. (1999). Educación para la convivencia como contenido curricular: propuestas de intervención en el aula. Estudios pedagógicos, 25, 113-130. Recuperado de https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=s0718-07051999000100007&script=sci_arttext

Ponce, H. (2006). La matriz FODA: una alternativa para realizar diagnósticos y determinar estrategias de intervención en las organizaciones productivas y sociales. Revista académica contribuciones a la economía, Recuperado de https://eco.mdp.edu.ar/cendocu/repositorio/00290.pdf

Rosa, G., Navarro, L. y López, P. (2014). El Aprendizaje de las Habilidades Sociales en la Universidad. Análisis de una Experiencia Formativa en los Grados de Educación Social y Trabajo Social. Formación Universitaria, 7(4). 25-38. doi: 10.4067/S0718-50062014000400004

Schier, J. y Takase, L. (2007). “Grupo aquí y ahora”. Una tecnología leve como propuesta de una acción socio-educativa para la salud. Index de enfermería, 16(57), 60-64.

Vivas, P., Rojas, J. y Torras, M. (2012). Dinámica de grupos (material docente). Universidad Oberta de Catanya. Recuperado de https://www.psyciencia.com/wp-content/uploads/2012/11/DINA_MICA-DE-GRUPOS.pdf

Watzlawick, P., Beavin, J. y Jackson, D. (1991). Teoría de la comunicación humana. Barcelona: Editorial Herber.